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      William Turner, reinventor del paisaje, llega al Museo Nacional de Bellas Artes

      Se inaugura la primera muestra en Sudamérica del artista británico que se adelantó a su tiempo y prefiguró el impresionismo pictórico en el siglo XIX.

      William Turner, reinventor del paisaje, llega al Museo Nacional de Bellas ArtesDurante el montaje de la muestra de William Turner en el M.N.B.A. Foto: Néstor García.

      Por varias razones, Joseph Mallord William Turner fue un artista como muy pocos en la historia del arte. Se adelantó a su tiempo e innovó la pintura, de alguna manera prefigurando –nada menos que en las primeras décadas del siglo XIX– la abstracción y el impresionismo; fue un pintor académico reconocido en vida por la crítica y por el mercado, y produjo incansablemente: la Tate Gallery, que recibió el legado de su obra, tiene más de 30.000 obras de Turner en su acervo. Desde el próximo jueves podrá verse aquí una interesantísima selección de 85 de esas obras –casi todos paisajes– en J. M. W. Turner. Acuarelas, la primera muestra dedicada al artista en Sudamérica, organizada por el Museo Nacional de Bellas Artes en colaboración con la Galería Tate de Londres y con la curaduría de David Blayney Brown.

      Dividida en seis núcleos expositivos, la exposición muestra cómo, desde sus primeros dibujos con temas arquitectónicos y topográficos, Turner evolucionó y fue gradualmente forjando un estilo inconfundible que llevó al género del paisaje a un nuevo lugar en la pintura, experimentado con la luz y el color para representar visualmente los efectos atmosféricos.

      "Una Villa. Claro de luna (Una villa en la noche de la Festa di Ballo), para “Italia” de Rogers", (1826-1827). Pluma y tinta, grafito y acuarela sobre papel.  © Tate, London 2018."Una Villa. Claro de luna (Una villa en la noche de la Festa di Ballo), para “Italia” de Rogers", (1826-1827). Pluma y tinta, grafito y acuarela sobre papel. © Tate, London 2018.

      Salvo algunas de formato mediano, la mayoria de las acuarelas exhibidas en la muestra son pequeñas. La dimensión de las obras y su extrema delicadeza producen un vínculo íntimo con el espectador. Al menos, es lo que percibió este cronista días antes de la inauguración, cuando conversó, en pleno trabajo de montaje de las obras, con Mariana Marchesi, la directora del MNBA, acerca de lo que verá el público argentino en la muestra que se inaugura la noche del jueves.

      “El Panteón, la mañana luego del incendio”, 1792. Grafito y acuarela sobre papel, 39,5 x 51,5 cm. © Tate, London 2018.“El Panteón, la mañana luego del incendio”, 1792. Grafito y acuarela sobre papel, 39,5 x 51,5 cm. © Tate, London 2018.

      Es unánime que Turner llevó el paisaje a un nivel superior en la pintura. Marchesi explica cuáles fueron las novedades que el artista introdujo en el género: “Desde antes del siglo XIX había determinadas jerarquías de orden acerca de cuáles eran las pinturas que tenían mayor rango. La pintura de historia estaba en la más alta consideración y la naturaleza muerta, el retrato y el paisaje se consideraban géneros menores. Turner no sólo eleva la categoría del paisaje a la consideración de un género mayor sino que también eleva la categoría de la acuarela. Porque también hay que considerar que la pintura al óleo tenía un rango mayor en la consideración que el dibujo o la acuarela. Lo que vamos a ver en esta muestra son 85 acuarelas en distintos estados de terminación y maneras de abordar el trabajo. Porque hay acuarelas que fueron exhibidas por Turner en la Royal Academy como pinturas, pero también otras que fueron mostradas como bocetos o estudios para pinturas al óleo”.

      "Folkestone desde el mar", ca. 1822-1824.
Acuarela y gouache sobre papel, 48,8 x 68,4 cm. © Tate, London 2018."Folkestone desde el mar", ca. 1822-1824. Acuarela y gouache sobre papel, 48,8 x 68,4 cm. © Tate, London 2018.

      Las que con toda probabilidad atraerán más miradas son las pertenecientes a un tercer grupo, que Turner llamaba “Colour beginnings” o “comienzos de color”, manchas en las que el espectador apenas intuye la figura representada. Explica Marchesi: “Son las obras en las que él se vuelca al estudio de los fenómenos atmosféricos... Una de sus grandes preocupaciones en su indagación sobre la representación tiene que ver con dar visualidad a los fenómenos atmosféricos o climáticos, como los efectos del Sol sobre el paisaje, la lluvia, la bruma, que es una de las cosas que más lo inquietan y lo llevan a ser –si se quiere– un artista experimental desde lo técnico”.

      “Castillo de Bamburgh, Northumberland”, ca. 1837. Grafito y acuarela sobre papel, 45,9 x 76,9 cm. © Tate, London 2018.“Castillo de Bamburgh, Northumberland”, ca. 1837. Grafito y acuarela sobre papel, 45,9 x 76,9 cm. © Tate, London 2018.

      Es necesario tener presente que entre la factura de esas acuarelas y nuestra mirada hay una brecha de casi 200 años. Por eso Marchesi se apresura a aclarar: “Los ‘comienzos de color’ son esas acuarelas que nosotros hoy –si bien el ánimo de Turner no era trabajar desde la abstracción (que en el siglo XIX no es un concepto válido para la representación pictórica)– podemos entender como abstractas desde nuestra mirada contemporánea, después de toda una evolución.

      “El artista y sus admiradoras”, 1827. Acuarela y bodycolour sobre papel, 13,8 x 19 cm.  © Tate, London 2018.“El artista y sus admiradoras”, 1827. Acuarela y bodycolour sobre papel, 13,8 x 19 cm. © Tate, London 2018.

      Los Colour beginnings de Turner no fueron considerados en el momento que se hicieron como pinturas cabales y por lo tanto no eran expuestas como tales.

      –Estas manchas que nosotros hoy consideramos hermosas y que las preferiríamos a las que él consideraba sus trabajos terminados –dice Marchesi– son las que a él lo movilizaban en sus búsquedas experimentales. Hoy podrían tener más éxito de mercado, pero a principios del siglo XIX las que le encargaban eran obras que tenían mucho más que ver con la representación tradicional, una pintura mucho más figurativa. Estas eran obras que él realizaba para su propio deleite.

      –Son como impresiones que recibía del paisaje...

      –Exactamente. Esa búsqueda de plasmar el fenómeno atmosférico o climático es una de las cosas que lo instala –si bien historiográficamente no es correcto decirlo– como un antecedente del impresionismo.

      "La visión de Colón, para “Poemas” de Rogers", ca. 1830-1832. Grafito y acuarela sobre papel,
23,2 x 31 cm. © Tate, London 2018."La visión de Colón, para “Poemas” de Rogers", ca. 1830-1832. Grafito y acuarela sobre papel, 23,2 x 31 cm. © Tate, London 2018.

      Más allá de este perfil en parte experimental, Turner tuvo mucho éxito comercial en vida. Vendió mucho, sobre todo obras realizadas con un modo de representación que hoy llamaríamos naturalista. Su necesidad de representación del paisaje lo convirtió en un artista viajero. Durante seis meses pintaba y realizaba sus bocetos al aire libre, que después finalizaba en el taller durante la otra mitad del año.

      La elección del director

      Andrés Duprat, el director del museo, iba y venía con entusiasmo por el espacio de la exposición durante los trabajos de montaje. Ante el pedido del cronista de que eligiera una de las 85 acuarelas de la muestra, no duda un instante y señala “Un naufragio...” , uno de los Colour beginnings que se reproduce en esta página : “Para mí el tipo de obra más significativo (aunque es algo completamente personal) es este trabajo tan avant garde que hizo Turner pisando la abstracción absoluta para la que faltaban muchísimos años. Pensá que esta es una obra de 1834... Y pisando también el impresionismo. Ese es el tipo de obras que como espectador me parecen realmente extraordinarias. Además hay que tener en cuenta que la acuarela es muy compleja, no permite la corrección como el óleo. Hay otra que se ve la tormenta...”, dice, y señala otra pequeña acuarela en la que se ve una mancha gris azulada que puede ser tanto una mancha abstracta como la representación perfecta de una lluvia vista a la distancia sobre el campo.

      "Un naufragio, probablemente relacionado con El Faro 'Longships, Land’s End'", ca. 1834..33,8 x 49,1 cm. © Tate, London 2018."Un naufragio, probablemente relacionado con El Faro 'Longships, Land’s End'", ca. 1834..33,8 x 49,1 cm. © Tate, London 2018.

      Luego habla de cómo se gestó esta muestra, la primera de Turner en Sudamérica. “Nació hace años –dice–. Tenemos una política que es fortalecer los lazos del museo con otras instituciones internacionales. Se había perdido un poco de conexión desde ese lugar central que para mí debe tener el museo. Me vinculé con Daniel Slater, el director de exposiciones internacionales de la Tate, a raíz de otra muestra que finalmente no prosperó. Pero quedamos conectados y a partir de ese vínculo surgió esta muestra, que fue diseñada especialmente para el museo. Cuando ya estaba armada, logramos un acuerdo para que fuera a Chile y en el interín la Tate acordó llevarla antes a Roma. Para nosotros es muy importante compartir los costos con otros destinos.”



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      Autorretrato, ca. 1799 . Óleo sobre tela (fuera de la exposición).  © Tate, London 2018.Autorretrato, ca. 1799 . Óleo sobre tela (fuera de la exposición). © Tate, London 2018.

       

      J. M. William Turner

      Londres, 1775-1851

      Es un exponente del romanticismo pictórico inglés, un artista muy prolífico y precoz, y probablemente el pintor más importante de la historia de GranBretaña. Su padre fue fabricante de pelucas y con el tiempo se convirtió en peluquero. Su madre murió en 1804, recluida en un psiquiátrico. Turner entró en la Royal Academy of Art con tan sólo 14 años. Es comúnmente conocido como el pintor de la luz, renombrado no sólo por sus óleos sino también como acuarelista, pues se le considera uno de los fundadores de la pintura paisajística inglesa a acuarela. Uno de sus cuadros más famosos es “El Temerario remolcado a su último atraque para el desguace”.


      J. M. W. Turner. Acuarelas.

      Lugar: Museo Nacional de Bellas Artes. Av. Del Libertador 1473.  Fecha: desde el 26 de septiembre hasta el 17 de febrero de 2018. Horario: martes a viernes, 11 a 20; sábados y domingos, 10 a 20. Entrada: $100; martes, gratis.


      Sobre la firma

      Eduardo Villar