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      Dilemas globales de la traducción

      En jornadas profesionales se trataron los desafíos que enfrentan los traductores ante las nuevas tecnologías, el lenguaje neutro y los dialectos. 

      Dilemas globales de la traducciónLos problemas del pasaje de una lengua a otra se reflejan en congresos y también en ficciones comoLa intérprete, protagonizada por Nicole Kidman.

      ¿Cómo inciden las variedades regionales cuando se traduce literatura o humanidades? ¿De qué manera se respeta la idiosincrasia de cada país o región?¿Cuáles son los desafíos del traductor en un mundo globalizado? Estas cuestiones se abordaron en las Jornadas Internacionales de traducción comparada “Variedades regionales en las lenguas de traducción”, que se desarrollaron del 20 al 22 de septiembre en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la Ciudad de Buenos Aires.

      En los diferentes paneles se profundizó sobre las dificultades de mantener el espíritu de los textos al traducirlos a otros idiomas, así como sobre las variedades dentro de una misma lengua: no es lo mismo el español de México que el de la Argentina o el alemán de Suiza que el de Alemania.

      “Hoy nadie en el mundo árabe vive de la traducción literaria, siempre se está haciendo otra cosa y la traducción se hace por amor o por pasión”, explicó Shadi Rohana, un joven traductor palestino residente desde hace varios años en México. “Hoy hay como una apariencia de que la traducción es más fácil de lo que era antes. Por las tecnologías y por el mundo globalizado se piensa que todos pensamos lo mismo, que tenemos los mismos intereses, las mismas preferencias y la verdad es que no. Vemos traducciones pobres porque no se les da el trabajo y el esfuerzo necesarios, porque la traducción requiere mucho trabajo, esfuerzo, y una lectura muy atenta, además de capacidad de oír al otro con mucha atención”, dijo el traductor árabe en diálogo con Ñ.

      Mantener el alma del texto original es otro de los grandes desafíos de la traducción literaria: “Lo primero es distinguir cuál es el alma del texto, porque puede ser el contenido, puede ser lo que le pasa a un personaje, a un colectivo, o puede ser el ambiente, el entorno; pero a veces el alma puede ser el lenguaje mismo, esto ocurre en la poesía pero también puede ocurrir en la novela”, explicó Rohana, que introdujo a la lengua árabe a autores latinoamericanos como Fernando del Paso, Rodolfo Walsh, Yolanda Oreamuno y Roberto Bolaño. Los comunicados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) llegaron a leerse en su lengua materna gracias también a sus traducciones. Miembro de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios, es también profesor de Literatura y Lengua árabe en El Colegio de México.

      “Yo creo que mantener el alma del texto que se traduce es el resultado de un compromiso entre el respeto al texto que estás traduciendo y la legibilidad de ese texto en la lengua a la que traduces, requiere una lectura muy atenta por parte del traductor y por otro lado, otro tipo de conocimientos de tu lengua materna y de la de traducción y de las posibilidades que tienes como escritor, puesto que eso es lo que es en realidad un traductor literario”, reconoció Juan Jesús Zaro, traductor de Málaga. Para Zaro es importante debatir sobre cómo se traduce al español porque no hay uno solo, no es igual el de España, que el de la Argentina, o el de otro país de América Latina.

      “Las variedades del español y su relación con el español neutro se vienen discutiendo en la Argentina y en Hispanoamérica desde hace años, tanto entre autores como entre traductores. Y en relación a las editoriales, algunas prefieren usar las variedades regionales pertenecientes a la cultura en que están insertas (en México con marcas mexicanas, en Argentina o en Uruguay con marcas rioplatenses, por ejemplo)”, explicó Estela Consigli, traductora literaria, vicepresidenta de la Asociación Argentina de traductores e intérpretes(AATI) y una de las organizadores del encuentro.

      Según Consigli, la gran mayoría de las editoriales apuestan al español llamado “neutro” que no existe en el habla de nadie, ya sea porque lo consideran mejor estilísticamente o por razones de mercado (si la distribución llega a otros países de habla hispana, prefieren no “chocar al lector” con una forma que le es ajena). Y también hay posiciones intermedias, por ejemplo, algunas editoriales no permiten traducir con el voseo rioplatense, pero sí utilizar una sintaxis y algunos léxicos de la región.

      Entre los objetivos de las jornadas, las variedades de las lenguas ocuparon el centro de los debates: se profundizó sobre las diferencias del inglés (Estados Unidos, Australia y Reino Unido), las del alemán (Suiza, Austria y Alemania), las del francés (Francia, Canadá y Suiza), y también se planteó si existen o no diferencias en el árabe, el chino y el quechua.

      Las exigencias del mercado editorial fue otro de los grandes temas: “Dependemos mucho de la realidad del mercado que no está atravesando su mejor momento, pero es muy llamativo ver que, en general, las editoriales que más traducen son las más pequeñas y las medianas, con las que además, en general, se puede dialogar mejor y llegar a acuerdos”, dijo Consigli.

      “Me gustaría que los editores entendieran que la calidad en las traducciones es importante y que se tendría que pagar un poco más porque no es verdad que los lectores no diferencian una mala traducción de una buena”, señaló Gina Maneri, traductora del español al italiano.

      Desde 1989, Gina ha traducido a autores argentinos como Juan José Saer, Jorge Barón Biza, Marcelo Figueras, Sylvia Iparraguirre, Adolfo Bioy Casares y José Pablo Feinmann. Además, se desempeña desde 1996 como profesora universitaria de traducción y es coautora de Internet nel lavoro editoriale. En sus palabras: “Cuando se traduce un texto no se traduce un conjunto de palabras, se traducen ideas, mundos y, me parece, que es mucho más importante serle fiel al autor en las intenciones que en las palabras, para transmitirle al lector lo que es el espíritu del texto con las expresiones que mejor le llegan en su lengua”.

      La identidad en conflicto

      ¿Para la nación o para el mundo?, fragmentos de las conclusiones de la conferencia de José Luis Moure, presidente de la Academia Argentina de Letras “La historia de las lenguas prueba que la dialectalización es un fenómeno inevitable. En todo momento coexisten fuerzas centrífugas, que promueven la dispersión, y centrípetas, que las neutralizan. Las centrífugas son esencialmente más lingüísticas que socioculturales (el avance de la variación lingüística, que se produce en el espacio y en el tiempo), aunque el proceso puede ser abonado o fomentado deliberadamente por razones extralingüísticas (reformas ortográficas unilaterales). La economía, y el mercado, que es su brazo armado, son factores inevitables de la realidad. Un escenario complejo como el del mosaico policéntrico del español no ofrece soluciones sencillas. El ejercicio de la traducción no puede desentenderse, por legítimo que sea el sentido de identidad lingüística del profesional, del hecho de que forma parte de ese escenario, en el que existen condicionamientos tácitos. La alternativa sería una y clara: promover tantas traducciones del mismo producto como polos o incluso centros lingüísticos existen en el mundo del español, pero como alguien tendría que pagar esa labor multiplicada, me temo que sea económicamente imposible. No puede descartarse, sin embargo, que la necesidad de trasladar obras de la literatura contemporánea, en las que se ha venido incrementando notablemente el empleo de expresiones de las tradiciones discursivas populares de cada lengua, fuercen esa solución, si no se quiere recurrir a una anotación desmesurada de los textos.

      En el caso de una traducción que la editorial confía a un corrector para que adecue la variedad lingüística original a otra de alcance diferente o más vasto, acaso debería exigirse que el procedimiento se haga constar explícitamente y que se haga figurar también el no


      Sobre la firma

      Ines Hayes