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      Palazos de Elisa Carrió a Mauricio Macri y Cristina Kirchner, e inesperada pelea política/familiar en Jujuy

      La líder de la Coalición Cívica critica los renunciamientos de los principales referentes de la grieta.

      Palazos de Elisa Carrió a Mauricio Macri y Cristina Kirchner, e inesperada pelea política/familiar en JujuyElisa Carrió cuestionó a Macri y Cristina por su manera de correrse de la carrera electoral. Foto AP

      Macri intenta retener el poder, que se le va

      La inquietud que desvela a Mauricio Macri es cuánto tiempo va a pasar para que comience a deshilacharse su liderazgo en el PRO, como efecto de haberse bajado de la candidatura presidencial. Puso a prueba el circuito al decir este domingo por radio "Horacio no me consultó". Se refería a la modalidad de las elecciones en la Capital.

      Tuvo respuesta veloz desde Madrid, como si Horacio Rodríguez Larreta esperase el desafío: la decisión es mía, como jefe de Gobierno. No es una decisión del partido. Esa intervención radial fue seguida por una operación de anegamiento a través de tuits y retuits ratificando el rechazo al plan Larreta.

      Macri agregó que sí lo había consultado Martín Lousteau. Sintetizó ese encuentro con una frase hermética, digna de hermeneutas de la revista Seúl -house organ del macrismo de paladar negro-: "Le expliqué que me parecía bien buscar todos los mecanismos posibles para que pueda competir, pero sin afectar a los porteños, ese es el límite". Competir sin afectar es rendirse, diría el manual del puntero.


      Larreta legalista

      El poder se escurre como agua entre los dedos cuando los jefazos dejan el poder. Carlos Menem, a poco de dejar el gobierno en 1999, estaba preso. Cristina, después de 2015, vio cómo estallaba el bloque peronista del Senado en dos pedazos, y el de Diputados en tres. Macri tiene que escuchar ahora que Larreta va a hacer lo que crea conveniente a sus propósitos electorales, que pasan por respetar en fondo y forma los acuerdos que tiene cerrados con sus socios del radicalismo.

      Para eso echa mano de un argumento institucional que corre al pelo del estatuto macrista de defender "valores" antes que intereses: "Me quiero ir de la Ciudad haciendo cumplir la ley". Eso quiere decir que en CABA se votará el mismo día las locales y las nacionales, y que en la misma mesa habrá una urna para poner el sobre con el voto nacional, y la máquina para el voto en el nivel local con boleta única.


      Mejor no mirar hacia atrás

      Si alguien lo cuestiona, Larreta dirá que en la CABA antes siempre se votó en fechas distintas. Hasta que, en 2019, él promovió una reforma del código electoral que le permitía unificar las fechas con la nacional. Hasta entonces podía convocarlas en cualquier domingo, menos el de las elecciones nacionales. Esta modificación se hizo para beneficiar el arrastre de la lista de Macri-Pichetto en el distrito donde mejor les iría, y les fue. Que agradezcan, porque funcionó: el ticket de Cambiemos, aun perdiendo las elecciones presidenciales en primera vuelta, le ganó en el distrito a los Fernández por casi 20 puntos (53,64% a 34,36%).

      Como contraprestación, se consintió imponer la modalidad de la boleta única para las elecciones locales, una concesión a la corrección política. Contradecía otra bandera macrista: no hay que modificar las reglas electorales en los años de elecciones. Eso se hizo en 2019 en su beneficio. Macri ahora lo reclama de nuevo para beneficiar la chance su primo Jorge como candidato a jefe de Gobierno.


      Músculo y autonomía

      La salida de Macri reclamando vasallaje de parte de Larreta promovió la ola de noticias sobre que éste no le hará caso. Lo adelantó esta columna hace una semana. Larreta viajó de regreso en la noche del domingo desde Madrid, después de una larga reunión con la presidenta autonómica Isabel Díaz Ayuso. Tiene citada a la mesa estratégica para este lunes a la mañana. El próximo viernes tiene que publicar el cronograma electoral.

      Va a juguetear con que no lo tiene decidido, para recuperar músculo y autonomía. Pero no hay espacio como para que, en una semana, proponga en la Legislatura una reforma de las normas electorales para acatar el dictamen de Mauricio. La cautela de Larreta obedece a que este cuento no termina acá. Se viene una negociación con todas las fuerzas de Cambiemos para hacer una lista de diputados nacionales unificada para octubre.


      Palazos de Carrió a Macri y Cristina


      Esa cautela compromete a todos y explica que dirigentes como Elisa Carrió, Miguel Pichetto, María Eugenia Vidal o Patricia Bullrich miren en silencio esta explosión controlada entre Horacio y Mauricio. Vidal cenó a solas con Larreta el miércoles, antes del viaje a Barcelona (visita a la hija que estudia allí) y la escala madrileña para verse con Ayuso. Después del condumio, Mariu pareció rendirse al mileísmo con frases de la anti política. Tuiteó, después de ese encuentro: "Muchas veces siento vergüenza de ser parte de un sistema político que no representa a los argentinos".

      Quien más avanzó en algún juicio fue Lilita, que dio un ejemplo de solidez argumental al publicar un llamado a tomar la política en serio. Hizo una crítica a quienes se dejan llevar por la ira, la rigidez o la pereza.

      "La civilización -escribió esta semana- cae porque hoy la baja conciencia prevalece. En la Argentina hoy prevalecen la rabia, la envidia, la hipocresía, que en algunos casos aparecen como renunciamiento histórico, pero que en realidad son un 'no juego si no gano', es decir, solo juego por el poder y no por los valores, o falsifico la verdad con el argumento de la proscripción, cuando la verdad es que puedo perder. Esto es baja conciencia, porque en los niveles altos de conciencia lo que nos mueve es el dar". ("Tiempo de dar el paso", La Nación, 5 de abril, 2023). Palazos a Macri y Cristina por su opción preferencial de no competir.


      La Argentina necesita gobierno, no revolución

      Llamar a la conversión es el camino más legítimo para pedir un cambio desde la política, algo más racional y verosímil que las quejas revolucionarias de la derecha y la izquierda de, por decir, Cristina a Milei, pasando por Macri, Bullrich o Vidal. Mauricio, apocalíptico, sancionó en las últimas horas un camino leninista: "Estamos para un cambio profundo: o cambiamos el sistema corporativo mafioso o si no la Argentina no sale adelante".

      Lenin salió de Zurich con la idea de que antes de la revolución vendría una etapa de capitalismo de transición. Al llegar a San Petersburgo dijo que quería la revolución ya. Así le fue (Lenin in Zurich, Alexander Solzhenitsyn, 1976). La gente de Cambiemos que busca inspiración en el modelo español, debería escuchar menos a las Cayetanas y a las Ayusos, y leer el libro “Un tal González” (Sergio del Molino, Alfaguara, 2023, lo promueve Pichetto, que se lee todo).

      Esa biografía de Felipe González cuenta el debate con los socialistas extremos que pedían una revolución durante la campaña de 1982. Felipe ganó el gobierno ese año con un lema más modesto y realista: "Por el cambio". Le preguntaron en qué consistía ese cambio, y respondió: "Que España funcione".

      La Argentina, con todos los activos que tiene, lo que necesita es que funcione, necesita gobierno, que es lo que no tiene. Porque plata hay, como hay también un sistema político sólido que en la última década ha asegurado la alternancia. Entre 2015 y 2021 ganaron Cambiemos y el peronismo, que, a su turno, también perdieron. Nada alteró el orden público y el país vivió una transición sin tumultos.


      Objetivos y estrategias sin control

      Estos entuertos no son sólo consecuencia de la pérdida de poder del que se va. También es el efecto de la falta de un liderazgo unificado en las dos coaliciones, Cambiemos y Frente de Todos. La salida de Cristina de la candidatura presidencial ha hecho estallar al espacio, que ofrece desde espectáculos con trompadas a funcionarios emitidas en vivo y en directo, hasta el minué de personajes en busca de autor -o sea de candidatos- entre dirigentes del PJ de todo el país.

      En la oposición tampoco hay un liderazgo unificado, como expresa el escenario porteño en el que se pelean Larreta y Macri por una mesa que concilie objetivos y estrategias, de cara a una elección que seguramente van a ganar en el distrito por paliza. No se entiende de otra manera cómo una pelea jujeña y familiar entre Gerardo Morales y Guillermo Snopek, su cuñado y senador del peronismo, le arruine a la oposición una jugada magistral.


      El amor en tiempos de cólera


      Snopek está a la cabeza de un bloque que se salió del cristinismo, pero esta pelea personal le desbarata a la oposición el que podía ser el triunfo más importante de esta legislatura: arrebatarle definitivamente el poder a Cristina en el Senado. Snopek, peronista disidente en su provincia, lanzó una candidatura a gobernador cuyo cierre de listas ocurrirá al mediodía de este lunes. El PJ de su provincia le impugnó el proyecto porque es cuñado de Morales.

      Lo hace invocando una cláusula constitucional que prohíbe candidaturas hasta cierto grado de parentesco. Esa norma, creada en la reforma constitucional de 1986 de esa provincia, se hizo para que otros miembros de la familia Snopek no se perpetuasen en el poder. Gobernaba el Ingeniero Carlos Snopek, padre de Carlos Daniel y tío de Guillermo, a su vez padre de este Guillermo. Esa cláusula se aplica pese a que la relación entre los cuñados es públicamente mala. Pero, ¿cómo hacer para que una pelea familiar se ponga por encima de la Constitución?


      Represalias en el Senado

      La gente de Morales se deshace en explicaciones de que la impugnación la hace el PJ. Snopek responde que el PJ de su provincia es funcional al proyecto de Morales. El gobernador, candidato presidencial y jefe de la UCR convalece en estos días de una trombosis femoral que superó con dos stents, aunque tiene carpeta médica por diez días más. Muy oportuno para estar fuera de esta pelea que, insisten los suyos, es ajena. Mientras, Snopek promete represalias en el Senado, adonde sigue al frente de un bloque de cinco, que es la bisagra para que la oposición tenga quórum propio.

      Por de pronto, Snopek avisó que estará ausente en la sesión que todos los bloques han acordado para el jueves 13. Este lunes presentará un recurso contra la impugnación, que prepararon sus abogados con el auxilio del cristinismo, del que Snopek parecía alejado. Recibió un llamado de Wado de Pedro interesándose en esa impugnación y le ofreció asistencia jurídica del Ministerio del Interior para preparar el recurso, que Snopek aceptó.


      Jueves clave

      Duró poco el veranito opositor del sueño de apoderarse de 38 bancas para desairarla a Cristina en el Senado. Si hubiera una mesa de conducción estratégica de Cambiemos se hubieran cuidado de apartarse de este entuerto familiar, que refleja también la distancia que hay entre Gerardo Morales y Alfredo Cornejo. Este preside el interbloque de Cambiemos y podía facturar como un logro propio haber consolidado el frente opositor en el Senado.

      La trama incluye algún compromiso con el propio Mauricio Macri, con quien Snopek se reunió a solas después de anunciar la división del bloque. Tienen un enemigo común, el radical Morales.

      Este jueves igual habrá sesión, porque Luis Naidenoff y José Mayans -bloque radical y bloque cristinista- han acordado una agenda de temas que prevé hasta una cortesía inaudita en la Cámara: habrá reunión de Labor Parlamentaria para ajustar el orden del día. Si Cristina se aviene a sentarse con los senadores a discutir los temas, la capitulación ya será completa.


      Macrismo y los Rodríguez Saá, amores de antaño

      En San Luis también se echa de menos alguna coordinación estratégica. Allí se ha formado un frente entre Cambiemos y el partido de Adolfo Rodríguez Saá para las elecciones locales. Adolfo sigue perteneciendo al bloque del Frente de Todos, pero eso no impidió que se junte con Cambiemos para los comicios locales, en donde Claudio Poggi competirá por la gobernación contra Jorge Omar "Gato" Fernández.

      Poggi es Adolfo, el "Gato" es Alberto. Milonga de dos hermanos diría Borges en esa pieza que cierra con versos sórdidos: "Es la historia de Caín que sigue matando a Abel". El trasfondo innombrable es la vieja relación entre los macristas y los Rodríguez Saá. Macri en algún round de sus campañas llegó a poner como modelo de administración a la provincia de San Luis.

      Cuando era jefe de Gobierno hubo ciertos acuerdos entre empresas estatales de San Luis y un proyecto de planta de asfalto en la CABA. Se habló en algún turno electoral de confluencia en listas, y la última señal fue la visita de Adolfo a Macri antes de las elecciones de 2019 junto a Miguel Pichetto y Ramón Puerta. Hubo hasta titulares de prensa sobre que Adolfo ingresaba a Cambiemos.


      Salto atrás: vuelve la Ley de Lemas

      Esta inquina sanluiseña tiene también origen en otra reforma constitucional, también de 1986 como la de Jujuy. Fue el debut en la Argentina de la nefasta Ley de Lemas, pergeño belga que venía del Uruguay. Permitió que Oraldo Britos renovase la banca en el Senado, que había ganado en 1983, pero que en el sorteo le quedó sólo por tres años. Un salto atrás: este año Alberto Rodríguez Saá repuso la ominosa ley de lemas.

      Oraldo sigue cerca del récord: compite en permanencia en el Congreso con Graciela Camaño. Con la diferencia de que Oraldo se fue a la casa después de pedir que el regalasen el sillón de senador. Camaño sigue en Diputados y aunque amenaza con retirarse cada cuatro años, nadie descarta que vaya por la renovación otra vez.


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político

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