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      La crisis de la economía iraní dispara rumores sobre el futuro del presidente

      Aluden a presiones para la renuncia del moderado Hassan Rohani. El acuerdo nuclear es uno de los ejes del conflicto. 

      La crisis de la economía iraní dispara rumores sobre el futuro del presidenteDiscusiones. El presidente de Irán, Hassan Rohani (centro) se presenta ante la prensa en Teherán (AP).
      Redacción Clarín
      15/07/2018 17:26

      Las presiones por la crisis económica sigue limando la credibilidad del presidente iraní Hassan Rohani. Este domingo, los medios locales se inundaron con rumores sobre una supuesta e inminente renuncia del mandatario, sumamente golpeado por el abandono de EE.UU. del acuerdo nuclear con Teherán, que fue defendido por el jefe de gobierno ante la oposición de los sectores más conservadores.

      Rohani se reunió de urgencia con el líder supremo, Ali Jamenei, con quien habrían analizado soluciones a la crisis económico-financiera. Jamenei -con poder de veto sobre todas las decisiones del Ejecutivo iraní- reiteró este domingo su reclamo de garantías a los países firmantes del acuerdo nuclear (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China) para continuar con la implementación de ese compromiso y lograr la permanencia de Teherán.

      Reunión. El presidente Rohani (centro) con el jefe de Justicia, Sadegh Larijani (der.) y el vocero del Parlamento, Ali Larijani (AFP).Reunión. El presidente Rohani (centro) con el jefe de Justicia, Sadegh Larijani (der.) y el vocero del Parlamento, Ali Larijani (AFP).

      La venta del petróleo es uno de los principales requisitos de Irán. Las sanciones sobre el sector energético alentadas por Washington tras su retiro en mayo pasado entran en vigor el próximo noviembre y la Casa Blanca ya ha amenazado con que castigará a todas aquellas empresas que a partir de esa fecha continúen haciendo negocios con Irán, sin hacer excepción alguna.

      Los rumores sobre la dimisión de Rohani surgieron con fuerza esta semana antes de una importante reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, porque las negociaciones en el Kremlin no las llevó a cabo su canciller, Mohammed Yawad Zarif, sino el asesor de política exterior de Jamenei, Ali Akbar Velayati.

      Tras la devaluación de la moneda en más de un 50 por ciento en los últimos meses, y un desempleo que podría subir del actual 13% al 20 para fin de año, la continuidad de Rohani ha sido puesta en cuestión no solo por los sectores más conservadores que torpedean su gobierno tras el abandono de EE.UU. También han surgido críticas de muchos de sus seguidores, ante la dimensión de la crisis económica. A ello se suma una aguda escasez de agua en algunas provincias con temperaturas que rondan los 40 grados. La situación generó protestas en las últimas semanas.

      La decisión de Estados Unidos de abandonar el acuerdo nuclear y las nuevas sanciones que aplicará Washington contribuyeron a ahondar la crisis. Las voces más conservadoras acusan a Rohani de haberse equivocado con el acuerdo nuclear firmado en 2015 y de hundir al país en una crisis tras la salida del mismo de Washington.

      Los reformistas del Parlamento siguen apoyando al presidente pero le exigen cambios radicales en la política económica. La salida de la Casa Blanca del pacto nuclear, con la que amenazó durante meses el presidente estadounidense, Donald Trump, vino acompañada de una reimposición de sanciones destinadas a ahogar la economía iraní, que el resto de firmantes del pacto intentan contrarrestar con medidas que todavía han de demostrar su eficacia.

      Teherán advirtió que, si se retira del pacto porque Europa no cumple con sus garantías, reanudará su programa atómico, incluido el enriquecimiento de uranio al 20 %, aunque insisten en que sus fines siempre han sido pacíficos. Para no llegar a este punto, exigieron el compromiso de que sus exportaciones de petróleo y gas no sean afectadas y de que continúen las transacciones comerciales.


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      Los cancilleres de los cinco países firmantes del pacto se comprometieron a preservar los canales financieros con Irán y las exportaciones de petróleo y gas, incentivar más inversiones y apoyar a los agentes económicos que cooperan con Teherán.

      Desde hace varios meses, las protestas en las calles han brotado en todo el país. Hace tres semanas, los mismos temores encontraron eco en el Gran Bazar en Teherán, que cerró sus puertas por primera vez en 40 años como medida de huelga y descontento con el curso de la economía del gobierno islámico.w


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