Todos los días, entre las 10 y las 13, Gastón Spotti Cajal, este chico con síndrome de Down de 17 años, trabaja junto a su maestro y mentor como guardavidas juniors: “Me gusta mucho nadar”, le cuenta a Clarín, y se apoya en el lenguaje de señas para hacerse entender, debido a que tiene cierta dificultad para hablar. Se desempeña como guardavidas junior porque es menor y este año hará el curso de socorrismo en aguas abiertas. (Daniel Cáceres)

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