Dos mil personas y dos horas de bocinazos, la manifestación contra la expropiación de Vicentin

Sin discursos ni exhibición de referencias políticos partidarias, unas dos mil personas se concentraron la tarde del sábado en el Monumento Nacional a la Bandera para reclamar contra la intervención de la agroexportadora Vicentin. El color y el ruido lo aportaron cientos de automóviles que pasaban por el emblemático lugar y que acompañaron la manifestación con bocinazos durante casi dos horas.

“Expropiar es robar”, “No somos Venezuela. Acá lucharemos. La libertad no se expropia” o “Inmorales, corruptos. Belgrano los repudia”, eran algunos de los improvisados carteles que vistieron la convocatoria.

El acto no contaba con una organización formal. Se difundió a través de redes sociales y se evitaron exhibir referencias políticas, aunque durante la manifestación algunos entonaron el “Sí se puede”, eslogan de campaña del macrismo.

Los únicos dirigentes que se dejaron ver fueron un par de concejales de Juntos por el Cambio y el diputado nacional y vicepresidente del PRO, Federico Angelini, quien apareció enfundado en una camiseta de la selección argentina de fútbol.

La concentración en Rosario tuvo un sesgo semejante al de las manifestaciones lanzadas por el sector agropecuario en 2008, durante la disputa por la resolución 125. Con un componente claramente urbano: no había presencia de chacareros o tractores.

“El país merece que lo salvemos. No podemos permitir que se lo lleven por delante”, explicaba Lucía, una señora de 77 años que posaba para las fotos con manifestantes que se acercaban para retratarse con ella y su cartel. “Señores gobernantes, la Constitución Nacional debe respetarse!!! Es la Carta Magna nacional”, rezaba su pancarta.

Además de banderas argentinas durante el acto apareció una de la firma Vicentin, lo que fue celebrado por la gente. Los bocinazos, las cacerolas y alguna campana le aportaban ruido a la manifestación.

Los carteles criticaban no sólo la intervención y el proyecto de expropiación que parece por el momento haber quedado a un lado. Además, se exhibían consignas contra distintos referentes del kirchnerismo como Amado Boudou o Julio De Vido. Incluso, a ocho meses de celebrarse los comicios en los que se impuso Alberto Fernández, un señor gritaba al paso de los automóviles “nuevas elecciones, carajo”.

En el medio se colaban los que intentaba menguar la crisis económica vendiendo banderas. “Las grandes, doscientos pesos”, aclaraba un hombre robusto a los ocasionales clientes.

La tarde tuvo, también, momentos de tensión. Antes de que comenzara el acto, podía verse a treinta metros del Monumento a la Bandera un cartel que apoya la estatización de la agroexportadora. “Fuerza, presidente! Sí a la expropiación de Vicentin”, decía el pasacalle colgado entre dos árboles. Resistió media hora hasta que alguien lo advirtió y lo retiró.

La presencia de un hombre que se presentó como defensor del comunismo y un jovencito que apareció con un cartel que apoyaba la nacionalización de Vicentin también provocaron agrias discusiones. “Andate, hijo de puta”, le gritó una señora mayor al joven mientras un grupo intentaba detenerla. “Gana él”, le explicaban para calmarla.

Cuando la gente empezaba a reunirse, sobre las cuatro de la tarde, alguien pasó con un auto y lanzó un “aguante Cristina”, lo que fue respondido con insultos. Dos horas más tarde la postal era otra: la gente se marchó en calma. Caía la tarde y el cielo estaba plomizo.

Sobre las seis quedaban apenas algunos grupos debatiendo sobre el proyecto presentado por el gobernador Omar Perotti para evitar la expropiación de la compañía. La mayoría, aunque se presentara como una "propuesta superadora", la definía como una alternativa igualmente inaceptable. "No podemos permitirles avanzar", repetían los útimos antes de marcharse.