Cuatro claves que Martino debería considerar para el futuro

Nada garantiza el éxito, se sabe. Sin embargo, tanto el último Mundial bajo la conducción de Alejandro Sabella, como esta Copa América que recién se va comandada por Gerardo Martino, dejan aprendizajes que en un momento se chocan y que necesitan ser considerados cuanto antes para que la Selección Nacional gane en coherencia, para que las fuentes de recambio se nutran alrededor de una misma idea y para que se reduzca el margen de error en los escenarios más cautivantes y decisivos.

1) Variables psicológicas. No se discuten las calidades de los futbolistas argentinos. ¿Quién se atrevería a plantearlo? Sólo el exitismo. Y punto. Eso sí, saltan a la vista algunos complejos que se repiten en los partidos decisivos. Los bajones de Messi cuando las finales ingresan en zona de adversidad... Las lesiones de Di María... Los capítulos negativos de Higuaín, un especialista del gol indiscutido que justo ahí se convierte en lo inverso... El cansancio muscular de Lavezzi, aunque jugó media hora menos que todos sus compañeros... Una cadena de frustraciones afecta y condiciona a cualquiera. Según parece, cuando se visten de celeste y blanco en una final, a varios futbolistas les ocurre. Es un tema para atender no sólo con los recursos primarios del “vestuario”.

2) Refresco en algunos puestos. Hubo saludables exposiciones en la Copa América. Se consolidó Otamendi en dupla central con Garay. A pesar de las irregularidades y de la desaparición en la final, Pastore se impuso como un buen socio para Messi y como una nítida referencia de lo que pretende Martino. De todos modos, el ojo del entrenador debe estar más abierto que nunca para buscar otras opciones detrás de los volantes interiores, de los marcadores laterales y del extremo izquierdo. Por suerte, el técnico mira y mira. Tiene una lista amplia (ver Martino ya tiene nuevos nombres...) en su agenda que, con seguridad, irá probando en las distintas competiciones. En este contexto, se intuyen necesarios algunos retoques.

3) Un Plan B. Seduce la idea de Martino. Está muy bien que el entrenador la defienda con uñas y dientes. Hay que darle tiempo. No es fácil jugar así. La apuesta vale y es lógica por la riqueza individual que ostenta la Selección. Hubo un avance interesante con el correr de la Copa, pero todo se derrumbó justo en la final. Se impone seguir por la misma ruta, pero a la vuelta de este golpe durísimo el entrenador debería tomarles una radiografía a todos los jugadores para saber si permanecen enganchados con su discurso con la misma fuerza que parecía hasta los 120 minutos sin respuestas contra Chile.

Eso sí, más allá de la devolución de los futbolistas, será clave que el Tata considere otro modo de jugar como Plan B, para no quedar atado a la impotencia como ocurrió el sábado, para que en definitiva no pase lo mismo que le sucedió a Sabella en Brasil, cuando arribó con una idea de plasmar un 4-3-3, terminó cambiando, padeció lesiones y bajas producciones (obvias en los momentos en que se juega cada Mundial y cada Copa América, por el cansancio con el que todos llegan) y concluyó con jugadores en posiciones inadecuadas. Aquí, en esta aventura americana, pasó algo similar. Que Martino sostenga su idea es muy bueno. Que por no cambiar pase a ser un fundamentalista, sería peligroso. Pero el Tata es inteligente y seguro buscará alternativas.

4) Proyecto común. Parece que se concretará a fin de año, pero debiera redondearse cuanto antes. Se trata de que la misma línea de la Selección Mayor baje con fuerza a todas las otras categorías: Sub 23, Sub 20, Sub 17, Sub 15... Se eligió a Martino y su pensamiento tiene que aplicarse en todos los niveles. Así se favorecerá el recambio. Así la Selección, por fin, retornará a la senda de la coherencia.