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      La batalla del DNU será el lanzamiento de la campaña 2019

      Contrataque. Macri convocó al Gabinete y a los legisladores que están en la ciudad a una reunión para delinear la estrategia oficial. Hay dos temas centrales: la defensa del DNU “desburocratizador” y de Jorge Triaca 

      La batalla del DNU será el lanzamiento de la campaña 2019El 16 de enero, Marcos Peña, Jefe de Gabinete, anunció una reforma en la estructura política del Ejecutivo. Ahora, encabeza el grupo que defenderá el DNU desburocratizador, la batalla que dará comienzo a la campaña para la reelección de Mauricio Macri
      28/01/2018 00:00

      Mauricio Macri tiene convocado para el martes al Gabinete de ministros, ampliado con los legisladores que anden por aquí (que no son todos). Las citaciones llegaron durante el fin de semana y el propósito es clavar una agenda de contrataque, después de un enero turbulento para el oficialismo, apabullado por la caída en las encuestas. Es algo que hiere de manera exagerada a un gobierno que sigue navegando con el viento a favor de una oposición invertebrada. El contrataque tiene dos puntas, uno es la defensa del DNU-ómnibus de desregulaciones varias, que será en febrero la bandera del Gobierno para defender su programa. La otra es el blindaje del Gabinete, y eso tiene un nombre, Jorge Triaca. El ministro de Trabajo no estará en el Gabinete del martes y aparecerá recién el 1° de febrero, cuando termine su retiro de verano. El diagnóstico de la Casa de Gobierno es que, con un febrero sin agenda legislativa, si no tomás la iniciativa política, te lo hace la oposición. En esa agenda ocupa un lugar central el DNU de desregulaciones, que es la bandera de los “ojos” del Gabinete - Marcos Peña, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui - para desplegar fuerzas y forzar a la oposición a mostrarse contra el liberalismo gubernamental. El peronismo ataca este decretazo veraniego, porque libera el embargo de las cuentas sueldo (una especie de waiver para el pagadiós de los asalariados, según los banqueros) y le saca al fondo de inversiones del ANSES, ciertas restricciones para licitaciones y para armar fideicomisos. Es decir, temas para expertos que muy difícilmente puedan calar en la sensibilidad del pueblo, que prefiere consignas más claras y sencillas. El Gobierno defenderá el DNU porque cree que es el libreto para lanzar su plataforma de campaña para 2019. Su defensa será el centro del discurso de apertura legislativa, y será una glosa de las lindezas de esa medida, que contiene el plan de su segundo mandato. La letra y el ánimo del decreto son un evangelio del mundo malo que fue y del bueno que será. Con necesidad y urgencia.

      El DNU se aprueba sin abrirlo a explicaciones por TV

      Acá hacen ruido algunas discusiones internas sobre la táctica elegida. ¿Era conveniente apurar la publicidad de ese mazacote de medidas que están explicadas apenas en los considerandos del decreto, aunque sí en la parte resolutiva, que es una mención de números de artículos de leyes y decretos, que para relacionarlos con la realidad habría que hacer un seminario? Que saliese sin preámbulos en el boletín oficial de verano, le permitió al Gobierno ganar tiempo hasta que sus adversarios se enterasen de qué se trataba. El trío “ojos” venía elaborando esta norma de desregulación desde hace más de seis meses y propusieron lanzarlo en diciembre, cuando se debatía el paquete fiscal. Los jefes legislativos convencieron a la mesa chica de que iba a hacer estallar todos los acuerdos. La guerra del DNU implica la oportunidad de abrir el debate sobre la agenda, e imponer las consignas de la plataforma Macri 2019. Para eso se constituye esta semana, el miércoles, la comisión revisora de los DNU, en donde el Gobierno tiene mayoría, o el número para que quede empatado 8 a 8, y se neutralice la intención del peronismo de voltearlo. Con el desempate del presidente de la comisión - que pelean Silvia Giacoppo y Luis Naidenhoff -, habrá dictamen de aprobación. Se hará sin hacerle caso a la oposición, que quiere que desfilen los ministros para explicar los tramos del decreto y abrir la oportunidad de un escarnio por TV, en un mes sin noticias políticas. La convoca el Senado con todos dormidos, para que esa comisión pase a votar directamente, sin audiencias, el DNU. Va a quedar un limbo para negociar, porque tendrá vigencia salvo que la oposición logre que el tema ingrese en el orden del día de alguna sesión, y junte los votos para rechazarlo. Algo que nunca ocurrió. Ahí te quiero ver, porque en un contexto de campaña, la mayoría que hay en la comisión puede no reproducirse en el recinto.

      La tentación de apostar a un triunfo en la primera vuelta

      Macri reconoce en privado, y consiente en público, que está decidido a disputar un nuevo mandato. La base es siempre la estrategia del ballotage frente a un peronismo condenado, por ahora, a una desgracia: la bandera de la unidad les hace perder. Tampoco tiene un comando unificado el peronismo, algo de lo que carece desde hace años, porque lo que les conviene a los dirigentes tomados de a uno, no le conviene al conjunto. Por eso perdió en 2015 y acumula derrotas legislativas desde 2009. En cualquier escenario, y visto con los datos de hoy, los peronistas imaginan a Cristina candidata a presidente, sin dar las PASO en el PJ, que tiene dos candidatos posibles, Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey. Eso facilita, con los datos de hoy, una victoria de Macri en primera vuelta, porque cualquier competidor peronista que tendrá enfrente será menos que lo que significó Daniel Scioli en 2015. El interés de los gobernadores peronistas por desdoblar elecciones locales y nacionales (no todos pueden) encierra la intención de escapar de ese tobogán. Urtubey sufre el deterioro de su derrota electoral ante el Pro en las legislativas, y el descuido de algunas apariciones en retablos rumbosos fuera de su distrito. El caso de Schiaretti es más interesante porque tiene la llave de doble cerrojo: Córdoba es la capital del peronismo no kirchnerista, y también aportó el voto que lo hizo presidente a Macri. Con este panorama hacia adelante es atinado que Macri empiece ya mismo su campaña presidencial y que comience a dividir aguas. El año es corto, y más si la Argentina prospera en el Mundial de Rusia; pasada esa fecha, todos estarán en campaña.

      Triaca blindado, pero por ahora no aparece

      La ausencia hasta el 1° de Jorge Triaca en su silla del Ministerio de Trabajo obedece al propósito de blindarlo en el cargo sin exhibirlo. Pese a que este miércoles se hará en el Ministerio de Trabajo la audiencia por la paritaria de los bancarios, que todos los años adelanta los líos salariales. La patronal ofrece 9%; Sergio Palazzo, que además juega su partido para quedarse con el unicato de la CGT, pone como piso 15%, que es la inflación proyectada. Quiere, por lo menos, que le cierren como hizo el “Gitano” Cavalieri, un 6% a revisar a mediados de año. “Después de todo, dicen en el Gobierno, el año pasado el aumento de los bancarios fue superior a la inflación. La negociación la apadrinará el viceministro Horacio Pitrau; Triaca no suele estar en esas tenidas, pero esta vez sería más riesgoso porque las posiciones están muy lejos.

      Nadie imagina una pelea entre el Gordo y el Flaco

      Durante el viaje que termina hoy, Macri intercambió mensajes por whatsapp con Triaca, en donde éste quedó confirmado en el cargo. No hacía falta, porque nadie imaginaba que se retirase justo ahora, cuando está bajo fuego. Lo indica la sana estrategia, pero también otras constancias. Primero, la affectio societatis: nadie imagina una pelea entre el Gordo y el Flaco. En los gabinetes el presidente y el ministro se tratan de “Che, Gordo” y “Che, Flaco”. Es un extremo de confianza que sella la relación, aunque Macri durante más de seis meses defendió la posición de Federico Sturzenegger de un manejo independiente del Banco Central, hasta que lo entregó al trío “ojos”. Fue uno de los giros más importantes en el corazón presidencial. Alfonso de Prat Gay había caído antes por pedir un corsé para Sturzenegger, a quien en su momento defendían los “ojos” y, el primero de todos, Macri, que decía que la independencia del Central era clave del prestigio del programa. El ex ministro argumentaba que había que ajustar al Central a la estrategia del Ejecutivo desde el primer momento porque, si pasado el tiempo de la crisis, fuera necesario marcarle el juego, el mercado lo vería como un reconocimiento de debilidad. Ese es el examen que le están haciendo rendir hoy al Gobierno. Final abierto.

      “Temen que, si se va Jorgito, les pongamos un IBM”

      El otro condimento que blinda a Triaca es el apoyo del sindicalismo, de quien es su representante en el seno del Gabinete. Además de las capacidades que le reconoce Macri (y que halaga desde que este Triaca era legislador de la Ciudad), está en ese puesto porque pertenece a la familia sindical. Es cierto que también tambalea como efecto de una pelea en esa familia a la que pertenece. Esta semana, antes de su regreso, el Gobierno dice que cerrará varias bocas con un informe sobre el balance de la intervención en el SOMU, y marcará la cancha pegando al “Caballo” Suárez con quienes atacan a Triaca. Con eso les abrirá espacio a quienes entraron en pánico por una salida eventual del ministro de Trabajo. Esta pluma recorrió los penumbrosos despachos de los principales caciques y había real temor a (sic) “quedar a la deriva si se va Jorgito”, que en realidad es para nosotros “un centro de atención del cliente”. ¿Tanto? Sí, tanto que hasta Hugo Moyano mandó el mensaje de que estaba a “disposición” por si hacía falta algo. Uno de los “ojos” explicó esos gestos: “Que esté Jorge es lo mejor para ellos, porque saben que, si se va, les ponemos un IBM”.


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político