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      Ni bares, ni boliches: ahora la noche se vive en galpones

      Son ex garages, talleres mecánicos o fábricas transformados en espacios de entretenimiento. Ofrecen tragos, juegos y espectáculos, en un clima relajado.

      Ni bares, ni boliches: ahora la noche se vive en galponesGalpón de Tacuara. / Foto: Martín Gianella.

      Bebidas (con la cerveza al frente), oferta gastronómica, música, teatro, un poco de deporte y una pizca de artes visuales puede ser el combo ideal para un completo plan nocturno de fin de semana. Y si a eso le sumamos un espacio amplio y alto, para disfrutarlo, la experiencia toma ribetes más saludables: bienvenidos al universo de los galpones, la oferta de ocio para los que le escapan a los boliches, recintos típicos de conciertos o bares tradicionales.

      Lo que era un garage, se transformó en Chacarita en el Galpón de Guevara, con una superficie de 1300 m2 y una altura considerable en la sala teatral en donde practican desde danza aérea y trabajos con arneses hasta ser sede, hasta este domingo, del Festival Internacional del Circo Independiente.


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      Donde antes salían y entraban autos, hoy los peatones dominan la circulación. Allí, en una tórrida tarde dominical, una fila de personas esperan para entrar a Francotiradores, una obra de teatro experimental en donde la coreografía, sonidos y luces invaden los sentimientos.

      Buenos Aires 20 noviembre 2016 el galpón de guevara en la calle 326 obra teatro Francotiradores 
foto Rolando Andrade Stracuzzi ley 11723   buenos aires  obra de teatro Francotiradores El Galpon de Guevara nuevo Teatro Independiente espectaculo teatralBuenos Aires 20 noviembre 2016 el galpón de guevara en la calle 326 obra teatro Francotiradores foto Rolando Andrade Stracuzzi ley 11723 buenos aires obra de teatro Francotiradores El Galpon de Guevara nuevo Teatro Independiente espectaculo teatral

      Antes de la obra, para amenizar la espera o después de ella, varios se agolpan en el sector de juegos, ubicado apenas se traspasa el portón central de acceso. Un grupo de jóvenes juegan gratis al tenis de mesa y otros al metegol mientras una barra, ubicada en la parte central de la antesala, despacha tragos, empanadas y pizza. “La idea es que se abran las puertas a un espacio de entretenimiento”, comenta Laura Rauch, la encargada.

      Buenos Aires 20 noviembre 2016 el galpón de guevara en la calle 326 obra teatro Francotiradores 
foto Rolando Andrade Stracuzzi ley 11723   buenos aires  obra de teatro Francotiradores El Galpon de Guevara nuevo Teatro Independiente espectaculo teatralBuenos Aires 20 noviembre 2016 el galpón de guevara en la calle 326 obra teatro Francotiradores foto Rolando Andrade Stracuzzi ley 11723 buenos aires obra de teatro Francotiradores El Galpon de Guevara nuevo Teatro Independiente espectaculo teatral

      Pero no todas son teatralizaciones en Guevara, también tienen cierta oferta musical (hace poco tocó Alerta Pachuca) y en diciembre habrá lugar para el jazz, y así capitalizar la nutrida planta de luces que domina el escenario.

      Los galpones, a diferencia de cualquier espacio configurado para el ocio, requieren de continuas mejoras y comodidades. “Ahora pondremos un par de aires acondicionados”, agrega Rauch sobre el flagelo del vínculo techo de chapa + calor.

      Se la ve cómoda a la gente en Guevara, relajada. Varios van a ver una muestra fotográfica en uno de los laterales de la sala o bien se tiran en algún puff a charlar. El “galponero” es así, descontracturado pero también dinámico, inquieto. “El clima veraniego también te da la opción de abrir más las puertas del lugar y que la gente fluya, a diferencia del invierno en donde hay que recluirse más”, completa acerca de este espacio propiedad de Mariano Pagani y PierPaolo Olcese, en cuyo primer piso del lugar tienen su productora.


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      Con espíritu cervecero. Lo que antes era un taller mecánico (con parrilla al fondo y fosa incluida), hace tres meses se transformó en el Centro Cultural El Galpón, en Palermo, un lugar con orientación a varias ramas artísticas que también tiene su veta gastronómica. “Queríamos darle una vuelta de tuerca a lo que es una típica cervecería, en dónde tomás algo y listo, para insertarlo a una oferta cultural dentro de la música y el teatro”, afirma Emilio Martin, uno de los cuatro propietarios del Galpón de Niceto.

      Galpón de GuevaraGalpón de Guevara

      La compañía Linda Linda ensayó allí la obra Rrom y hoy lo muestra cada sábado en el mismo lugar. Hay valijas, botellas, muebles viejos y aire gitano en el ambiente. Los actores interactúan con los espectadores dentro de un clima festivo.

      Color y calor (el gran problema de los galpones) al servicio del público que también puede optar por la música -los jueves hay un ciclo de blues grass acústico- y un sector de 300 m2 que al final de cada puesta se transforma en un bar con oferta gastronómica. “Convocaremos muralistas para que intervengan el espacio”, agrega Martin.

      Y esa dinámica se verá en los próximos meses con la estética de bar, y no tanto de casa, que buscan otorgarle al galpón, al que también se está “acustizando” para evitar problemas con los vecinos.

      Un galpón que antes era una maderera y en el último tiempo levantó mucha espuma. Ese es el Galpón de Tacuara, que debe su nombre a una caña de la zona donde está ubicado, en el Bajo de San Fernando. En una zona entre urbana y fabril, abrió con un fin primigenio: elaborar cerveza en cantidades industriales. “Veníamos fabricando cerveza artesanal en una escala muy baja (ipa, porter, scottish) y compramos varias ollas de 500 litros. Como no sabíamos a quién venderle la cerveza, pusimos también un bar en el mismo lugar”, resume Martín Gianella, uno de los dueños del lugar.

      Galpón de TacuaraGalpón de Tacuara

      Debido a que el bar no podía abrir el día en que se elaboraba la cerveza, sus dueños mudaron la fábrica a Martínez y no ocultaron el origen de este espacio de 300 m2 y capacidad para 300 personas. Al contrario, lo enfatizaron con cortes de fermentadores y ollas metálicas en una de las paredes y una línea de 26 canillas que emanan cerveza artesanal de todas las variedades.


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      Tiras de mesas con gente de todas las edades y un espacio al aire libre -con el agregado de un techo corredizo que respeta la estética del tinglado del galpón vecino- le da a Tacuara una propuesta dinámica para moverse sin problemas. “Varias de las mesas son compartidas. Quizás ves a otro grupo de amigos que conocés y se genera la interacción, que es lo que buscamos con esta modalidad. Nuestro público es así, se renueva constantemente. Los llamamos los galponeros”, cierra Gianella. 

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      El ámbito privado del galponeo: casamientos, fiestas de 15 y más

      En Palermo Viejo, cerca de las vías del ferrocarril San Martín, lo que varios años atrás era un corralón de materiales, hoy es una propuesta para eventos privados. Es el Galpón Milagros (Gorriti 5417) que hace seis años se convirtió en un espacio para festejar casamientos, fiestas de 15 y eventos corporativos.

      “En este último año, como mínimo, celebramos un casamiento por fin de semana. Es un galpón y tiene aire libre, la gente busca esa combinación, algo distinto”, dice Milagros Resta, la propietaria, quien además es decoradora.

      Galpón MilagrosGalpón Milagros

      Una fila de sillas, cerca de un altar, es el espacio entre árboles para una ceremonia íntima, mientras una banda toca en vivo y van llegando los invitados.

      El ruido del paso del tren quiebra un poco la tranquilidad dentro del galpón, el espacio de baile y comida, tiene un toque más descontracturado que un típico salón cerrado. “El salón tiene telas con tratamientos ignífugos en techos para una mayor aislación acústica y térmica”, describe Milagros.

      El amplio salón, con techo de chapa a dos aguas, está decorado de blanco, con flores rosas y cada mesa, en vez de números, está identificada con imágenes de grupos musicales. “Es todo personalizado, alquilamos el lugar y lo ambientamos. Todo lo demás lo contrata el cliente. ¿El precio? Por un franja de ocho horas, cobramos alrededor de 50 mil pesos”.


      Sobre la firma

      Pablo Raimondi
      Pablo Raimondi

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