Noticias hoy
    En vivo

      Bolsonaro: una vieja ideología remozada

      Una combinación de circunstancias adversas para las mayorías ciudadanas, instituciones políticas que funcionan mal, sistemas económicos incapaces de brindar mejoras duraderas, y líderes personalistas, audaces y simplistas, están favoreciendo un ascenso triunfante de visiones excluyentes y retrógradas de la humanidad.

      Bolsonaro: una vieja ideología remozadaSeguidores de Bolsonaro, este 28 de octubre de 2018, mientras esperaban el resultado de la elección presidencial en Brasil. AP Photo/Nelson Antoine

      El ascenso de Jair Bolsonaro en el universo electoral brasileño provocó tal sorpresa que dejó sin aliento a más de uno. Al constituir un fenómeno que va más allá de Brasil, obliga a formular nuevas preguntas frente a un mundo que sigue trayendo un mix de avances y retrocesos, que las viejas ideologías no parecen haber contemplado.

      En distintos ámbitos, se esgrime que el problema no es el líder. Entonces, se buscan las causas de su emergencia en las condiciones que llevan a candidatos críticos del sistema, a convocar multitudes y mejorar sus performances electorales. Ocurre en América Latina pero también en regiones que se creían a salvo de ellos; en lugares donde se pensaba que instituciones sólidas y capitalismos estables serían capaces de impedir que, estas estrellas, brillaran en el firmamento político.

      Nada de eso sucedió. Más todavía, un fenómeno de gran alcance se impone ante nosotros. Países con larga, exitosa y verdadera tradición de estados de bienestar, como Suecia, ven el remonte de partidos que hasta hace poco mostraban en su simbología la esvástica nazi. Una combinación de circunstancias adversas para las mayorías ciudadanas, instituciones políticas que funcionan mal, sistemas económicos incapaces de brindar mejoras duraderas, y líderes personalistas, audaces y simplistas, están favoreciendo un ascenso triunfante, en términos electorales, de visiones excluyentes y retrógradas de la humanidad, y una redefinición de la nación en medio de la nueva ola globalizadora. De cara a la cuarta revolución industrial y a un diseño de familia impensable treinta años atrás, el pasado atrapa a varias naciones en un inimaginable regreso a sus fuentes.


      Mirá también

      No son líderes con un discurso antipolítica, como suele afirmarse. Han emprendido una cruzada no sólo contra derechos reconocidos en las últimas décadas, sino también contra los partidos políticos tradicionales, propio de un antipartidismo rampante. Sus argumentos sobre la corrupción gubernamental y las divisiones facciosas que ignoran los verdaderos intereses de la nación, encuentran eco en la opinión pública. Jugadores importantes como los medios de comunicación y las redes sociales, sumados a una ciudadanía híper conectada, hacen que las organizaciones políticas ni construyan sus líderes ni sean la única  mediación entre ellos y la sociedad (no al menos la más relevante). Su deterioro beneficia a quienes prometen, en 280 caracteres (Twitter), soluciones sencillas a problemas complejos.

      En base a diagnósticos falsos, determinan al culpable del mal que la gente siente como su problema más acuciante: corrupción, inseguridad, o estancamiento del país. Por eso enfocan en un tema rentable desde el punto de vista electoral. Así, frente a la inseguridad, Bolsonaro anuncia que los militares acabarán con ella. Encabezando los operativos, Rodrigo Duterte se propone terminar con el narcotráfico y la delincuencia en Filipinas.

      Por lo tanto, si los partidos no se adecuan a los nuevos desafíos, nada asegura el fin de los salvadores mesiánicos que ponen en jaque a la democracia representativa, principalmente por tres rasgos que sobresalen en ellos. El autoritarismo que se refleja en su pretensión de concentrar poder personal, bypaseando las instituciones y las reglas.

      Barco de la ultraderecha recorre el Mediterráneo para evitar que arriben migrantes.Barco de la ultraderecha recorre el Mediterráneo para evitar que arriben migrantes.

      El nacionalismo que plantea el regreso a una nación violentada. Y la confrontación permanente, que promueve una visión totalizante de la política, por la cual el adversario no es alguien que piensa diferente sino un enemigo. Para lograr su derrota, lo señalan, lo degradan y lo extienden a todo el que se oponga.

      En nuestra región, la historia es vieja. No nace con la derecha nacionalista simbolizada en Bolsonaro. Para no ir más atrás, desde Hugo Chávez en adelante, muchos jefes de estado pertenecientes al llamado “giro a la izquierda” del nuevo milenio, han concentrado todo el poder personal que el sistema les permitió, han denominado enemigos a sus rivales, demonizándolos constantemente, han vilipendiado a los partidos tradicionales –en algunos casos siendo incluso parte de ellos--, y han ido contra la prensa no oficialista cada vez que han podido.

      ¿Hasta qué punto estos antecedentes arraigaron en Brasil para llevar a Jair Bolsonaro a la presidencia?

      María Matilde Ollier es decana de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM


      Sobre la firma

      María Matilde Ollier
      María Matilde Ollier

      Politóloga y magister en Ciencias Sociales, es Decana de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín