ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Valeria de Brito, de 36 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Brito, que ha estado usando crack por más de 8 años, dice que no le gusta el ambiente de crackland, que prefiere usar drogas en otros lugares. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Lucilene Gomes, de 44 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Andre Oliveira, de 32 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Andre vive de la recolección en las calles de objetos que pueden ser reciclados. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Carla Cristina, de 26 años, posa para un retrato mientras vende agua en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Carla Cristina vende tazas de agua con un sello de aluminio, que los adictos transformarán en pipas improvisadas para fumar crack. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Henrique Félix Santos, de 41 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland donde los usuarios pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil . Henrique, que quería estar seguro de que su nombre fuese escrito correctamente, dice que ya ha estado en esta vida durante bastante tiempo. Cuando se le preguntó acerca de sus pensamientos, respondió: “La expresión de cada ser humano es consistente con su realidad …” (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Andrea, más conocido como Loira (Rubia) posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland donde los usuarios pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Andrea dice que está casada y que tiene una casa, pero sigue volviendo a crackland debido a su adicción. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Jorge, de 35 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Madres adolescentes, conductores de camiones, padres, personas sin hogar, los que luchan con enfermedades mentales,  todo tipo de personas se pueden encontrar en cracklands. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Douglas Wallace, de 26 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil . Colectivamente, los cerca de 1 millón de usuarios de crack en Brasil son una epidemia que es muy preocupante para los funcionarios del gobierno, cuyos programas han hecho poco para detener la marcha de la droga a través de la nación. Algunos estudios recientes han demostrado que Brasil ahora consume más crack que cualquier otro país. (Foto AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. José Mauricio Oliveira, de 41 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Individualmente, la epidemia afecta a  personas de todos los ámbitos sociales, algunos de los cuales pierden sus trabajos, algunos con familias amorosas, que albergaron sueños de una vida mejor, todo  ello perdido debido a la adicción. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Patricia Sebastiao, de 22 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack de día o de noche, en Río de Janeiro , Brasil. Patricia, que tiene una hija de 2 años de edad y un hijo de 1 año de edad, está embarazada de su tercer hijo. Dijo que está de 6 ó 7 meses de embarazo. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Anderson Pereira, de 23 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Pereira lleva una camiseta con un mensaje que dice en portugués; “Nada debe parecer natural.” (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Ketlin Silva, de 17 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los usuarios pueden comprar crack de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Silva, madre de una niña de 3 años de edad, tiene un perro de juguete de peluche que dice pertenece a su hijo recién nacido prematuro que está hospitalizado. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Sancler Rodrigues, de 32 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los adictos pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Rodrigues dijo que ha estado fumando crack para 7 u 8 años. “No pensé que mi camisa negra vieja se vería bien en su foto, así que pedí prestado esta a un amigo”, dijo Rodrigues. (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Renato Dias, de 39 años, escribe en su cuaderno mientras posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los adictos pueden comprar crack de día o de noche, en Río de Janeiro, Brasil. Dias, que ha estado usando crack para unos 4 años, dice que utiliza su cuaderno como una forma de distracción. Escribe sobre superhéroes y los sueños de convertirse en uno de ellos.  (AP / Felipe Dana)

ADICTOS AL CRACK EN RIO DE JANEIRO. Eduardo Santos de Souza, de 46 años, posa para un retrato en un mercado de crack al aire libre, conocido como “cracolândia” o crackland, donde los adictos pueden comprar crack  de día o de noche, en Río de Janeiro , Brasil. Souza, padre de 8 hijos, con 4 mujeres diferentes, dice que ha reducido su consumo de drogas y tiene una vida fuera de crackland. ( AP / Felipe Dana)