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      “La Ciudad todavía tiene lugares que te sorprenden”

      Descubrió la vocación de casualidad y disfruta de sacar fotos con el celular. “La fotografía es una forma de apreciación”, dice.

      “La Ciudad todavía tiene lugares que te sorprenden”CLAIMA20141106_0014 Mirada. “Lo me más me gusta es llevar la foto a la calle”, asegura. Foto: Rubén Digilio
      06/11/2014 01:34

      Creció en Barrio Norte, al lado de la Comisaría 17. “Mi recuerdo más alucinante de ese barrio es pasarme horas y horas adentro del Centro Cultural Recoleta mirando muestras. Me encantaba, era mi paseo favorito”, comparte Gaby Herbstein. Entonces ni siquiera pensaba en la posibilidad de dedicarse a la fotografía. “Lo descubrí a los 19 y de casualidad”, dice.

      -Entonces no proliferaban las cámaras...

      -No, yo tampoco tenía. Creía que me iba a dedicar a la antropología; a la Egiptología, en realidad, pero para eso me tenía que ir a Egipto o a Israel. Mientras pensaba si estaba dispuesta a irme tantos años y mis padres me presionaban para que empezara una carrera universitaria me metí en turismo, que no me gustó nada. Pero ahí conocí a una compañera que me propuso hacer un curso de fotografía, hasta me prestaba su cámara. Por eso a la gente indecisa siempre le digo que lo importante es hacer algo, porque nunca sabés por donde viene. El día que me metí en el laboratorio flashee en colores, ver cómo iban apareciendo las imágenes del agua me parecía mágico. Y después la fotografía en sí, fotografiar, no paré.

      Su primera foto fue a una palmera en una plaza cercana a la escuela. “Descubrí que me encantaba fotografiar gente, retratar, me gustaba el intercambio que se producía. Entonces decidí poner el foco ahí. Así empecé a hacer books y me metí en el mundo de la moda como asistente de fotografía de Alfredo Willimburgh en Editorial Atlántida”, avanza. Luego los ensayos, con el foco puesto en el mensaje. “Todo surge en el camino del hacer. Me convocaron desde la Fundación Huésped y me di cuenta del poder de las imágenes para transmitir mensajes. Otro tema que vengo trabajado desde 1998 es la ecología”, explica. Y cuenta que está terminando Estados de Conciencia, un proyecto en el que trabaja desde hace más de dos años. “El calendario que vamos a presentar en diciembre tiene 13 fotos que son un avance de las tomas de esa serie. En total son 45 y forman un libro”, anticipa.

      -Tus muestras también han interactuado con la Ciudad. ¿Cómo es llevar la foto a la calle?

      -Es lo que más me gusta. El arte debería ser para todos, ¿por qué limitarlo al ámbito del museo? La muestra que hicimos en el Obelisco tenía la foto y al lado información dura como un palazo en la cabeza. Y la gente veía la foto de (Ricardo) Darín, se paraba, leía y seguía caminando. Entonces pensaba que esa persona a la que le había llegado la información de pronto no hubiera pagado la entrada a un museo y había tenido la posibilidad de acceder a eso al pasar por ahí. Era una locura de gente.

      Esta misma mañana entró al Edificio Kavanagh por primera vez. “Eso es lo que me encanta de esta Ciudad: todavía tenés lugares que te sorprenden. Y pensás: viví toda mi vida acá y nunca había entrado a este lugar. Me encanta descubrir lugares, meterme. Como ver el zoológico desde arriba, ese punto de vista es increíble”, sigue.

      -Hoy vemos cámaras y gente atrás. ¿Sos de ir retratando lo cotidiano o no tanto?

      -Pasa que mi cotidiano es acá adentro (un enorme estudio en Villa Crespo): vivo afuera de la Ciudad, tengo una hora de viaje de ida y otra de vuelta, no se da la posibilidad. Pero me desquito cuando me voy de viaje.

      -A algunos les parece bien esta masificación, a otros no tanto...

      -Hay un auge de las fotografías tomadas con teléfono que me encanta, hago muchas. Siempre sentí a la fotografía como una forma de apreciación. Cuando uno le pone el lente a un objeto y elige una cosa y no otra, lo primero que hace es darle una segunda mirada a eso que eligió. Observás, apreciás. Me gusta que la gente aprecie un plato de comida, un amigo, un momento. Y que muchos puedan expresarse con las aplicaciones y todo lo que se puede hacer también está bueno, porque ayuda a agudizar el sentido de lo estético, de la búsqueda, de esa observación. Algunos se quejan de que ‘ahora todos son fotógrafos’ y no me parece. Para mí la fotografía no va por ahí. La fotografía va por el lado de pensar qué quiero transmitir con esa imagen, cuál es la búsqueda. La cámara no es la foto, la cámara es una herramienta. Siempre repito que decir que una cámara saca buenas fotos es como decir que una guitarra toca buenas melodías. Es una herramienta. Ahora, ¿qué es una buena foto? ¿La que tiene buena técnica o la que te llega?


      Sobre la firma

      Einat Rozenwasser

      einatr@clarin.com