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      Cristina espanta peronistas y Randazzo madura su decisión

      La caída del congreso provincial del PJ deja constancia de que no hay unidad posible bajo la conducción de Cristina.

      Hace seis días se derrumbó sin haberse levantado el congreso del PJ bonaerense. El detonante fue la intención de encolumnar a toda la estructura detrás de Cristina Kirchner. La jugada, muy poco sutil, se atribuye a la conducción partidaria de Fernando Espinoza, cara visible de los que prometiendo renovación están jugando a dejar todo como está. La firma de un documento condenando la supuesta “persecución política, mediática y judicial” de la ex Presidenta y convocando a una marcha para respaldarla el 7 de marzo, cuando nuevamente deba declarar como sospechosa en los tribunales de Comodoro Py, le ponían moño a esa jugada. La suspensión del congreso de Santa Teresita sirvió como constancia de que no hay unidad posible en el peronismo si es bajo la conducción de Cristina.

      Esto no impide, sino que en todo caso potencia, la contradicción que atraviesa a la dirigencia peronista en este tiempo. Cada vez hay más sectores que proponen de una vez por todas enfrentar a la ex Jefa en elecciones internas. Pero intuyen que con el nivel de aceptación popular que aún conserva Cristina podría ganar las PASO. Aunque están seguros, al mismo tiempo, que con ella se pierde la elección general por el muy amplio espectro de rechazo social que genera.

      Eso, instantáneamente, se asimila a la idea de continuidad de María Eugenia Vidal y Mauricio Macri en el poder. Ese espanto peronista al fantasma de una nueva derrota bajo las banderas y la banda de Cristina es lo que sostiene aquella contradicción.

      Un dirigente sindical comprometido con el plan renovador asegura que Ella tiene un 22% de voto duro en la Provincia, del cual se estima que 18 ó 19% es propio y un 3 ó 4% le llega desde los partidos con sello de izquierda que la acompañan. “Con eso puede juntar la mitad de los votos en las PASO del peronismo” se atribula el gremialista.

      Un punto débil extra de los complotados es la falta de una figura que pueda encabezar esa cruzada. Pero allí es, justamente, donde se apoya el entusiasmo de los últimos días. Porque en medios sindicales, entre intendentes del Grupo Esmeralda, organizaciones sociales como el Movimiento Evita y parte de la vieja dirigencia territorial -lo que antes se llamaban caudillos y punteros- crece la impresión de que finalmente Florencio Randazzo decidirá jugar en la interna, encabezando ese sector.

      El ex ministro del Interior está de viaje privado por Madrid y Roma, donde se encontraba ayer. Para la política argentina, se sabe, ir a Roma significa buscar la bendición del papa Francisco. Ese episodio santificado suele tener humilde expresión terrenal en una foto que inmortaliza el momento. Los amigos de Randazzo dicen que él no fue a buscar eso. Ya se verá.

      Mientras tanto, distribuyen encuestas de una consultora amiga que vuelan entre dirigentes peronistas. Allí se confirma a la gobernadora Vidal como la dirigente de mejor imagen (58% positiva), seguida por Randazzo y Carrió. Más atrás aparecenMargarita Stolbizer y Cristina, y después de ellas Sergio Massa y Daniel Scioli. ¿Macri? Bastante más abajo, con 39% positiva y 56% negativa.

      Quienes esperan ansiosos el definitivo del dirigente que se animó a decirle no a Cristina cuando lo quiso bajar de la interna presidencial a la Provincia, prometieron ser cautelosos. Por eso el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, salió a cruzar a Julián Domínguez quien anunció que sería candidato en la interna posiblemente aliado con Randazzo. “No es momento de hablar de candidaturas” recordó el intendente. No se hablará en público, pero en privado no se hace otra cosa.

      Por ahora sólo está claro que Randazzo iría como candidato a senador. A fines de marzo podría lanzarse un espacio que contenga a todos estos peronistas. Entre abril y mayo se definirían las ambiciones de cada uno. En junio se cierran las listas.

      Quienes empujan por Randazzo dicen que una interna contra Cristina o sus delegados podrá movilizar al electorado independiente. Y que no habrá contrapeso de las PASO de Cambiemos o el Frente Renovador, que en la Provincia irán con listas únicas. “El que gane la interna peronista va a ocupar el espacio opositor”, se entusiasman, bajándole de antemano el precio a Massa. Podrían ser un poco más prudentes, a ver si se terminan llevando una pared por delante.

      ¿Que manda a decir Randazzo? Que la única manera de reunificar al peronismo es estableciendo un nuevo liderazgo en las PASO. Que si se decide a jugar está dispuesto a enfrentar a Cristina, Scioli o a quien ella ponga. Y que hay que hacer todo a su tiempo y con prudencia, porque se estaría ante “un momento institucional delicado” por la persistencia de la crisis económica y social y los errores que encima comete el Gobierno.

      Un diputado que representa a sectores de fuerte peso social y político en la Provincia convoca a la pelea diciendo que “quedarnos quietos es subordinarnos a Cristina y al juego que tiene con Macri, donde los dos se necesitan como rivales”.

      Y vuelve sobre una idea clave: “no sé si con Randazzo ganamos la general, pero con Cristina seguro la perdemos”.


      Sobre la firma

      Julio Blanck
      Julio Blanck


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