Noticias hoy
    • Martes, 26 de marzo de 2024
    En vivo

      Los aliados ponen a prueba a Macri

      Entretelones de la reunión entre Macri y Lousteau, tras la renuncia a la embajada. 

      Los aliados ponen a prueba a MacriImágenes retro, Lousteau dejará la embajada antes de la visita del presidente a Washington.

      La pelea Gobierno-Lousteau no mata a nadie, pero ofrece una radiografía del estado interno del oficialismo en las vísperas de la decisión de candidaturas. Lo mismo brindan pujas paralelas, como la que divide a Macri de Carrió en torno a Ricardo Lorenzetti, o la que pone una distancia, ya sideral, entre Emilio Monzó y el directorio que maneja la estrategia electoral de Cambiemos. Ofrecen chispas y cohetazos sonoros, pero esa pirotecnia emboza movimientos tectónicos, lavas profundas que hierven en volcanes que vienen de tiempo atrás y pueden despertar en cualquier momento. Los protagonistas están discutiendo poder, que es más que el dinero y la fama. Tampoco son querellas de estación; exponen disidencias que ponen a prueba la solidez de la coalición que sirvió para llegar al poder, pero que tambalea cuando hay que ejercerlo. Lo más gráfico se escuchó de un inquilino del área presidencial que vigila a los tres ojos de Macri desde de un exclusivo mangrullo: “¿Vos le darías la mitad de tu casa, la que vos escrituraste con la propia, a alguien que te la viene a pedir de onda, porque sí, y que además es un socio poco confiable? ¿Un Massa, diría, aunque mejor persona? ¿Para qué, para dejarlo entrar y que después te pida todo? De ninguna manera”. Es la explicación más clara de lo que nadie verbaliza en el Gobierno, que es el rechazo de la oferta de un buen candidato como Martín Lousteau de ampliar Cambiemos, sumándolo a las listas de 2017. El mensaje es turbio: nada de democracia interna. Las listas van a dedo y no se negocian. “Hasta 2019, nada”, le dijeron cuando fue a renunciar. ¿Por qué? “Porque tu pelea con Horacio distrae de la pelea nacional, que es la que nos importa”. Eso se lo dijo Marcos Peña cuando Macri hizo entrar al despacho el lunes al jefe de Gabinete, cuando la charla entre los dos parecía haber agotado los detalles de la salida.

      Bisturí fino, crueldad florentina

      Como ocurre con Carrió y Monzó, Lousteau prefiere creer que su relación con Macri es la mejor, y que los problemas surgen cuando interviene el entorno, los “mestureros” (así llama el Poema de Mío Cid a los cizañeros que lo separaban del rey inventando diferencias para perjudicarlo). Mauricio tiene bisturí fino y crueldad florentina para estos casos. Acaricia, mima, palmea, chancea y se gana el afecto de quien entra al despacho y se encandila con esa aura de irrealidad y omnipotencia que transmite el poder. “¡Te cortaste el pelo!”. “Y.… sí… - y se mesa los rulos con las dos manos. Me lo corté en la peluquería que está al lado de la embajada, pero de arriba, porque a veces me lo dejo más largo, como Comas”. “ Sí, Comas, qué delantero, ¿te acordás?”. Y Martín, que es de Independiente, se allana al elogio de aquel ídolo boquense. Cuando le tira la renuncia, la primera respuesta: “Me hiciste perder una apuesta. Creí que para vos era más importante seguir siendo embajador que candidato”. Macri, o no conoce al personaje, o sobrevalora el cargo, dos errores. Lo demás ya se sabe: que yo te lo había dicho, etc. Con un gesto, el anfitrión hizo entrar a Peña, en quien delegó la respuesta. Hasta el 2019, nada. Mauricio, con un frío cruel que es peor que el odio, punto muerto de las almas (Discépolo), congela la mirada como diciendo: de eso se ocupa Marcos. Él mismo se señala la puerta: “ Hago lo que quieras, Presidente [lo llama así a Mauricio, aunque lo tutea], dejo la embajada ahora mismo, me quedo hasta que lo veás a Trump, o sigo un tiempo más”. “Mejor quedate hasta que yo vaya para allá, después dejás”. Alcanzó a decirle que le había preparado una reunión con legisladores del Capitolio, para darle más envergadura al viaje. “Arreglalo con Susana”. A las cinco horas, textea Marcos que se vaya ya mismo. Apelación a Malcorra, que se queja: “¿Por qué no me avisaste antes a mí?” “ Porque vos no sos mi jefa, mi jefe es Mauricio, él me dio el cargo”. “Bueno, entrega los papeles y que se encargue de todo el segundo tuyo, que se queda hasta después del viaje”. Remate: voy a estar haciendo las valijas unos 30 ó 40 días, o sea que voy a estar allá cuando Mauricio viaje a verlo a Trump. Si me necesitan, tienen los teléfonos.

      “No digan nada, si no me echan antes”

       Lousteau cree que fue leal al decirles su proyecto, y en anunciarlo antes del viaje a Washington y no después. Hace más de un mes les había adelantado a sus amigos radicales de la Capital que renunciaría en poco tiempo. Pidió que no trascendiese a la prensa: “Si eso sale, estos me van a echar antes”. También cree ser leal al no ir a los medios audiovisuales a exponer diferencias y dedicarse en sordina, hasta el viaje de anoche, a hacer “minimalismo de prensa” en una ronda de explicaciones de trasfondo, pero sin declaraciones. El Gobierno soltó los bozales y lo atendieron a Martín durante toda la semana con argumentos del tipo “este muchacho se equivocó, no puede irse de sorpresa después de la plaza del sábado y antes del viaje a Washington”. Calmo, él se mesa los rulos: confía en que el Gobierno puede volver a considerar su pedido de espacio y dejarlo competir este año dentro de Cambiemos por una diputación nacional. Les reprocha a los “mestureros” que hayan abandonado la estrategia que los llevó al poder. Cambiemos fue una ampliación del Pro con la experiencia de UNEN, y cree que es lo que tendría que hacer ahora el oficialismo, concentrando fuerzas con su candidatura en Capital y con Carrió en la provincia de Buenos Aires. ¿Me ponen a Carrió en unas PASO? Me le animo, y si pierdo he sumado. Sí, estoy dispuesto a perder. Ese sería un gesto que abriría a un juego similar en Santa Fe, en donde tampoco hay Cambiemos y la única chance es ampliar la coalición. Difícil que lo escuchen a este socio distante, cuando Monzó, que es propio y le deben mucho, insiste desde adentro también en una ampliación de la alianza que aproveche a los dos mejores candidatos que tiene el Gobierno en dos distritos clave, Lousteau en Capital y Carrió en provincia.

      Monzó insiste en que una apertura de Cambiemos blindaría la gobernabilidad de Macri; cerrarla en la pureza étnica del Pro protege la gobernabilidad del entorno, pero lo desampara al presidente. Los tiempos dirán quién tenía razón, pero esa razón costará sangre.

      "Sos un presidente de transición”

      Lousteau no encuentra motivos al silencio de Macri cuando admite el imperio de la mesa estratégica en la mandan Horacio, Marcos y María Eugenia. Es como si les cediese todo el control de su propio futuro. Quizás Mauricio se haya quedado detenido en los argumentos que le escuchó a Martín hace justo un año, en una charla que tuvieron en el aeropuerto de Washington después de la cumbre nuclear convocada por Obama. El presidente le preguntó “¿Cómo ves la economía?” “¿La de acá o la de allá?” “ No te hagás el vivo, la de allá, ¿o ya te olvidaste de todo?” La respuesta es inolvidable: “Decís que has venido a cambiar la Argentina, a producir cambios de fondos. Eso va a tener costos sociales dolorosos, como ocurrió en otros países. El problema es que vos no tenés mandato para hacer eso. Te votó la mitad más uno del país, pero el otro 49 votó por el candidato de Cristina, o sea por la continuidad”. “¿Eso qué quiere decir?” “Que sos un presidente de transición, que vas a comenzar un proceso, pero que va a haber etapas que cumplir antes de que tengas el consenso para tomar las medidas duras que hay que tomar”. Y si no fue eso, quizás fueron los reproches a la gestión Malcorra. Por aquellas mismas fechas le pidió a Macri que le indicara las prioridades dentro de los tres frentes de la cancillería: Venezuela, relación con Estados Unidos y candidatura de Susana a la ONU. ¿Por qué? Porque los tres temas al mismo tiempo son incompatibles. No, respondió Olivos, Susana ha dicho que sí son compatibles. El embajador saliente cree, como otros socios del Gobierno, por ejemplo, el ala Carrió-Negri, que el Gobierno perdió un año y la oportunidad de pararse como el líder de la región haciendo cabecera con Venezuela. Les cedió la delantera a países como Brasil, México o Chile. De eso se discutió, casi a los gritos, hace una semana en Olivos, en las horas previas a la reunión del Mercosur y del viaje de la canciller a la OEA.

      Cordero pascual para decidir candidaturas

      Estas pequeñeces abultan en la petite histoire de la interna del oficialismo, que parece trivial ante otros conflictos de superficie como los paros y los brotes que esperan para madurar (”Paciencia, presidente, las inversiones van a llegar”, le dijo el jueves a Macri el canciller de Singapur). Pero aceleran posiciones. Por ejemplo, Carrió ya mandó a decir que ella es Cambiemos sin dudarlo en la Capital. Lo que equivale a decir que está dispuesta a ser candidata en ese distrito si hay que enfrentarlo a Lousteau. Cree que éste es un representante del radicalismo porteño al que no tiene en sus oraciones, y que no hay que dejarlo avanzar. Está dispuesta a cambiar el compromiso que había tomado de ir a la provincia de Buenos Aires, de donde desbancó a Jorge Macri como candidato a senador. Esto lo decide la jefa de la Coalición este fin de semana, pleno de deliberaciones que culminan mañana lunes con un cordero que les servirá a los íntimos en su casa de Capilla del Señor. Estamos ya en tiempo pascual y para esa fecha prometió anunciar, junto a Macri, si será o no candidata, por qué distrito y a qué cargo.


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político