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      Cristina desequilibra por temor a divisiones peronistas

      Oratoria fogosa. La vicepresidenta pidió no pagar al FMI y apoyó a Venezuela para cohesionar a la propia tropa. El sueño de gobernar un país en default y ajuste. El papel de Gray y el fantasma de Duhalde en Buenos Aires. El rol complicado de la Argentina en los bancos regionales.

      Cristina desequilibra por temor a divisiones peronistasCristina Kirchner junto a Axel Kicillof y Máximo Kirchner en un acto en Las Flores por el día de la Memoria. La vicepresidenta habló para la tribuna y eso se sintió en la economía.
      27/03/2021 12:01

      El espectáculo de luz y sonido que apabulla con reapariciones de campaña - los escritores Macri y Cristina – y no deja ver con claridad corrientes subterráneas que son más inquietantes, y tienen más importancia por su capacidad de construir futuro. Una es la insistencia de la vicepresidente por reflotar banderas como Venezuela y el FMI, que son mensajes a su propia militancia. Solo se explica por la necesidad de disipar cualquier señal de división que pueda surgir en el peronismo, en particular en su distrito. Una disidencia dentro del oficialismo resiente su competitividad en las elecciones de octubre, en las que el peronismo tiene como objetivo de renovar, con una sola lista, las 19 bancas que ganó con tres listas en 2017. El énfasis en levantar esas banderas, que tienen como clientes a los mismos votantes del peronismo, puede justificar lo que arriesga. Por ejemplo, el golpe que sus dichos sobre la deuda con el FMI les dio a los bonos y al riesgo país. Si algo debe haber aprendido Cristina es que ella es un factor de desconfianza en el público que mira, cada vez que menea las varas de su abanico, hacia el dólar. Para decirlo directo: la incertidumbre que transmite se paga con inflación y pobreza. Es el precio de hablarle con palabras ya conocidas al mismo público. ¿Para qué hacerlo? Sólo se entiende si hay un objetivo superior: mantenerlo unido y que huyan de cualquier tentación de división.

      Funambulismo de campaña

      Como los funámbulos, Cristina apoya estas apariciones en los prejuicios de sus adversarios y sus críticos, que se declaran sorprendidos por sus recitales. ¿Cómo sorprenderse de que hable en un acto si es vicepresidente? ¿A quién puede llamarle la atención que diga que la Argentina no va pagarle al FMI? Siempre dijo lo mismo. Nunca va a estar en esa foto de pagarle al FMI. Pertenece a un gobierno que basa su gestión en una fórmula soñada: un país en default con un programa de ajuste. Se viene escribiendo desde antes de la campaña de 2019. Cristina nunca va a pagar mientras gobierne. El peronismo tuvo siempre como programa "el sueño del pibe": un país en default con un programa de baja del déficit, o sea el plan de ajuste. Lo heredó de Macri y lo continúa Guzmán con los ajustazos que significaron las leyes de emergencia y de endeudamiento que les facilitó la oposición en los primeros meses de esta administración, el recorte a la actualización de las jubilaciones y el aumento de más de una decena de impuestos. Eso significa gobernar sin pagar nada durante 4 años - lo lograron ya con los bonistas privados - usando la plata que se debía y profundizando el ajuste.

      La nubosidad variable de las encuestas

      La inquietud por el resultado de las elecciones en el Congreso Nacional es lo que más preocupa al peronismo. Explica esa salida de Cristina del 24 de marzo a agitar las banderas de Venezuela y el FMI como espantapájaros cobra la oposición. En todos los países, y también en la Argentina, los políticos apelan a los temas de política exterior cuando necesitan oxígeno en su política interior. En la provincia de Buenos Aires, distrito de Cristina, es donde más riesgo corre el peronismo en las elecciones. Cualquier signo derrotista puede precipitar nuevas divisiones, y ella ha probado en carne propia que, si se divide, pierde elecciones. La sucesión de encuestas de marzo señala que la mayoría del público está más cerca de votar a candidatos y partidos de la oposición que del oficialismo. Aunque presumen de ser muestras nacionales, expresan las tendencias de la región metropolitana, que es donde más arriesga el peronismo – en las provincias del interior donde gobierna, el panorama es más estable, seguramente el voto favorecerá a los oficialismos. Según esas encuestas domina el escepticismo en el segmento cualitativo sobre alguna mejoría de la economía en el futuro.

      Sombras de Gray (y fantasmas duhaldistas)

      Cobran forma, con esas señales, las sombras de Gray (Fernando), el intendente rebelde de Esteban Echeverría que está dispuesto llevar hasta el final su disidencia con la nueva conducción de Máximo Kirchner. Detrás de esas sombras ominosas de división se alza otro fantasma del pasado, el grupo de Eduardo Duhalde, que también impugnó ese adelantamiento cristinista de la nueva conducción del partido. No hay que engañarse con la dimensión de estos adversarios - Gray es copresidente del partido, no un dirigente barrial y Duhalde connota una franja amplia del peronismo de la nostalgia. Tampoco hay que mirar si Gray o Duhalde arrastran muchos votos; lo que importa es que expresan el modo de muchos peronistas sobre la capacidad ganadora del cristinismo extremo, y que pueden preferir bajarse de este tren que se puede desbarrancar en un puente no tan lejano.

      FMI: corolarios del Teorema de Bein

      Estos gestos públicos significan la postergación del debate de fondo para privilegiar la pelea electoral. El oficialismo tiene que aferrar voluntades detrás de su chance en las urnas, y está obligado a echar mano de banderas de unidad – Venezuela, el FMI – aunque muestre señales de desorganización entre sus enviados a Washington: el ministro Guzmán, anunciando la voluntad de negociar de Alberto, mientras se escuchaba el discurso rompedor de Cristina en Las Flores. Estas algaradas les dan razón a corolarios del teorema de Bein. Este economista, Miguel, ha consagrado su teoría del zig zag de la política económica entre años pares por la Patria, y años impares por el Pueblo. En los pares, que es cuando no hay elecciones, los gobiernos pueden ensayar medias de ajuste, en beneficio del interés y la salud del sistema. En los años impares, con urnas, los gobiernos tienen la oportunidad y la necesidad de soltar la mano y aumentar el gasto para buscar adherentes. El corolario lo alimenta esa contradicción entre los funcionarios y el FMI: el zig zag ya no es solo entre años pares e impares: tarifas y dólar para arriba en los pares; congelados en los impares electorales. También es al interior de cada año y en la actualidad, al interior de cada semana y aun de cada día. A la mañana buscamos, dice en estas horas Bein, un acuerdo con el FMI y a la tarde lo denunciamos penalmente.

      Tambalea la herencia de Trump en el BID

      No es el único frente externo en donde el gobierno hace músculo. Sus personeros han tomado en serio las palabras del titular del BID Mauricio Claver-Carone sobre que el FMI le dio créditos a la Argentina para que Macri ganase la reelección. Esa peregrina idea- de que el dinero arrastra a la política o que el FMI puede traerle suerte a alguien - es difícil de creer. Pero es una oportunidad para matar a este mensajero que, además, es parte de la herencia recibida por Joe Biden y la comunidad de la región. El BID eligió a Claver-Carone como reemplazante de Alberto Moreno, por una presión insoportable del gobierno de Donald Trump cuando creía que podía reelegir. O quizás porque ya creía que perdía y podía dejar un punto propio en ese organismo. El gobierno argentino tiene señales de la nueva administración de que Claver está bajo examen. Lo van a sostener en el cargo, pero no lo van a defender si se le complican las cosas. Esas señales salen de un Washington donde el gobierno está virtualmente cerrado por la peste. A quienes transitan los pasillos, como el ministro Guzmán, les abren los despachos a cuentagotas y con protocolo. Y a otros que también pasan por allí, que no son del gobierno, como el ex secretario estratégico de Macri, Fulvio Pompeo, que estuvo hace unos pocos días por los mismo senderos de Guzmán.

      Béliz se cobra facturas

      Claver ya recibió una primera andanada por parte del gobierno argentino y el de México en la conferencia anual del organismo, que fue virtual, aunque tuvo como sede formal la semana pasada en la colombiana Barraquilla. Lo atendió con especial mimo Gustavo Beliz, a quien la Argentina había anotado como candidato al cargo. El secretario estratégico de Alberto tiene, entre otras funciones la de “gobernador” (llaman así a quien integra la junta directiva de representantes nacionales) del BID. Cuando habla ante el board del BID, no ahorra críticas a las propuesta de Claver para enfrentar el futuro. Se quejó de que no aportan ninguna solución ni a la crisis de la Covid ni al programa pendiente de capitalización del Banco. Hiriente, Béliz, dijo que "de las cinco herramientas que propone como camino para atender la mayor demanda que prevén los países para el 2025, cuatro de ellas no requieren ninguna Resolución de esta Asamblea. Varias incluso, ni siquiera el Directorio tiene que tratarlas. Sin embargo, se las proponer como algo novedoso, que lo único que refleja es la inacción total que ha tenido el Banco en estos últimos 6 meses". Agregó que "Mientras el FMI moviliza sus Derechos Especiales de Giro para dotar de liquidez a todo el mundo y a la región, mientras el Banco Mundial ha aumentado su capital y mientras la propia CAF incrementa los desembolsos, nosotros desde el BID escuchamos con estupor que la actual administración nos propone una Resolución de estas características, de un modo extemporáneo y simplemente convocándonos o dándose atribuciones para que estudie temas que debió estudiar en estos seis meses". Remató con el reproche de que Claver hubiera faltado a la verdad para lograr el cargo, y puso en evidencia la debilidad de los lazos de Claver con la nueva administración de los EE. UU.: "Dijo que él tenía el aval del Tesoro y el apoyo legislativo, gane quien gane la elección de los EE.UU. Lo prometió frente a todos nosotros en la Asamblea que lo eligió. Cuando la silla argentina en el Directorio le preguntó a Claver si un cambio en la Administración de EE.UU. podría afectar su propuesta de capitalización, su respuesta fue muy contundente: “de ningún modo, tengo el apoyo bipartidario en el Congreso”.

      Banqueros multilaterales no nos aguantan ni un round

      Los entuertos con la banca regional parecen una especialidad criolla. El peruano Luis Carranza renunció al cargo de presidente del Banco de Desarrollo de América Latina presionado por denuncias de acosos múltiples. Pero se quejó al salir de que "La delegación de Argentina le solicitó verbalmente y a través de mensajes escritos a principios de 2020 que designe como vicepresidente a una persona que no reunía las condiciones para el cargo”. En el gobierno se preguntan quién pudo ser el "vivo escondido" - palabras de alta diplomacia que usó quien explicó esto - que lo indispuso tanto a Carranza, que tardó un año y medio en denunciarlo, aunque sin decir el nombre. Carranza tiene su historia argentina, como muchos que han ocupado sillas en los multilaterales. Fue elegido a finales de 2016 por el directorio del Banco, en donde derrotó al candidato de un grupo de países entre los que estaba la Argentina, el paraguayo Rubén Ramírez Lezcano. Éste había sido durante una década el representante de la CAF (Corporación Andina de Fomento, antiguo nombre del Banco) en Buenos Aires. En ese tiempo había hecho amistad estrecha con todos los gobernadores y funcionarios argentinos, entre ellos Rogelio Frigerio, cuyo ministerio era el prestatario más grande de ese banco. Macri se había comprometido con Paraguay a votar a Ramírez. En ese apoyo estaban también los gobernadores, que acariciaban más créditos de la CAF bajo el mandato del amigo. Alfonso Prat Gay, que era ministro de Hacienda, era reticente a votarlo porque decía que iba a ganar Carranza. Tuvo que intervenir Marcos Peña para que respetase el voto comprometido por Macri con el ex presidente paraguayo Horacio Cartes. Prat Gay decía en el gabinete que el paraguayo iba a perder, y es lo que ocurrió. Hubo alguna queja de Cartes sobre alguna picardía para dividir el voto y hacer que ganase Carranza. Pero éste nunca debió olvidar que la Argentina votó contra él. Poco después de esa elección, a finales de año, Prat Gay renunció al ministerio, pero esa es otra historia. La síntesis: los titulares de los multilaterales no nos duran un round. Los créditos a Macri pudieron motivar la salida de Christine Lagarde en julio de 2019. Hacemos tambalear a Claver y ya se cayó Carranza. Que Kristalina se ande con cuidado.


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político