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      El personalismo de Mauricio Macri y Cristina Kirchner y la guerra de guerrillas por las leyes

      La presencia de los ex presidentes genera tensiones en sus partidos. El Congreso toma temperatura.

      El personalismo de Mauricio Macri y Cristina Kirchner y la guerra de guerrillas por las leyesMauricio Macri y Cristina Kirchner se saludan en el traspaso presidencial con Alberto Fernández y Sergio Massa de testigos.
      30/05/2021 19:28

      La organización contra los caudillismos

      El momento pone a prueba la capacidad de las organizaciones políticas, que son disfuncionales por naturaleza. Como las familias, sagradas en las estampas religiosas o en las utopías de antaño, pero enfermas desde cualquier diván. Les ocurre a las dos coaliciones que confrontan hoy, donde la ventaja individual de los caciques no coincide con las conveniencias del conjunto. Lo que le viene bien a Cristina no le viene bien al peronismo. Por eso no pudo ser candidata a presidenta y la conformaron con un piso de contrafrente en el Congreso, con vista al conurbano.

      Lo que le viene bien a Macri para sostener algún futuro, no le viene bien al conjunto. Hizo explotar a radicales y peronistas en una incursión dialéctica en Córdoba, cuya intención aún escrutan los hermeneutas más finos. Fue con amigos y volvió con adversarios, con quienes tiene pendiente alguna reconciliación.

      Son momentos cuando el personalismo envenena al conjunto, y el conjunto tiene que construir una organización que supere las individualidades. Si no, el peso de los caudillismos derrumba el escenario.

      La cuadratura del círculo

      El encanto canalla de la política está en su naturaleza utópica. Hacer política es superar contradicciones insalvables de la condición humana, como la vida pública, esa piel en carne viva que necesita de los otros, aunque duela. Es la cuadratura del círculo, el pantano del error, la tumba de los sueños, una cadena de hipótesis provisorias, demostrables solo de a ratos, que obliga a caminar por la cornisa.

      Como es necesaria, llama a esfuerzos sobrehumanos que cada momento ha alimentado con combustibles diversos. Ha habido tiempos de ideas, tiempos de pasión caudillista, ejercicios de racionalidad, atropellos desde la plaza hacia el palacio, y del palacio hacia la plaza. Etapa superior de la caridad para algunos, es para otros una travesía por senderos tortuosos, hacia fines que justifican los medios para lograrlos. Convoca a los mejores y a los peores. A los desprendidos, generosos y apasionados por la defensa del interés público, y también a los codiciosos y usurpadores de lo ajeno.

      Discépolo, un pesimista, diría de la política que es "punto muerto de las almas, /tumba horrenda de mi amor". Cadícamo, un optimista, le respondería que es el “sordo cementerio de las naves que al morir/Sueñan sin embargo que hacia el mar han de partir".

      Es alentador que, aunque siempre todo sale mal, al final siempre ganan los buenos. Un empate angélico que demanda solo paciencia, la paciencia de Job – investigue usted que es periodista. Nadie dijo que iba ser fácil.

      Coaliciones horizontales en mesas redondas, sin cabecera

      Los forcejeos son esperables en coaliciones horizontales, que conviven en mesas redondas, sin cabecera. En 2015 las dos coaliciones tenían mesas con cabecera, con sillas curules para los caciques y sus estrategos. Les permitió a las dos sostener una elección casi empatada, en la que jugaron en el mejor estado físico, con diferencias mínimas en favor del ganador, Cambiemos.

      El Frente de Todos y Juntos por el Cambio son mesas redondas, en donde compiten todos por el liderazgo, con el solo límite de convertirse cada cual en factor de disidencia. Saben que el que se divide pierde. Cada cual tiene una táctica de supervivencia. El desafío es armar una estrategia colectiva, que les sirva a todos. Quien la imponga estará, con solo eso, montando una tarima de liderazgo. Pero que no se tiene que notar hasta nuevo aviso. El peronismo dio una lección en 2019 al reunificarse, tapándose las narices, con tal de ir juntos a unas elecciones exitosas.

      Es lo que debe forzar ahora la oposición, para no quedarse en el formato de una cooperativa de cuentrapropistas y sellos provinciales. El riesgo es que el juego de protección individual descuide el medro del conjunto, que es hoy sostener posiciones legislativas en el Congreso y aumentarlas, para seguir regulando la agenda política desde la minoría. Fue el mérito que tuvo Cambiemos cuando gobernaba, y en los años que van del ciclo Alberto han mantenido ese frente.

      El Gobierno no puede avanzar en las leyes estructurales que querría porque la oposición mantiene una línea de acción sobre el quórum y las mayorías necesarias. Sostener estas posiciones y mejorarlas es también una necesidad para el peronismo, que debe repartir ganancias y costos con, al menos, cuatro sectores: el peronismo del interior, que gobierna la mayoría de las provincias con gobernadores en posición de hacer buenas elecciones; Olivos, con la lapicera en el límite de sus atribuciones; Diputados, en donde Massa tiene agenda propia que mira al futuro; y el Senado, en donde Cristina empuja para que eche a rodar la película producida en 2019 y cuyo estreno, aun en streaming, está suspendido hasta nuevo aviso.

      El negocio de mantener la unidad

      El peronismo tiene la ventaja de un paraguas formal, que es ejercer el poder en el orden nacional y en muchas provincias. La oposición tiene caciques provinciales sin padrinazgos de estructura, ni cajas que auxilien en las efectividades conducentes, que puedan aceitar amistades. ¿Cuál es la necesidad de Máximo de apresurarse en asumir la presidencia del PJ de la provincia? Ninguna. Con cautela posterga esa fecha, para no alimentar a los adversarios que albergan en Olivos y en la cámara de Diputados, y en una cantidad importante de distrito, que no quieren poner su futuro en manos del cristinismo, como no quisieron hacerlo ya en 2019.

      ¿Cuál es el negocio para Juntos para el Cambio que Patricia Bullrich le corra las marcas a Horacio Rodríguez Larreta, el único gobernador del partido que justo ella preside? Le funcionará seguramente la glándula peronista - que tiene inactivada - para un ejercicio de prudencia. Si es así, hay que imaginarla en una lista de candidatos a diputados nacionales en la CABA, que puede encabezar Larreta en la persona de María Eugenia Vidal. Esta nómina no la necesita más allá de lo simbólico, con lo cual puede ir tercera, detrás del candidato varón que pondrá Elisa Carrió de número dos- seguramente Juan Manuel López, hoy presidente del bloque de la Coalición Cívica.

      En los siete u ocho "entrables" tiene que figurar Paula Olivetto, la otra lilista que debe renovar mandato. Los otros tres entrables los pondrán entre Larreta y los radicales. Entregan bancas Facundo Suárez Lastra, Carla Carrizo y Álvaro de Lamadrid. Carrizo es del lote dominante de la UCR, socia de Larreta, que puede pretender una silla para, dígase, un Mariano Genovese, apoderado del partido. Queda una silla más a rematar por licitación.

      Nadie va a llorar a las PASO

      Este ejercicio compromete a todas las fuerzas, que se mueven distantes del método de las PASO. Si al final el Gobierno logra suspenderlas, como querría, nadie las llorará. Ni el público, que masivamente rechaza el sistema en las encuestas, por caro e inútil. Tampoco los dirigentes, que prefieren una negociación a cualquier urnazo. Eso de que el perdedor va a apoyar a quien le ganó es una fantasía que la realidad ha desmentido.

      El modelo que aterra a todos es la PASO de 2015, que enfrentó en Buenos Aires a los peronistas de Julián Domínguez con los de Aníbal Fernández. Abrió tantas heridas que quebró al peronismo provincial y le hizo perder la gobernación, y de arrastre, las nacionales. Era por la sucesión de Scioli, además, candidato a presidente.

      Nadie puede demostrar que esa PASO no fue letal para el peronismo. Mutatis mutandis, porque no era una PASO, el ballotage Larreta-Lousteau de 2015 fue el más ajustado que enfrentó el PRO en el distrito. Eran socios objetivos - no hubo triunfo macrista en la CABA desde 2015 que no tuviera un fuerte componente radical - pero en aquel ballotage Lousteau tuvo un apoyo del peronismo del distrito, que hizo todo lo que pudo para que perdiera Larreta. Ganó por tres puntos. Con razón, lo primero que hizo el jefe de Gobierno, fue cerrar una alianza con los radicales en el único distrito de la Argentina en donde no había Cambiemos.

      Agendas desmadejadas

      La recomposición de fuerzas ocurre a contra reloj. En la superficie, el Senado tiene que aprobar esta semana la ley de postergación de las PASO - y de paso, darle el voto al aumento de impuestos a las sociedades. El aire pretoriano que le pone Cristina a la cámara lleva a que esas sesiones se hagan sin previo acuerdo de agenda en reuniones de Labor Parlamentaria. Prefiere que se hagan a la real gana, sin discutir temario. Y sin ocultar preferencias. Le recordaron en la última sesión, en un aparte que quiso ser discreto, que el jueves de esta semana debía rendir su informe el jefe de Gabinete. "Para lo que hay que escuchar...", se le oyó.

      Sergio Massa también tiene agenda viscosa. Debe reanudar la sesión de hace 10 días, que está en pausa en un limbo reglamentario - es como un cuarto intermedio sin serlo - porque el oficialismo, cerca de las 4 de la madrugada, se quedaba sin quórum. Hubo un acuerdo entre los bloques para postergar la aprobación del proyecto de Consenso Fiscal. Lo reclaman los gobernadores porque les permite aumentar impuestos locales que estaban suspendidos o postergados en Consensos anteriores. Está pendiente la aprobación de la ley de superpoderes, que recibió cambios en el Senado - frente al texto original - buscando un acuerdo con la oposición.

      El oficialismo este fin de semana creía tener el quórum y los votos, pero Massa no definió si se arriesga a ir a la sesión.

      Guerra de guerrillas por superpoderes y biocombustibles

      La oposición de Juntos por el Cambio hace, con éste y otros proyectos, guerra de guerrillas para apartar votos de la iniciativa. Los legisladores de la comisión de Asuntos Constitucionales, encabezados por Mario Negri, participaron el sábado en una foto virtual organizada por el sello Padres Organizados. Es una iniciativa no partidaria -hasta que lo sea- que ha juntado adhesiones en favor de la apertura de aulas en todo el país y no deja de crecer contra, por ejemplo, los superpoderes de Olivos. Esa marea suma voluntades por encima y debajo de los partidos, pero le llega al oficialismo.

      El Gobierno necesita mejorar su voto en sectores moderados, que pretende capturar con acciones paliativas, por ejemplo, cerrar las clases -como los pilotos obnubilados, en Olivos confunden el cielo con el mar. Han perdido la visión del horizonte, que les explicaría que los chicos tienen que ir a clase para que los padres trabajen. Otra acción foquista que lleva adelante la oposición es el freno a la aprobación en Diputados del proyecto de modificación del régimen de biocombustibles. Hay un proyecto promovido por el peronismo extractivo que expresa los intereses de las provincias petroleras, que modifica el actual sistema de corte de naftas con alcoholes y que los sectores agrícolas creen que los perjudica.

      Los gobernadores de Santa Fe y Córdoba encabezan, junto a sus legisladores y empresarios, el rechazo al nuevo régimen y confían en que podrán frenar la aprobación de un proyecto que ya tiene dictamen de comisión, pero - como a otros tantos en la misma situación - le faltan los votos para ir al recinto.

      Pichetto a buscar energía a una región con magia

      Con una agenda tan desmadejada, algunos aprovechan para ensayos con ropa y luces. El más importante es la aparición que este lunes registrará Miguel Pichetto en Apóstoles, Misiones. Será su primer acto proselitista desde que dejó el PJ. Inaugura un local del partido Activar, que integra junto a la UCR y el PRO, la alianza Juntos por Cambio, para las elecciones locales del próximo domingo.

      Activar es el partido de Pedro Puerta, hijo del expresidente Ramón, que integra el Peronismo Republicano, y debuta ahora en campaña. Misiones elige el próximo domingo legisladores provinciales y también concejales en once distritos que comprometen al 75% de la población. Es un test para todas las fuerzas locales.

      El cristinismo no integra allá el Frente transversal que gobierna: un mix de radicales y peronistas disidentes que responden a Carlos Rovira. Pichetto puede aprovechar para alimentarse de energía en una tierra fecunda en política. De Apóstoles han surgido personajes que fueron presidentes, como Puerta y Mario Losada. Es la tierra, además, de los Nosiglia. Esa ciudad ha dado a gobernadores como Julio Humada y Rovira.

      Algún fenómeno energético habrá ocurrido, porque en un radio de menos de 300 km están Yapeyú - cuna de San Martín; Encarnación - allí nació Alfredo Stroessner; y Sao Borja - donde nacieron Getulio Vargas y Joao Goulart. Los locales radican ese semillero en la tradición de las misiones jesuíticas, faro cultural mundial que adelantó la revolución industrial y confrontó con el imperio español.

      En el área chica, Pichetto hará noche en el dormitorio de huéspedes de la casa de Puerta, cama en la que han dormido una tira de presidentes: Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Adolfo Rodríguez Saá, Néstor Kirchner, Cristina de Kirchner y Alberto Fernández. Por algo será. Se sorprenderá Pichetto con la rareza de esa casa, que tiene baños con techo y sin techo, como en Indonesia. Esta arquitectura inspira, con techos amplios y con arbolada vista, el ejercicio de los derechos personalísimos del visitante.

      Sintonía fina para las listas

      Pichetto probará su eficacia electoral con el modelo del peronismo republicano. Todos lo ven en alguna posición en listas de diputados nacionales. A JxC le planteó la condición de liderar la lista y controlar la estrategia de campaña. Esa nómina ya tiene dos nombres en circulación, Diego Santilli y Elisa Carrió. En lista de espera están Maximiliano Abad, nuevo presidente de la UCR provincial, y Emilio Monzó. Regulan motores a la espera de que el peronismo muestre el juego.

      Daniel Scioli niega que sea candidato o que alguien lo haya interesado en esta disputa. Cree que sirve mejor de embajador, cargo que le permite precedencias por encima de otros funcionarios. Por ejemplo, estar en 10 días con tres presidentes del Brasil (Fernando Henrique en San Pablo, José Sarney y Lula en Brasilia), o mantener una reunión imposible de imaginar acá para algún funcionario argentino, como entrevistarse con el presidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil: Luiz Fux, que viene a ser como el Lorenzetti brasileño, quien autorizó la importación de langostinos y camarones desde Argentina. Estaba trabada desde hacía ocho años. Una guerra justa como pocas. Y acá Alberto no puede ni caminar por la vereda de tribunales.

      Just For the record: quien lo busque a Cristian Ritondo, presidente de la bancada del Pro en Diputados, lo encontrará en las calles de la Florida. Tiene esta semana dos compromisos de conferencia. Hablará en Interamerican Institute For Democracy sobre “La situación de la democracia en Argentina” y “Las reformas de seguridad, lucha contra las mafias y narcotráfico en América Latina”.

      Además, participará de un conversatorio en la America 's Society Council of the Americas (AS/COA) sobre la actual situación política en la Argentina. Sólo en la Argentina tercermundista ser vacunado es un pecado cuando debería ser al contrario. Pero en esta página no se hacen patrullajes vacunatorios y no se pregunta.


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político