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      Proyecto amargo para Juan Manzur, Cristina Kirchner presencial y el superclásico de la política

      El etiquetado preocupa a los azucareros tucumanos. Ahora, la vice los quiere a todos en el recinto. Una encuesta preguntó “a quién votaría mañana como presidente” y el Gobierno también bajó ahí
      El kirchnerismo demora un informe que analiza cuánto y cómo gastó el Gobierno para combatir la pandemia

      Proyecto amargo para Juan Manzur, Cristina Kirchner presencial y el superclásico de la políticaEl jefe de Gabinete, Juan Manzur, en un anuncio con la ministra de Salud, Carla Vizzotti.

      Disparen contra Manzur

      ¿Alguien dijo “hay que pararlo al Negro"? Inconfesables, la fuente y el autor de la consigna que le pone la música a la semana: hagamos una sesión para el proyecto de etiquetado de alimentos. ¿Y Manzur que dirá? “Se come él solo las bolsas de azúcar”. La convocatoria a las apuradas de Sergio Massa a la sesión presencial de Diputados es el primer desafío al jefe de Gabinete en la cúpula del poder, antes una trifecta y ahora, con Manzur, una cuatrifecta.

      Inevitable, si el peronismo es un ejercicio permanente del cisma. Lo indispone al jefe de los ministros con las provincias productoras de alimentos, con un sector del empresariado y, por el otro flanco, le abre un escenario a la oposición para que discuta por TV, durante varias horas, la crisis del país que tiene que remediar el jefe de Gabinete en menos de un mes. Es lo último que necesita Manzur. También es la otra cara de la narrativa que lo pone ya como futuro candidato a presidente como contradictor del ala cristinista del Gobierno. El jefe de los “territoriales” que pelea poder con los “milicianos” del AMBA y busca adueñarse del futuro.

      El proyecto ordena que el etiquetado de los alimentos que informe sobre su contenido nutricional. Ambientalismo saludable y vida sana. Pero que es más cara. Quienes miran bajo el agua creen que es un proyecto anti-empresas y también que pone a prueba las relaciones del peronismo del AMBA con el del interior, personalizado en estos días en Juan Manzur.


      Poné vos el quórum


      Manzur es Tucumán, es azúcar y aceitunas, sectores que se pueden decir afectados por los costos de este etiquetado. La sesión la citó Massa para este martes el viernes pasado, fuera de horario y junto a la derogación del proyecto de protocolo semipresencial -disciplinado por la orden de Cristina en el Senado-.

      Los diputados están desplegados por todo el país haciendo campaña. El primer ademán de la oposición fue festejar la convocatoria porque enciende los faroles para un oportuno lanzamiento de campaña en el prime time. Como es un tema que los divide, como al oficialismo, discuten si condicionar el quórum: es una sesión especial, llamada por el bloque de Maxi Kirchner. Que consigan ellos el número y después vemos.

      También le reclamaron a Massa que les asegure los pasajes para poder asistir a una sesión cuya urgencia se explica por las necesidades de marketing. Este lunes desembarca en Buenos Aires Mario Negri, árbitro entre los aliados de la coalición opositora que decidirán el libreto para sesión del martes.


      Plan Vaporeso para la oposición

      La facilidad con la cual Cristina y Massa entregaron la trinchera de la virtualidad se explica menos por la ilusión de que el Covid haya sido derrotado, que en la necesidad de arrebatarle banderas a la oposición. Y someterla al ardid más ingenioso del peronismo gobernante: arrebatarles proyectos a sus críticos, darlos vuelta y dispararlos contra ellos.

      Es usar el método Vaporeso, según dice la marcha de Alfredo Casero: "Una vez nos tiraron con una moto, / La abarajamos y la pusimos a andar" (no califica esta letra para describir al oficialismo, cuando dice: "Son tus hombres que sin decir ni mú/Se culean entre ellos y disfrutan/De esta fuente de la eterna juventud". No define al peronismo).

      Es el método de acumulación de fuerzas empleado por el peronismo durante las presidencias Kirchner. Se apoderó de banderas del radicalismo, como la estatización de las pensiones, de Aerolíneas y de YPF y las llevó al Congreso como propias. Obligó a un debate insincero que debilitó a la oposición, que tenía que pelear contra proyectos propios.

      El peronismo ha desarrollado una capacidad especial para escuchar lo que hacen sus contradictores. En los años '90, el primero que criticaba por acá al "neoliberalismo" era Alfonsín. Era para confrontar con el Menem privatizador. Pocos años después, en 1999 Duhalde se convirtió en un abanderado del anti-neoliberalismo, hoy una insignia del oficialismo. Destrezas del peronismo "orecchiante", italianismo que describe la capacidad para orejear -escuchar- al otro y repetirlo con la misma convicción de los intransigentes.


      Un embanderamiento para disfrazar la derrota

      Ante los senadores de su bloque, Cristina desandó los argumentos que había sostenido en todos sus decretos para rechazar las sesiones presenciales -con atribuciones que la Suprema Corte había avalado-. Nunca había asistido a una reunión con ellos desde que asumió la vicepresidencia (en ese destrato se incluye el uso de su oficina de la presidencia para que su hijo Maxi atienda de forma más discreta que en Diputados).

      El giro Vaporeso se complementa con una convocatoria a sesión para este miércoles a la 14. ¿Quién irá, con toda la colectividad política de campaña? Estará ausente Luis Naidenoff, que se repone del contagio Covid. Es el jefe del interbloque y eso le habilitará la chicana a Cristina: ¿Vieron? Piden presencialidad y después no vienen. No hay nada que les venga bien.

      La sesión es un riesgo porque le ofrece a la oposición una tribuna para facturar el triunfo en las primarias. Lo compensa el oficialismo con rédito, por el tema principal: aprobar la resolución que rechaza los decretos de Sebastián Piñera sobre límites con la Argentina. El proyecto fue aprobado en comisión por unanimidad y ese consenso se repetirá. Nadie puede oponerse a ese embanderamiento patrio del Congreso.


      El fotógrafo de Soria citó a Rafecas


      En el espectro Vaporeso se incluye la foto que distribuyó el ministro de Justicia junto a Daniel Rafecas, el candidato nonato del Ejecutivo a la Procuración. Era una cita capciosa, para mostrarle refacciones a la sede del Juzgado 6, que fue de Rodolfo Canicoba Corral, y que atenderá Rafecas durante algunos meses en un santuario de la Argentina sospechosa, el edificio Barolo.

      Proyecta sombras dantescas y también albergó alguna célula de espías que hizo leyenda -el "grupo Barolo"- porque se le atribuía, durante otro turno peronista, un servicio postal de ensobramiento de periodistas. Tintineos de antaño.

      Ese juzgado atiende la causa AMIA, la misma que le valió una "fatwa" de los ayatolas a Canicoba y a Nisman por pedir la captura de presuntos responsables del atentado a la AMIA. La coreografía da para la especulación: Rafecas era el invitado de Soria, de Juan Martín Mena... y del fotógrafo del ministerio. No le hablaron del tema que lo tiene bajo los faroles hace dos años: la propuesta a la Procuración que hizo Alberto Fernández y que el cristinismo del Senado mantiene pisada. Pero se ocuparon de viralizar la fotografía.


      No es la peste ni la Procuración ni el etiquetado: es el poder


      La visita de Rafecas la promovió la Cristina pos-PASO para explotar la contradicción ajena. Rafecas no recibió ninguna alusión a los trámites de designación, que prevén un largo turno de audiencias, que llevará este caso más allá de las elecciones de noviembre. En la lenta maceración de Rafecas cayó la ministro Losardo y asumió Soria. Este vino a empujar una reforma de la Procuración que no ha tenido ni tendrá votos.

      La foto con Soria es el primer gesto, avalado por Cristina, después de que la oposición pidiese durante todo el año que se tratase la propuesta de Rafecas. Para éstos era una manera de: 1) exacerbar la disidencia entre Cristina y Alberto, sobre la base de la fantasía de que son distintos; 2) sostener el mal menor, porque consideran que es mejor Rafecas que otros candidatos.

      ¿Qué hará la oposición, juguetean en el Senado peronista? El método Vaporeso está en su máxima expresión en un país que no termina de deshacer los protocolos y las restricciones, sin vuelos disponibles y con una normalidad afectada, tanto que es una de las causas de la derrota electoral del oficialismo en las PASO. No era la procuración, era el poder. No era la peste, era el poder. No era el etiquetado, era el poder, estúpido. Eso es ampliación de derechos, no lo que tenemos en casa.


      Hizo el plan; lo mira por TV

      También hay plan Vaporeso de adentro del oficialismo. O sea, captura de proyectos ajenos para mostrarlos como propios. Felipe Solá lo convenció a Alberto que había que darle oxígeno al campo, por los efectos políticos en el sector. En la elaboración del plan del Consejo Agroindustrial trabajó con Gabriel Delgado, ex Secretario de Agricultura de Cristina, hermano del fiscal y que fue forzado a hacerse cargo por unos días de Vicentin. Había sido propuesto por Solá como ministro del área en 2019, pero eligieron a Luis Basterra.

      En la presentación no se mencionó ni a Solá –despedido del gabinete sin misericordia- ni a Delgado -que, una vez terminada esa changa, se fue a Brasil a trabajar-. Se lo atribuyeron al Consejo que coordina Gustavo Beliz. Solá reconoce que Julián Domínguez tiene condiciones para el cargo y por eso lo coacheó. Apareció en el ministerio y antes de la presentación explicó la historia del proyecto. Lucía su nuevo aspecto, sin el bigote. Le preguntaron si lo iba a donar al museo de la cartera. Lo negó, y ya se lo deja crecer para que sus familiares dejen de quejarse de que no lo reconocen.


      La oposición también juega a la pelota

      La presencialidad llena otras ambiciones, como las del fútbol. La política vuelve a jugar ese partido. En las plateas de River hubo plétora de dirigentes de todo color, transversales como la banda roja o la amarilla. En los locales vienen elecciones, y se cruzaron quienes disputan la silla que tiene que dejar Rodolfo D'Onofrio.

      Jorge Brito y Matías Patanian tienen un viento a favor del Gobierno. La oposición tiene sus candidatos, como Matías Barreiro y, de vice, el diputado vidalista Alex Campbell, que cruzó sombrerazos con la amplia grey gallina que inundó con presencialidad plena plateas y palcos en el clásico con Boca.

      También se mueven oficialismo y oposición en Independiente. Hugo Moyano busca reelegir y enfrente se anota un grupo cercano a la oposición en el que bullen Cristian Ritondo, Néstor Grindetti, Quique Sacco de Vidal, el empresario Daniel Seoane y algunas figuras de los medios como Fabián Doman – speaker del grupo Vila-Manzano -, Juan Marconi y allegados a Daniel Grinbank. Un frente de todos, rojos y opositores a Moyano, que tiene el respaldo de Olivos.


      Pichetto anotado 2023, con sus primos

      Y si de anotados se trata, sumemos a Miguel Pichetto, que se repartió el fin de semana con Elisa Carrió la cobertura de campaña en La Pampa. Esta provincia elige senadores y es donde el oficialismo confía más para revertir la derrota en las primarias. En su gira, Pichetto sacó número para el 2023: "No descarto competir democráticamente en la primaria." (reportaje en el diario Río Negro).

      El ex senador explicó que trabajan para la construcción del ala peronista de la oposición. "De mi trabajo depende la construcción del ala peronista en la coalición, por lo cual, si no hay una motivación en términos de expectativas, este sector no se sumaría." Una frase cargada de señales hacia adentro y hacia afuera.

      Juan Pedro Tunessi, secretario radical del Senado, le tiró un centro: "Los radicales somos primos de los peronistas. Las diferencias las tenemos con los kirchneristas". Una convocatoria para hermeneutas teológicos que puedan discernir las diferencias.


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      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político