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    • Martes, 26 de marzo de 2024
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      La última oportunidad de Cambiemos para cambiar

      A fin de año vencen tres leyes claves para el entramado impositivo del Gobierno. Cierres de listas sin sorpresas. La Argentina obtendría un fallo favorable en Nueva York. Delicias en la sede del PJ.

      La última oportunidad de Cambiemos para cambiarEl senador Miguel Angel Pichetto espera un llamado del Gobierno para comenzar a negociar las leyes tributarias. Foto: Pedro Lázaro Fernández

      El vencimiento a fin de año de tres leyes con plazo fijo, y que sostienen el esquema fiscal de la Argentina, le dan al Gobierno la última oportunidad de cumplir con el imperativo de su lema: Cambiemos. El cierre de listas de la madrugada de hoy fue el primero de Cambiemos siendo poder, una experiencia inédita para los que se iniciaron en el Pro, pero una rutina de veteranos para sus aliados de la UCR y la Coalición. El debut distrajo a todos, al punto de que se suspendió la única reunión de Gabinete que estaba prevista para el jueves, porque los ministros estaban entregados al rosqueo sin fin. Esto le permitió a Mauricio Macri recibir informes discretos de andanzas subterráneas de su administración, que miran al tiempo que viene después de las elecciones. Inquieta la suerte de las reformas en la que Macri hace descansar la suerte de su mandato. Pero preocupa, más todavía, cómo hará el oficialismo para remendar los efectos del vencimiento de tres leyes que pierden vigencia a fin de año y que son las columnas de Hércules de la administración. Renovarlas o cambiarlas requieren algún concilio con la oposición. El partido del acuerdo tiene hoy dos afiliados, Miguel Pichetto y Ernesto Sanz, a quienes les llegan las señales de Olivos de que se alisten para encontrarle alguna fórmula a tres sistemas que caen el 31 de diciembre: el reparto de la ley del cheque, la emergencia pública y el pacto fiscal que firmó la Nación con las provincias en 2002. Negociar su prórroga o discutir un cambio, es la última oportunidad para que el oficialismo cumpla con lo dice que vino a hacer: en cambio de sistema.

      Borrón y cuenta nueva

      Difícil imaginar un paquete de tanta carga explosiva. Es como armar un país de nuevo. Es lo que prometió Macri y Cambiemos que harían. Tienen la oportunidad, porque aquel pacto fiscal, que pergeñaron para Eduardo Duhalde sus ministros Jorge Capitanich y Rodolfo Gabrielli, hasta prometió que en el plazo de un año se discutiría una nueva ley de coparticipación. Nadie imagina que la oposición dejará caer esas tres normas, porque las rentas de las provincias dependen de ese entramado legal y sus actualizaciones para asegurar sus presupuestos. Pero el fin del año será la oportunidad para un borrón y cuenta nueva. De no prorrogarse, se repondrían las viejas normas remendadas de los años 80. Tampoco es chiste el tributo al cheque –creación del Cavallo aliancista- que significa el 1,6 del PBI y el 30% va a las provincias. Representa el 6,4% del total de los ingresos de la Afip, y es el tercero en el ranking de tributos nacionales, después del IVA y Ganancias. Un chanchito para acariciar más que para reventar.

      Provincias, atadas al acuerdo

      Más delicada aún es la emergencia dictada hace 15 años, que peloteó las deudas de las provincias hasta el fin de año como secuela de la pesificación. En 2015 se prorrogó por dos años, hasta diciembre de 2017 (Ley 27200). El año pasado, en un esfuerzo excepcional de acuerdismo, se le dio más tiempo al capítulo de la “emergencia social” con una prórroga hasta el 2019 pero al costo de repartir una caja de $30.000 millones. Se salvaron con eso las “organizaciones sociales” comprometidas a pacificar las calles (Ley 27345). Las otras emergencias, que devengan superpoderes para gobernar por decreto y flexibilizaciones para contratos y licitaciones, terminan este año (Ley 25570). A dar de nuevo. “No imagino que nadie plantee caprichos porque las provincias están comprometidas en esas leyes”, me dice Miguel Pichetto, a quien nadie ha llamado aún del oficialismo. Se sabe que Macri ya habla con los suyos de la necesidad de un acuerdo con la oposición razonable, para después de las elecciones. No es momento para hablar en la superficie, y las relaciones del jefe del bloque de senadores se limitan hoy a las que mantiene con Emilio Monzó. Éste también busca un acuerdo, pero hacia adentro de Cambiemos, para seguir siendo presidente de los diputados. Sabe que el resultado electoral le dará la razón en algunas advertencias estratégicas que le ha hecho a la mesa chica de Olivos, pero no quiere hacerlas públicas para honrar el armisticio con María Eugenia Vidal.


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      Manhattan da un respiro

      Entre las primicias de Olivos hay algunas que pueden alegrarle el año al Gobierno, como la que le informaron a Macri los enviados a Nueva York a destrabar el juicio de los derechohabientes de acciones de YPF, que reclaman les indemnicen por la caída del valor que acompañó a la estatización. Este chiste le podría costar al Gobierno cerca de $5.000 millones. Pero Bernardo Saravia Frías y Fabián Rodríguez Simón regresaron con la convicción de que el tribunal del 2° circuito de Manhattan, que atendió las audiencias, se inclinará por cerrar la demanda, si acepta la posición argentina de que esa estatización fue un acto soberano de la Argentina y no una maniobra de accionarios propia del derecho comercial. Ni que lo hubiera explicado Cristina, que siempre sostuvo eso.

      Chau Lotería Nacional: festejen Lilita, Francisco y gobernadores

      La otra primicia estaba anunciada, pero puede convertirse en otra prenda de acuerdo en medio de la campaña: a fin de este mes se cierra el traspaso del juego de la Nación a la Capital y empieza el trámite para la abolición de la Lotería Nacional. Existía sólo por las concesiones del Hipódromo y de los barcos. Sin eso, el resto del juego queda en manos de las provincias, y el residual de Lotería -Prode y el Gordo de Navidad- serán derogados por ley. La reducción y hasta la abolición del juego figuran en primer lugar en las demandas de la Iglesia, y también en las plataformas de Elisa Carrió. El final del juego podrá ofrecerlo Macri en el altar del acuerdo. Los gobernadores recibirán la administración total del juego. ¿Quién cede una caja así? Eso es repartir la riqueza. Revolucionario, diría Durán Barba. Lilita (que se fue de viaje como antes de cada cierre de listas) tendrá que reconocer que Macri le cumplió el compromiso que cerraron en su primera reunión de enero de 2014, de combatir juntos el juego. El papa Francisco y el episcopado, el otro frente antilúdico, tendrá que brindarle un agradecimiento. Hasta justificaría que Francisco revisase el desaire de ignorar a la Argentina en el tour por la región de enero del año que viene, e incluyese la Argentina para una misa cantada, para celebrar el final del compromiso del Estado nacional con el juego. ¿Macri lo hizo? Pepín lo hizo.

      Cristina se queda con las amenities del PJ-Matheu

      El tumulto del cierre, como siempre, dio lugar a la vena picaresca en la que es tan fecundo el peronismo. Con apoderados y sedes cruzadas, el circuito de las agrupaciones era el jardín de los senderos que se bifurcan de Cristina de Kirchner, que armó el frente de sus militantes sin el PJ adentro, recibió las listas en la sede nacional de ese partido de la calle Matheu. El presidente del partido, José Luis Gioja, le cedió esas amenities “porque el PJ nacional no se mete en decisiones provinciales”. Pero en el mismo edificio conserva su oficina el apoderado del PJ de la provincia (y también de la Nación), Jorge Landau. Es el apoderado del frente que incluye al PJ de Florencio Randazzo, que ubicó su cuartel partidario en la sede de la UOM; este gremio y un ala importante de sindicatos lo apoya en su aventura. Como uno de los principales del sistema electoral, Landau asesora oficiosamente a todas las agrupaciones del peronismo, vayan o no con el sello PJ.

      Hacen cola para ponerla en Cambiemos

      El minué fue más suave y organizado en Cambiemos, que junta toda la inteligencia en las oficinas de José Torello en el área presidencial de Casa Rosada -el “Mangrullo” desde donde vigila todo- y en las que tienen sus acólitos en la sede la calle Balcarce. Un ejército de cerca de 200 punteros en todo el país movilizó el cierre que tuvo peripecias extremas. Por un lado, la puja de los aliados del Pro -UCR y Coalición- para colocar candidatos. La UCR forcejeó en Capital, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, para meter sus postulantes. Para el análisis fino, hay que ponerle la lupa a la decisión de privilegiar en la lista de diputados nacionales por la Capital al polemista independiente Fernando Iglesias, un rompedor, por sobre el radical inorgánico Facundo Suárez Lastra, un negociador. La UCR descontó en otros distritos en donde el Pro les entregó todos los cargos entrables. Por ejemplo, Mendoza, adonde Alfredo Cornejo y Ernesto Sanz pusieron los tres primeros puestos nacionales, y dejaron afuera a los aliados del conservador Partido Demócrata, a quienes les pagarán con cargos en el gobierno local. En esta fuerza no hay muchos problemas de fondos, no sólo porque reciben en una sola ventanilla los que vienen del Estado por el voto de elecciones anteriores, sino también porque los aportantes hacen cola para poner plata. Tanto que el Pro ha limitado los aportes personales al partido a $3 millones por año, por debajo de los $12 millones a que los habilita la ley. A eso hay que sumar el aporte per cápita de todos los funcionarios, que va de $750 a $2600 por mes como diezmo para el club. Con eso va sobrando, y todo lo concentra Santiago Alberdi, tesorero del Pro nacional, y apoderado adjunto de Torello, que camina seguro con el aporte de otro principal del sistema, Alejandro Tullio, que también los aconseja a todos. Las elecciones, en realidad, deberían despacharse en un partido de truco entre él y Landau, y ya no habría más crisis de representación.


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      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político