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      Julio Velasco, un técnico del primer mundo: “En mi equipo quiero a obsesivos, amargos y rompepelotas”

      El actual conductor del seleccionado argentino de vóley lleva 34 de sus 65 años en Italia, donde admiran sus logros en ese deporte. Igual, echa mano al fútbol para dar ejemplos.

      Julio Velasco, un técnico del primer mundo: "En mi equipo quiero a obsesivos, amargos y rompepelotas"Un platense en Bolonia. Velasco jugó al fútbol en Estudiantes, fue estudiante de Filosofía, da charlas sobre liderazgo y se gana la vida como DT de vóley. (Cézaro de Luca)
      25/02/2017 09:27

      Yo quiero en el equipo obsesivos, amargos y rompepelotas”, dice el hombre que estudió filosofía y se gana la vida como entrenador de vóleibol. Lo dice a la salida de la librería del centro de Bolonia en la que Umberto Eco pasaba horas rastreando autores con sus estudiantes de semiología. Aquí me citó para que caminemos hasta la Piazza Maggiore y nos sentemos en el cafecito de frente a la basílica de San Petronio. Así, con vista al gótico italiano de la iglesia donde en 1530 fue coronado emperador Carlos V, el hombre que dirige desde 2014 la selección argentina de vóleibol se propone desmenuzar la ironía de su frase: “Bromeo con la obsesión porque en Argentina, si una persona es muy trabajadora, es obsesiva. No existen más los muy trabajadores. Por eso quiero obsesivos conmigo -dice Julio Velasco, 65 años de los cuales lleva 34 viviendo en Italia-. La otra cosa que se dice es que si uno respeta las reglas es amargo. Quiero entonces amargos. Y la tercera característica es que el que pretende calidad en Argentina muchas veces es un rompepelotas”.

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      Aquí, Julio es venerado por haber conquistado como DT de la selección italiana dos mundiales (90/94), tres europeos (89/93/95), cinco ligas mundiales (90/91/92/94 /95) y una medalla plateada en los Juegos de Atlanta 96.


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      -Usted es un orador buscado por empresas para dar charlas de liderazgo y trabajo en equipo. ¿La idea de equipo cambia con el tiempo?

      -Cambia porque cambia el modo de jugar. En el fútbol los roles eran muy marcados como lo siguen siendo en el voley. Pero hoy no se acepta que un atacante no haga pressing. Hasta a Messi se lo ha criticado cuando no lo ha hecho. Los defensores también atacan, los que atacan también cubren. Al cambiar eso, cambia también un poco qué significa ser un equipo.

      -¿Y qué significa ser un equipo?

      -Significa tener una idea clara sobre cómo jugar. Es una diferencia grande con el concepto de grupo. Se usan como sinónimos y sin embargo no lo son. El grupo es un conjunto de personas que hacen algo en común, sin un objetivo definido y sin roles definidos. Por ejemplo, cuando en los cumpleaños de los nenes se arman partidos de fútbol. Esos son grupos, no equipos. Todos corren detrás de la pelota y el que la tiene no la suelta hasta que la pierde. Para que ese grupo se convierta en equipo debe tener idea de lo que quiere hacer con el juego y definir roles. Después, para que ese equipo se transforme más en equipo y pueda participar en campeonatos, se tiene que poner objetivos. Por ejemplo, no descender. O ser campeón.

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      -¿Cómo se enseña a jugar en equipo?

      -A veces, fuera del ambiente deportivo, se tiene la idea de que el que juega en equipo es un buen tipo, como si fuera un imperativo ético. No es así. Ningún entrenador hace un test de solidaridad o de ética para elegir a sus jugadores. Uno elige a los mejores y lo que hace es tratar de convencerlos para que jueguen en equipo. Y el motivo por el que hay que jugar en equipo es porque conviene. Así de simple, dicho cínicamente. El deporte es un juego muy competitivo donde hay uno que es mejor que el otro. Entonces es necesario ayudar al otro porque es parte del juego. Tener espíritu de equipo no pasa por decirles a los jugadores que somos todos iguales. Cuando se arma un partido entre chicos, los dos que eligen los jugadores se equivocan menos que un director deportivo profesional. Nadie elige primero al amigo. Siempre eligen primero al mejor y último al peor. Somos diferentes. Un jugador habilidoso necesita al lado uno físico que corra por él, que pegue por él, que no deje que le peguen. Grandes jugadores como Messi, Maradona y Baggio siempre han hablado bien de sus compañeros porque eran conscientes de la necesidad que tenían de ellos.

      -En los Juegos de Río, cuando Argentina le ganó a Rusia, usted dijo: “Me preocupan más Twitter y Facebook que el próximo partido”.

      -No soy de esas personas grandes que critican el tiempo en el que viven. Yo creo que el progreso no es eliminar los problemas sino cambiar el tipo de problema. En algunos momentos esos medios como las redes sociales se vuelven complicados, por ejemplo cuando un equipo como Argentina le gana a uno como Rusia. Eso es una sorpresa. Mientras nosotros tratamos de tener los pies sobre la tierra y no nos creemos que somos de ese nivel, en las redes participa todo el mundo: parientes, padres, novias, amigos. Y les dicen a los jugadores: “Somos unos fenómenos”, “sos un monstruo”. Yo siempre les digo a los chicos: ‘Dios no es argentino. Y si lo es, está ocupado en cosas más importantes que el vóley’.

      -¿Cómo lidia con el ego de los jugadores?

      -El gran problema del ego no es que exista sino que hay que tener lucidez para discernir si es real o no. Un jugador de alta competencia debe tener un ego fuerte: el deporte es una guerra simulada. Hay que ir y ganarla. La autoestima es fundamental. El problema del ego es cuando los medios o las redes crean una falsedad, jugadores que no son los más fuertes pero todo el mundo los identifica como los más fuertes. Porque son lindos, carismáticos o inteligentes. Hay jugadores sobrevaluados y subvaluados por cuestiones que no tienen que ver con el juego. Y eso complica porque el jugador sobrevaluado luego tiene que responder en la cancha en función de las expectativas que se han creado y eso lo llena de inseguridad.

      Julio Velasco y un paseo por Bolonia, donde habló con Clarín. (Cézaro de Luca)Julio Velasco y un paseo por Bolonia, donde habló con Clarín. (Cézaro de Luca)

      -¿Cuánto tiene que ver el factor emocional en un jugador que es impecable en un contexto y no lo es en otro, como sucede con Messi?

      -No es cierto que Messi no sea desparejo también en el Barcelona. Aunque el jugador individual sea extraordinario, si el equipo no funciona bien, es difícil que él funcione bien. El fenómeno de los jugadores-imagen está creando otro fenómeno nuevo en todo el mundo. No solamente se espera todo de ellos sino que si ellos no juegan la gente no ve el partido.

      -¿El público atenta contra la idea de equipo?

      -No sé si atenta. Porque el equipo desarrolla sus anticuerpos para este tipo de cosas. Hay que saber manejar eso y no creer que si soy más popular voy a jugar mejor o si tenemos más hinchas vamos a salir campeones.

      -¿Para qué sirve un método o un sistema?

      -Para que la mente no se tenga que ocupar de todo. Para que se pueda ocupar de las cosas más importantes. Yo puedo manejar sin sistema, donde pasa el que mete la trompa del auto primero, pero llego cansado a trabajar. Si el sistema funciona bien y los stop se respetan, estoy más relajado y llego menos cansado. Eso pasa con el juego también. Muchas veces se piensa que el sistema anula la creatividad de un jugador. Eso es un mal sistema. El buen sistema permite que el jugador creativo pueda crear más.

      -¿Cuál es hoy el desafío del vóley argentino?

      -Consolidarnos. Hemos recibido demasiados elogios para mi gusto. En Río no hemos pasado de cuartos. Estoy orgulloso del equipo por cómo jugó, por cómo perdió, por cómo se presentó después de la derrota. Cuando llegué a la Argentina dije: “No puedo prometer ningún resultado pero vamos a tener un equipo del cual la gente esté orgullosa”. Y ése es un objetivo que se ha cumplido. Mantener esto no es fácil.

      -Usted habla más de fútbol que de vóley.

      -Porque algunos ejemplos son más claros. Y así no me arriesgo a hablar de cosas internas.

      -Llegó a la 9ª de Estudiantes de La Plata. ¿Le hubiera gustado hacer carrera en el fútbol?

      -Como jugador, sí. Como técnico, no.


      Sobre la firma

      Marina Artusa
      Marina Artusa

      martusa@clarin.com


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