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      El gobierno, amenazado por otro Frepaso

      La dupla Schiaretti-Urtubey podría constituirse en la tercera fuerza electoral. La pregunta canalla no es a quién beneficia, sino a quién perjudica.

      El gobierno, amenazado por otro FrepasoJuan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey lanzaron un espacio "anti grieta".
      14/01/2023 01:01

      La reaparición de Juan Schiaretti en el escenario agrega un factor que puede ser determinante para la suerte final de las dos coaliciones en las elecciones de octubre. La foto con Juan Manuel Urtubey (hasta ahora es sólo eso) en el comedor de la casa de Córdoba significa el intento de restauración de una tercera fuerza en una agenda bipolar. Nada dice que no crezca, pero tampoco nadie se apura a anotarse.

      La tercera fuerza fue en los años '90 el FrePaSo y pudo serla, en 2019, la Alternativa Federal. La chance de ganar las elecciones importa menos que la función que pueda tener en el armado de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. La pregunta canalla no es a quién beneficia, sino a quién perjudica.

      Por ahora, tal como el FrePaSo en los años '90, perjudica al peronismo porque le puede dividir el voto. Los dirigentes pueden estar divididos, pero lo que importa es cuando se divide el padrón. Desde 2015 ese peronismo ha llegado a superar los 20 puntos. Entonces, si perjudica al peronismo, es lo que más le conviene a Juntos por el Cambio.

      Deja enigmas abiertos, por ejemplo, cómo va a jugar en esto Sergio Massa, que abrió hace unos días ventanillas de atención al público en Córdoba. ¿Sabía algo de este lanzamiento y se les ha querido adelantar? ¿O es parte de este nuevo mosaico? Representa al peronismo de centroderecha, el mismo padrón en el que se referencian Schiaretti y Urtubey. ¿Qué los separa, además de la historia? ¿Un cristinismo en retirada? Difícil contar una historia hecha de niebla y humo, pero el teclado no puede ir más lejos que lo que ven mis ojos, como diría Goya de su pincel ("Mi pincel no puede ver más que yo").

      El formato Argentina 1995 que dividió al peronismo

      La comparación con el FrePaSo le pertenece a uno de los gerentes de este intento. Parece mezquina por lo devaluada que terminó esa marca. Pero sirve como descripción técnica del proyecto: recrear, con otros personajes y en un ciclo político distinto, la diferenciación entre dos bloques de una polarización que excluye a los moderados.

      En 1995 el eje fueron dos dirigentes con mucho prestigio en los sectores medios, como José Bordón y Chacho Álvarez, en torno a una agenda que podían compartir los moderados del peronismo con el radicalismo y la izquierda rosada.

      Schiaretti y Urtubey parecen vestirse con el mismo ropaje. Son respetados dentro y fuera del peronismo, aunque no están anotados en ninguna de las tribus que gobiernan bajo el toldo del Frente de Todos. En 1994 el FrePaSo recogía al peronismo y otras fuerzas defraudadas por el menemismo, a partir de los indultos a los militares. En 1997 acuñó la Alianza que le ganó al peronismo las legislativas y las generales de 1999. Partió al peronismo, que se preservó porque pudo retener a sus dirigentes nacionales.

      Antonio Cafiero se lamentó, tiempo después, de no haber dado el (fre)paso de sus hijos. “- No lo hice por razones generacionales”, se justificó. Si Cafiero hubiera dado el salto al FrePaSo quizás hubiera sido presidente. Néstor Kirchner recorría provincias pidiendo a los peronistas que no se fueran al FrePaSo y creó para los indignados de adentro lo que se llamó “La Corriente”. Recogió sus pedazos cuando fue presidente.

      Gramática y sintaxis para una Alternativa Federal II

      Los fundamentos de esta reaparición de lo que 2018/9 se llamó Alternativa Federal están en el diagnóstico que comparten Schiaretti, Urtubey y otros personajes satelitales que pueden acercarse el emprendimiento - Graciela Camaño, el "Topo" Devoto, que expresa uno de los costados de Roberto Lavagna, Florencio Randazzo y, en riberas ajenas, Emilio Monzó o Facundo Manes, que hasta ahora están fuera de este armado.

      • Creen que Juntos por el Cambio y el Frente de Todos son organizaciones excluyentes que no tienen candidatos para las presidenciales de 2023. Los dirigentes principales de las dos coaliciones, Mauricio Macri o Cristina de Kirchner no están en condiciones de competir con chance en un ballotage.

      • El Frente de Todos no tiene ninguna posibilidad retener el poder nacional en 2023. Para esta Alternativa Federal II es tan importante ganar las elecciones como tomar control del peronismo después de las elecciones. El comando del peronismo del AMBA que arbitra la familia Kirchner y sus socios está en retirada y mira más hacia el pasado que al futuro.

      Parecen ilustrar la frase de Maquiavelo cuando habla de quienes muestran descontento y fastidio con "las cosas que se poseen, que hace vituperar los tiempos presentes, alabar los pasados y desear los futuros, aunque no les mueva a ello ninguna causa razonable” (Discursos sobre la primera década de Tito Livio). Los dirigentes del Frente de Todos están enojados con el tiempo y el país que les toca gobernar. Creen que esté presente que les toca vivir es un horror, que el pasado fue mejor y que pueden venir tiempos mejores.

      Las lecciones de Alternativa I

      • Entienden que Horacio Rodríguez Larreta está en mejores condiciones de ser candidato de JxC porque tiene aliados (la UCR y la Coalición lo prefieren a cualquier otro candidato del PRO) y que la UCR no va a romper con Juntos por el Cambio. Pueden haber aprendido de la experiencia de Alternativa Federal, aquella mesa que llegó a juntar a Schiaretti, Urtubey, Miguel Pichetto, Roberto Lavagna y Sergio Massa. Una lección es saber entender el contexto en que esa iniciativa nació y murió. Se desmoronó con la economía de Macri, que fue lo que le permitió al peronismo reunificarse con el regreso de Massa.

      • Otra lección es aprender a (des)confiar en Massa. Sergio, que pertenece a la especie de los políticos auto combustibles, si se hubiera quedado en AF I quizás habría ocupado la presidencia y se hubiera evitado la penuria de integrar una sociedad de gobierno con aliados como Cristina y Alberto, que no lo quisieron en el pasado ni lo quieren para el futuro.

      Al finalizar el año le quitaron la única herramienta de poder que tenía, el manejo de la Cámara de Diputados. Todo para enredarlo en una pelea con la Suprema Corte por los fondos de la CABA y el Consejo de la Magistratura, en la que no tiene ningún beneficio, y mucho para perder. Como en las películas, va a ser perseguido por un crimen que no cometió.

      No figura entre sus virtudes tener en claro cuál es su interés político. Tiene 50 años, ha pertenecido siempre a partidos que gobiernan el país, ha tenido cargos en todos ellos, y, pese a eso, ha debido iniciar ya cuatro biografías. Compensa con que no se lo ve más pobre. No sea que ahora se abra la puerta en el comedor de la Casa de Córdoba y entre, sonriendo, el hombre a una nariz pegado que imaginó Quevedo en un docto rincón de su soneto.

      El cartero llama dos veces

      Tampoco el Macri de 2019 leyó el triunfo de Schiaretti en su tercera reelección. El gobernador pronunció un discurso anti cristinista, cantó por el peronismo republicano, contra el default y hasta elogió al Ejército. Macri no entendió este mensaje, que ocurrió el 12 de mayo de 2019, y pudo ser la base del armado de lo que Alfonsín llamaría un Tercer Movimiento Histórico.

      El 18 de mayo, menos de una semana después, Cristina anunciaba la candidatura de Alberto Fernández. El peronismo del AMBA sí había leído con atención, y con pánico, ese discurso y lo que representaba para su futuro. Prefirió hundir a Cristina en una vicepresidencia también penosa (sufre hoy las mismas cuitas que cuando no era vicepresidenta).

      ¿Existe el Schiaretti autocrítico? También él dejó pasar en 2019 el pasamanos de la historia (diría Pichetto). El cartero llama dos veces sólo en las películas.

      Lecciones de 2021

      Sobre las ventajas para el dúo Juan & Juan: Schiaretti perdió mal en las elecciones de 2021 en Córdoba por haber debilitado su anticristinismo, en particular a través de la conducta de sus diputados nacionales. Perdió por casi 30 puntos con Cambiemos en las legislativas de aquel año: 54,06% (6 bancas sobre las 9 en juego) contra 24,99% (dos bancas). Hay que estar lejos del cristinismo si se quiere conservar poder en una provincia en la que no hay reelección.

      Su delfín Martín Llaryora deberá convivir con un gobierno que, creen ellos, será de Cambiemos. Ya que estamos en Maquiavelo, sirve esta cita: “la prudencia consiste en saber conocer la calidad de los inconvenientes y tomar por bueno al menos malo” (El Príncipe). Por eso se reunió Llaryora con Macri, y lo hicieron público -no como el encuentro con el emir de Qatar, del que nadie ha contado nada.

      Schiaretti nacional pesa más

      Schiaretti también tiene medido que, si se embandera en un proyecto nacional, mejora su competitividad en Córdoba. Alinea esa presunción con el prestigio que tiene en el peronismo del interior y la ausencia de candidatos competitivos en el peronismo del AMBA.

      Schiaretti ha sido el jefe de la liga de gobernadores en todos los debates con los gobiernos de Macri y de los Fernández. Trabajó con sus funcionarios - Rogelio Frigerio, Miguel Pichetto y Massa - en los consensos fiscales que mejoraron los números de la economía de las provincias. De esas negociaciones formaron parte los compromisos de apoyo en el Senado a las designaciones de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz para integrar la Suprema Corte.

      A cambio del apoyo de los senadores del peronismo, las provincias recuperaron el 15% de la coparticipación que les había recortado la Nación para el sistema jubilatorio – ordenada por el gobierno de Carlos Menem en 1992 y prorrogada por Néstor Kirchner en 2006.

      El fallo de la Corte de 2015 (conocido tres días después de que Macri ganase el ballotage) les reconocía la devolución de fondos previsionales sólo a Santa Fe, Córdoba y San Luis. De esos acuerdos, de la división negociada de los bloques del peronismo en las dos Cámaras del Congreso, y del apoyo a las designaciones en la Corte, hubo ganancia para todos. Es oportuno recordarlo, ahora que se cuestiona desde el peronismo mismo que una Corte designada con su acuerdo les falla en contra en las causas CABA o Consejo de la Magistratura. No fue gratis.

      Cuánto mide un peronismo no K

      También Urtubey ve que, si le queda resto a su biografía política, tiene que apalancarse en un distrito grande como Córdoba: el segundo en cantidad de votos y con una leyenda de autonomía partidaria. El grupo tiene en cuenta cuánto puede valer el padrón del peronismo no cristinista en una elección nacional.

      En las encuestas que han medido intención de voto para 2023 calculan que está en por lo menos entre un 5% y un 7%, contra el Frente de Todos que está entre 25% y 30%.

      Es presumible que esa franja del peronismo no cristinista puede crecer, porque ese silvestre 5/7% no tiene referentes ni partidarios ni candidatos. Es donde intenta cosechar adhesiones el Peronismo Republicano de Miguel Pichetto. En retrospectiva lo que significó esa opción fue variada. La dupla Massa-De la Sota capturó en las PASO presidenciales de 2015 el 20,57% de los votos (4.639.405). En la primera vuelta de ese año subieron al 21,39% (5.386.977). En 2019 la fórmula Lavagna-Urtubey alcanzó en las PASO el 8,15 % (2.081.315) y bajó en las generales que ganaron los Fernández al 6,14 % (1.649.322).

      Anecdotario

      Este armado espera completarse con el paso de los días, en reuniones del dúo Juan & Juan con primos de otras fuerzas. Tienen el sueño de acercar a gobernadores que en 2019 estuvieron detrás de la fórmula de Lavagna-Urtubey, como Sergio Uñac, o los socialistas que gobiernan Rosario (Mónica Fein, Pablo Javkin).

      La base es Graciela Camaño, que ha lanzado el 20 de diciembre una candidatura a gobernadora de Buenos Aires por su partido Tercera Posición y que empuja el acercamiento de dirigentes como Florencio Randazzo o Diego Bossio del peronismo, Emilio Monzó del Pro o Facundo Manes del radicalismo.

      En lo anecdótico, Camaño llevó antes de Navidad a Urtubey, Randazzo y Monzó a despedir el año en la parrilla El Mirasol del bajo-autopista de la Capital. Les avisó que ella lanzaba su candidatura y que esperaba que la siguieran. No es oportuno reproducir el léxico qué usó para movilizarlos. Siempre en la anécdota, que fija y da esplendor, Urtubey le informó a Schiaretti de ese encuentro, y el cordobés respondió con la invitación a mostrarse juntos en Buenos Aires. Urtubey estaba de vacaciones en el Uruguay. Viajaron especialmente para eso. No fue casualidad, y juran que no es otro amague.

      AQ


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político