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      Gobierno sin frenos, la quinta de Mauricio Macri y apunten a Horacio Rodríguez Larreta

      El oficialismo busca romper puentes con la oposición. La vuelta del ex presidente y el jefe de Gobierno en la mira K.

      Gobierno sin frenos, la quinta de Mauricio Macri y apunten a Horacio Rodríguez LarretaEl ex presidente Mauricfio Macri junto a Juliana Awada en la quinta Los Abrojos, donde pasaría la cuarentena, recién regresado al país.

      El Gobierno cree que aislado es más fuerte

      Para un gobierno débil el escenario de colisión con aislamiento de la oposición es una receta que puede fortalecerlo. Ese aislamiento trasmite a los demás que no tiene frenos para avanzar en lo que quiere. Anular el traslado de los jueces no tiene efectividades para los procesamientos Kirchner, porque muchos de ellos ya están en otras instancias de la justicia. Pero transmite el mensaje de que este peronismo no tiene límites ni condicionamientos. Y más importante: que hay situaciones que han perdido amparo político, como algunas decisiones de los jueces tomadas bajo el gobierno anterior. Hay un nuevo proceso y hay que resolver padrinazgos. Los que puede ofrecer un gobierno débil son precarios, y por eso conviene el gesto duro y la intransigencia. Para la oposición siempre es difícil dar amparo político, salvo en los procesos en los que se abre un futuro de triunfo y la esperanza en nuevos liderazgos. Ni el Gobierno ni la oposición pueden brindar amparo político a nadie ni a nada. De ahí la aspereza del escenario.

      Una prueba es la suspensión del viaje a Mendoza que tenía previsto Alberto Fernández para este lunes. El Presidente canceló durante el fin de semana la visita a ese territorio comanche. Se había hecho invitar el martes pasado por el gobernador Rodolfo Suarez –cuando lo recibió en Olivos junto a los otros mandatarios radicales, Gerardo Morales y Gustavo Valdés (se cuidó de sumar a esa liga al otro mandatario de Juntos por el Cambio, el macrista Horacio Rodríguez Larreta)-. Lo canceló por consejo de Ginés y del ministro Wado de Pedro. El primero le dijo que no conviene que el Presidente viaje a provincias con alto nivel de contagio. Y más cuando el Gobierno se enteró de que esa provincia podía regresar a la Fase 1 después de esta visita, y Alberto aparecería pagando el costo de la medida.

      También irritó a Olivos una frase de un intendente de esa provincia en rechazo de la “cuarentena del fracaso”. ¿A qué vas a ir? ¿Y Jujuy? Jujuy, que estaba previsto para esta semana, es otra cosa. Gerardo Morales está más dialoguista y quizá tenga premio. Se perdió ese escenario la senadora Anabel Fernández Sagasti, cuyos comilitones estaban preparando un almuerzo peronista con Alberto en una bodega. Es la predilecta de Cristina Kirchner, que derrama mieles sobre ella. En la sesión del jueves, cuando terminó su discurso en favor del DNU anti-medios, la vicepresidente -que no debe hablar porque no es legisladora- brindó por ella, para envidia de los Parrilli y los Mayans: "Muy bien, señora senadora. Muy buen discurso".

      Un Ejecutivo débil, y los otros poderes con respirador

      No hay otro plan para el Gobierno que blindar ese aislamiento, y dar el mensaje de la arbitrariedad. Con el Congreso embutido en la virtualidad, el Poder Legislativo pierde su rol de sujeto político. Deja de ser un polo de construcción de políticas, de debate a fondo de los temas, de pesos y contrapesos de intereses, para ser una botonera que depende de quién se siente a pulsar el "enter". También pierde su rol de sujeto político el Poder Judicial, que lleva medio año de feria, durante el cual sólo se han tomado medidas de emergencia, muchas de ellas de interés del Gobierno -liberalidades a procesados, demoras en juicios, etc-. La única iniciativa solvente es la de la Cámara Nacional Electoral, que se mueve para asegurar que haya elecciones el año que viene, que se cumpla el cronograma electoral, con peste o sin ella, con o sin vacuna. Ha empujado al Ejecutivo a que disipe las fantasías de suspensión de las PASO, que latían en el Gobierno desde que asumió.

      El Ejecutivo, el tercer poder, está en manos de un Presidente que parece débil, es o se hace. Transmite el mensaje de que su único interés es disputar, como los otros dos socios del vértice tricéfalo -Cristina, Sergio Massa-, espacios de control hacia adentro, para asegurarse gobernabilidad. Logra inhabilitar además los efectos de las actividades públicas -salvo las que no puede controlar, como banderazos, bocinadas y cacerolazos-. Inaugura objetivos de ocasión que buscan convertir en prioridades de interés público como si la realidad dependiera de ellas. Primero, las jubilaciones de los jueces, después Vicentin, luego la reforma judicial, ahora la conectividad. Dedica energía y tiempo a trasmitir la urgencia y necesidad de esos objetivos, que sólo buscan hacer músculo para superar su flaqueza. La que se revela en la dificultad de lograr votaciones de 2/3 en el Senado, o salir del quórum estricto en Diputados: una radiografía de la debilidad de un Gobierno que ganó en 2019 por 8 puntos a nivel nacional y por casi 14 en la provincia de Buenos Aires.

      Afilan bayonetas para forzar negociaciones

      El oficialismo aprovecha este lapso de intransigencia para sacarles filo a las bayonetas. Se apuró a hacer votar en el Senado el DNU anti-medios, que ya era válido sin la aprobación. Pero ahora es más difícil revertirlo. Es un mensaje a las empresas que administran medios, telefonía e internet para que se sienten a negociar con un Gobierno débil. Con la aprobación del Senado son también débiles ellos, porque sus empresas pasan a valer menos, quedan a tiro de sus competidores, como la TV satelital, que quedó afuera de la declaración de "servicio público". Y más expuesta a los proyectos que un sector del peronismo siempre ha alentado, como la limitación de las señales, o la tentación de la estatización de los medios privados.

      Esa idea está en la médula del peronismo, que con el primer Perón ya se apoderó de los medios privados. En los años '70 estatizó los canales de TV y durante el ciclo Kirchner avanzó con una ley de medios audiovisuales, que fue otra intervención en la actividad privada. El peronismo cree en la falacia manipuladora, que los medios le hacen la cabeza a la sociedad y que determinan al final el destino de los políticos. No hay prueba de eso, y seguramente lo que esconden esas teorías es el interés de sectores que se benefician del estatismo de medios: productores de programas, vendedores de equipos, traficantes de influencias etc. Si fuera cierta la falacia manipuladora, por el clima de opinión que reinaba en los medios antes de 2015, Macri no hubiera sido presidente, y en 2019 no hubiera sacado el 40% de los votos.

      Macri ya atiende en Los Abrojos

      Mauricio Macri se embutió en su quinta de Los Abrojos a pasar el período de aislamiento forzado por haber estado fuera del país. Se dio tiempo para algunas reuniones, como el almuerzo con el presidente (así se saludan los expresidentes) Ramón Puerta, un largo diálogo de más de dos horas sobre armados opositores para las próximas elecciones. El misionero pertenece al grupo que anima el sector Alternativa Republicana Federal (ARF), para acercar peronistas no K al frente opositor.

      La estrella de ese pergeño es Miguel Pichetto, quien, según Ernesto Sanz, es lo mejor que le ha pasado en este turno a la oposición. "Dice cosas que nosotros no podemos decir", explica el ex senador mendocino en sus raps de entusiasmo, en la mayoría de los varios zoom que mantuvo esta semana. Pichetto se resiste a hacer apariciones presenciales, para no ser víctima de provocaciones del oficialismo, y estuvo el sábado en otro zoom coordinado por el ex ministro vidalista Joaquín de la Torre, esta vez con dirigentes del PRO de Buenos Aires. Se ausentó de ese debate Patricia Bullrich, internada por el virus y apartada de los encuentros, como Humberto Schiavoni por el mismo motivo.


      Sueños de renovación

      El armado pichettista en todos los distritos avanza hacia la formación de un partido propio, que no se fusione con la sigla de Juntos por el Cambio, sino que, eventualmente, pase a formar parte de la alianza. Macri habla de "pata peronista", pero el sector rechaza eso, y responde que son "cabeza" y no pata. También sugieren que quede atrás la palabra "Cambiemos y Cambio" y que esta oposición adopte el lema "Juntos", a secas. El grupo espera alguna oportunidad de presencialidad para lanzar ARF, en el mismo lugar donde se lanzó el 18 de agosto de 1985 el Frente Renovador de Antonio Cafiero. Ocurrió en Banfield, ciudad de nacimiento de Pichetto, en la casa del dirigente Manuel Torres de la calle Larroque al 500, que albergó un acto al que asistió Eduardo Duhalde como intendente de Lomas de Zamora.

      Aquel lanzamiento enfrentó a la primera liga de renovadores con el peronismo de Herminio Iglesias. La elección fue en noviembre de aquel año y tiene miga para memoriosos: la sigla renovadora no podía llevar el nombre "justicialista" -patrimonio de Herminio- y se disfrazó de "FreJuDePa (Frente Renovador Justicia Democracia y Participación)". Cafiero encabezó la lista de candidatos a diputados nacionales. El 9° de la lista era Alberto Pierri, y entraron 11. El FreJuLi de Herminio metió apenas 3 (él, Alberto Triaca y el midista Carlos Zaffore). La elección la ganó la UCR, que metió 16 diputados, con Leopoldo Moreau a la cabeza -renovaba la banca-.

      Eran tiempos de gloria para Alfonsín, de luna de miel por el éxito del plan Austral (junio de 1985). Las fechas que estudian estos peronistas son el 8 de octubre - cumpleaños de Juan Perón - o 17 de noviembre, aniversario del regreso de Perón a la Argentina. Este nuevo envión obedece al propósito de hacer una elección ganadora de la oposición el año que viene, condición para un 2023 competitivo. Esa lista sueña con sumar tres nombres, Carrió, Pichetto y Vidal, para quitarle al cristinismo un triunfo, y consolidar el control en Diputados y también en la provincia.

      Administrar la pelea con el Gobierno

      Macri se internó en otras consultas con socios, para actualizar su membresía en la mesa de Cambiemos, a la espera de otro zoom estratégico este lunes. Omitió a algunos, como Martín Lousteau, que visitó junto a Enrique Nosiglia a Alberto en Olivos, donde escucharon ofertas de negociaciones de apoyo a la reforma judicial a cambio de cargos -procurador, Defensor del Pueblo, quizás alguna ampliación de la Suprema Corte-. Los caciques de Cambiemos llegan con una estrategia que le dé cierta eficiencia a su gesto de rechazo al envión oficialista de mantenerlos dentro del corralito de la política virtual.

      Romper relaciones con el Gobierno implicaría dejarle las manos libres para que administre las emergencias con medidas pretorianas y sin consultarle a nadie. Es lo que buscó el Gobierno al tensar las relaciones en Diputados con su rechazo a una revisión del protocolo de los debates remotos. Este había vencido el 4 de agosto pasado y lo renovó Massa el 1° en un acta de Labor Parlamentaria, que desoyó a la principal fuerza de oposición. Tampoco es la Justicia un camino seguro: puede demorar y prolongar las manos libres hasta que venga la vacuna. De todas formas, la liga opositora irá con un recurso a Tribunales, para invalidar la sesión del martes por haberse realizado sin un reglamento consensuado. La Suprema Corte ya dijo, cuando Cristina les pidió su criterio hace varios meses, que las cámaras del Congreso deciden por sí de manera soberana las condiciones cómo deben sesionar y formar las leyes.

      Primero y último objetivo: destruir el fortín CABA

      En algunos raptos de sinceridad en los pasillos de Diputados, este Máximo tiene mínimos frenos para desnudar las estrategias de palacio. Se queja de Larreta por juguetear con los afectos de la coalición oficial. "Van a arreglar con Alberto a Olivos -se lamentaba durante la semana- y después buscan diferenciarse sin que les importe nada la suerte de la gente". No hay misterios en esos dardos. El objetivo principal del Gobierno precede a la peste y es derrumbar el Fortín CABA, sede del gobierno larretista, en donde radica el principal polo de poder de la oposición.

      El peronismo gobierna la Nación y 17 provincias; la ciudad de Buenos Aires equivale a lo que es La Matanza para el peronismo bonaerense, más cuando no gobierna la Provincia. En la Ciudad domina un gobierno que desplazó al eje de poder vigente hasta 2007 y relegó al peronismo a un lugar poco significativo. Modificó el esquema de poder sobre la base del PRO y su alianza objetiva y subjetiva con la única estructura política territorial preexistente, el radicalismo. Gobiernan juntos desde aquel año, hicieron la gloria de Macri como gestor exitoso que pudo ganar, gracias a esa leyenda, la presidencia. Larreta lo sucedió con más votos y va por su segundo mandato.

      El peronismo de ñata contra el vidrio ve cómo Juntos por el Cambio sostiene la arquitectura de toda la oposición, que: 1) les niega los 2/3 en el Senado para los proyectos soñados; 2) los tiene con el agua al cuello en Diputados. Olivos es una cueva de peronistas porteños: Alberto, Béliz, Vilma, Valdés, Vitobello, Olmos, Santa María, todas víctimas del oficialismo de la Capital. Sueñan con que la peste derrumbe el Fortín CABA, pero ven que la administración local tiene los recursos y el sistema de salud que mejor aguanta la parada.

      A los codazos contra Larreta en Olivos

      Si Larreta gana esta batalla, gana la guerra. Explica el intento del Gobierno nacional, al llevar el miércoles a un grupo de médicos de la especialidad de medicina de terapia intensiva, de señalar a CABA como el malo de la película, que trampea datos y no admite el colapso. Los activistas salieron de la reunión en la residencia elogiando a Axel Kicillof, que había pedido cerrar todo en una nueva cuarentena. Brindaron en público por el gobernador, cuya queja diagnosticaron como una bocanada de aire fresco, frase inoportuna en tiempos de barbijo. Debió salir a cruzarlos el director del hospital Fernández, la perla del sistema sanitario porteño, al desmentir esas afirmaciones, que atribuyó a peleas partidarias.

      Entre esas zancadillas hay que sumar el último decreto de apertura en la Ciudad, que limitó los espacios para la apertura de los bares y restoranes. El Gobierno porteño había llevado a Olivos un plan de la actividad gastronómica para abrir locales al aire libre. Pero el decreto que salió autorizó ese negocio a las veredas, no a patios y jardines. Desairó a Larreta, que había escuchado a empresarios, sindicatos y al público, con el argumento de que cuantos más lugares abiertos se habiliten, se disipa la posibilidad de contagios. La respuesta de Olivos no fue lo mejor para el Gobierno porteño, en una ciudad cuyos vecinos se cuidan, pero esperan una apertura.

      Macri escuchó de boca de Emmanuel Macron el cuento de cómo la cuarentena en Francia había durado poco más que un mes y medio. En el almuerzo que compartieron en París, el mandatario francés se dijo sorprendido por la duración de la cuarentena argentina, que lleva seis meses bajo diversas denominaciones, entre ellas la cuarentena, que no existe, según Alberto.

      El riesgo de nacionalizar peleas locales

      ¿Qué se decide en estos jugueteos con las emergencias? Alberto agita la amenaza del botón rojo, pero ese botón no tiene baterías. La salud y el espacio público son competencias que escapan a la Nación y pertenecen a las provincias. La angurria del poder les hace cometer errores. Una de las causas de la derrota del peronismo en 1999 fue la carpa blanca de los docentes, instalada por los gremios en el Congreso. Ellos protestaban por la situación de la educación ante ese poder y ante los gobernadores representados allí, porque la educación es competencia de las provincias.

      El gobierno de Menem creyó que era contra él y se le ocurrió montarse en esa solución que fue el impuesto docente a los automotores. Generó gran antipatía del público, y tampoco aportó tanto a la recaudación. El gobierno que siguió cayó en el mismo error. Se propuso levantar la carpa, y le costó USD 660 millones a la Nación en el primer año del gobierno de Fernando de la Rúa. Su administración nunca se pudo recuperar de la sobrecarga fiscal que impidió alguna reactivación, en un país que venía con recesión desde 1998.


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      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político