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      Contra la corriente: la experiencia del maíz orgánico en pleno sur cordobés

      Muy cerca de Río Cuarto, Enrico Cresta realiza una rotación agrícola ganadera sin uso de insumos químicos desde hace 25 años. Pide más tecnología.

      Contra la corriente: la experiencia del maíz orgánico en pleno sur cordobésFoto: EFE/ Zsolt Czegledi
      Redacción Clarín
      23/08/2018 16:59

      No usa híbridos Bt, no aplica glifosato, tampoco glufosinato ni otros agroquímicos. Lo que produce Enrico Cresta es maíz orgánico cien por ciento. ¿Dónde? Ni en Machu Pichu ni en una aldea del Bolsón. El campo de este bioquímico intrépido está en pleno sur Cordobés, muy cerca de Río Cuarto, donde el cluster maicero nacional alcanza su máximo nivel de desarrollo. Ahí, en 450 hectáreas, Cresta nada contra la corriente desde hace nada menos que 25 años, y esta semana contó su experiencia ante una audiencia atónita en el XI Congreso Nacional de Maíz.

      En pocas palabras, su planteo es una rotación agrícola ganadera con el maíz y el trigo como cultivos centrales y alternancia con praderas perennes para sostener un planteo de cría de 450 vientres con venta de terneros. “La ganadería es lo que funciona como puente para la fertilidad”, explicó Cresta, quien forma parte del Movimiento Argentino de Productores Orgánicos (MAPO) y desde el comienzo de la disertación dejó claros sus principios: “Está bien criticar con fundamento, pero lo más importante es tomar la responsabilidad para hacer lo que uno piensa. Es un camino complejo pero lleno de satisfacciones”, dijo.

      Enrico Cresta, productor orgánico en el sur de Córdoba.Enrico Cresta, productor orgánico en el sur de Córdoba.

      Según comentó, en el país existe una ley orgánica y es el Senasa el responsable de manejar esta normativa que está en línea con las normas vigentes a nivel global, lo que les permite a los productores locales comercializar con el mundo. “Tenemos un prestigio muy alto en la producción orgánica en el escenario mundial”, aseguró.

      ¿Cuáles son las características del maíz orgánico en la zona pampeana? Cresta enumeró cinco reglas básicas: producir sin herbicidas, producir sin insecticidas de síntesis químicas, no usar fertilizantes de síntesis químicas, no usar semillas transgénicas y construir un sistema sostenible en el tiempo y que sea rentable.


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      Nada fácil, está claro. Pero hay que destacar que Cresta no está solo en la cruzada. Desde 2004 existe el grupo Pampa Orgánica, que fue creado por iniciativa del INTA Pergamino y funciona como un grupo de Cambio Rural. Entre sus características principales, Cresta destacó que se trata de un sistema de tecnología abierta, y que además de la certificación cuenta con el aval de los propios participantes que visitan los campos.

      Los rindes de Cresta rondan los 45 quintales.Los rindes de Cresta rondan los 45 quintales.

      Yendo a lo concreto, en el tramo de la charla que más interesó a los asistentes al Congreso el productor contó los detalles de su producción de cultivos. “El trigo, al ser invernal, resuelve de una manera más simple el principal problema de la producción orgánica, que es el manejo de las malezas”, explicó Cresta. Con el cereal, a nivel comercial empezaron con la exportación pero desde hace unos años el mercado interno también se muestra muy atractivo.


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      En maíz, el tema es más complejo pero no imposible. “Una de las estrategias es usar verdeos de invierno. Trabajo en terrenos arenosos con mucha incidencia de malezas como sorgo de alepo, gramón, chamico… El verdeo de invierno es fundamental. La rotación más clásica es cuatro años de alfalfa y cuatro de agricultura -dijo-. El maíz es un eslabón de un sistema productivo. Son maíces de primera pero con fecha de segunda, utilizamos altas densidades de siembra y una de las estrategias clave, para manejar el régimen hídrico complejo, es mandar la parte de más alto requerimiento hídrico del cultivo a febrero marzo, cuando la disponibilidad de humedad es mejor y la evapotranspiración baja. Hace siete años la expectativa de rinde era 30-35 quintales y hoy la levantamos a 45 quintales y tenemos resultados económicos interesantes”.

      Cuando Cresta reveló su rinde, sensiblemente menor a los promedios de su zona, se percibió cierta caída en el entusiasmo del público. Pero el productor enseguida redobló la apuesta. “Hablar de rendimiento es casi imposible porque está estrechamente ligado a la condición agroecológica climática de cada lugar. La variabilidad es altísima. Lo importante es el margen bruto”.

      Ahí la cosa se pone interesante, ya que desde hace varios años se mantiene un buen precio internacional para el maíz orgánico. Actualmente ronda los 230 dólares por tonelada, un 50 por ciento más que un maíz convencional, por lo que el rinde de indiferencia es de solo 20 quintales y un rinde de 45 da un margen atractivo.

      “De todos modos estamos hablando de rindes bajos, y lo que nos falta es tecnología”, reconoció Cresta para la sorpresa de varios. ¿Tecnología? ¿No eran orgánicos? “Hay un pensamiento de que el orgánico le huye a la tecnología, pero no es así. El tema es que las tecnologías que ofrece el mercado, asociadas a la siembra directa, no nos sirven. El problema de semillas es gravísimo, porque es difícil obtener híbridos libres de GMO. Ayer me enteré que el Cimmyt tiene híbridos nativos con resistencia a diatraea y cogollero, eso es algo extraordinario. Necesitamos materiales libres de GMO y adaptados a los sistemas de producción orgánica”, dijo el productor.

      Y para concluir afirmó: “Hoy ya no es una utopía. Hay dificultades, tenemos que mejorar rendimientos, pero funciona. Si la mejora de rendimiento aumenta la oferta y baja los precios, no es problema. La idea es convertirse en un eslabón de un modelo productivo alternativo”.


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