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      A los 95 años, murió la actriz María Duval

      Destacada por haber trabajado junto a grandes nombres como Mirtha Legrand y Juan Carlos Thorry, su nieto confirmó la triste noticia.

      A los 95 años, murió la actriz María DuvalMaría Duval: el próximo 17 de mayo hubiese cumplido 96 años.
      10/05/2022 15:08

      Murió María Mogilesky, artísticamente conocida como María Duval. La actriz, que supo trabajar con figuras como Mirtha Legrand, la próxima semana (el 17 de mayo) hubiese cumplido 96 años.

      “Se fue rodeada de familia, de paz y de tranquilidad”, le dijo a Clarín uno de nietos, Federico Grossman.

      "El misterio Duval es tal vez el secreto más ignorado del espectáculo argentino. Un enigma, casi un cuento surrealista. Una mujer que brilla en los años cuarenta en el blanco y negro, que es tapa de Radiolandia y estrella con contratos millonarios, pero que en 1948 se casa, abandona la industria cinematográfica y construye una vida muros adentro", comenzaba la nota de Clarín con la actriz, realizada a fines de 2020.

      Maria Duval, figura repetida en revistas de espectáculos de la época como "Radiolandia" o "Antena".Maria Duval, figura repetida en revistas de espectáculos de la época como "Radiolandia" o "Antena".

      El periodismo le había perdido el rastro, el apellido se fue diluyendo, hasta que llegó el dato de que vivía en Belgrano y recordaba quirúrgicamente cada película. "Aquí ando, llena de vida y de amor. Lo que viví fue una gran fantasía"", se emocionó en su última entrevista.

      Duval era en realidad Mogilesky ("sin la v que repiten los archivos", decía), una reina de esas cintas crujientes filmadas durante la Segunda Guerra Mundial.

      Triunfar y huir

      Tenía 14 años cuando la eligieron para el protagónico en Canción de cuna, filme dirigido por Gregorio Martínez Sierra (1941) que en 1933 se había estrenado en Hollywood (Cradle Song) con Dorothea Wieck. Filmó 21 películas. A ese ritmo, hubiera cuerpeado 50 más, pero algo bifurcó el camino. A los 22, huyó del éxito para probar una "vida más terrenal".

      Maria Duval junto a Juan Carlos Thorry.Maria Duval junto a Juan Carlos Thorry.

      De la popularidad actoral al voluntariado social. De trabajar a la par de Juan Carlos Thorry, Elsa O'Connor, Mecha Ortiz, Amelia Bence a esfumarse de la radio y de las revistas y codearse con héroes anónimos del Hospital Israelita.

      Tuvo a cargo el servicio de voluntarias, asistió a médicos, recorrió  salas supervisando las necesidades de los pacientes. El oro y el barro. Una forma de ponerse a prueba, de deconstruirse, de "abandonar" el glamour ficticio. "Estaba tan cómoda y feliz que necesitaba ayudar", explicaba. "Porque la vida es un ida y vuelta y yo había tenido quién me ayudara".

      Su infancia

      Nació en Bahía Blanca el 17 de mayo de 1926, 14 días antes que Marilyn Monroe. Tercera de cuatro hermanas, hija de un viajante de comercio y una ama de casa, tenía cinco años cuando la familia se mudó al sur bonaerense, Avellaneda. Años después regresó a Bahía Blanca, cursó un año y medio del secundario, y su performance en la declamación encendió un alerta en el director de su escuela.

      "Me invitaban a declamar en funciones de beneficencia y un día me anoté en un concurso de lectura para chicas, en el Teatro Municipal de Bahía. Gané y el director encaró a mi papá: 'María no es amiga de la contabilidad, pero recita tan bien. ¿Por qué no lleva a la nena a la ciudad?'".

      También compartió el reparto de "La novia de primavera" con Norma Castillo.También compartió el reparto de "La novia de primavera" con Norma Castillo.

      El padre escuchó el consejo. A los días llegaron a la Reina del Plata para probar suerte, en principio sin el resto de la familia.

      De inmediato, a María la contrataron en la vieja radio Mitre. "Cobré la quincena, y fue ahí que papá entendió que podía ser y pidió que vinieran mi madre y mis hermanas para instalarnos definitivamente". El paso siguiente fue su trabajo en la compañía de Narciso Ibañez Menta.

      Con su padre como una sombra fiscalizando cada paso artístico, le sugirieron contactarse con el periodista Chas de Cruz, que convocaba a actores para la película Canción de cuna. La dulzura de esa niña "que llevaba zoquetes" hipnotizó y "se abrió un mundo":

      "Recuerdo que me aclararon un poco el cabello y mamá lloraba. '¿Por qué te quieren cambiar, María?'. Se asustó. Pero fui dichosa de encontrar personas respetuosas en el set. Y tuve tanta suerte que a los días filmé El hermano José, con Pepe Arias, dirigida por Antonio Momplet, que se estrenó primero. Los críticos elogiaron Canción de cuna, y eso trajo nuevas posibilidades".

      María Duval en el afiche del "16 años".María Duval en el afiche del "16 años".

      Todo le parece un sueño. Lo piensa y sienta que flota, que está en un estado de ensoñación, que todo eso no le pasó a ella, si no a otra. Lanza nombres gigantes y ni sus 12 nietos, ni sus 15 bisnietos comprenden la magnitud de una trayectoria dorada:

      "Fui dirigida por Mario Soffici, Francisco Mugica, Alberto de Zavalía, Ernesto Arancibia. El otro día le avisé a un bisnieto que pasaban una película mía y cuando la vieron se sorprendieron: 'Qué pícara era la abuela'".

      María jura que tiene "intacta" la memoria olfativa. Basta que pase por una obra en construcción o huela pintura fresca para volver a los estudios SIDE de la calle Campichuelo, a los San Miguel, a esos galpones a los que llegaba deslumbrada. "En las tres primeras películas llegábamos a trabajar en tranvía. Después, nos pudimos comprar un coche de segunda mano".

      La prosperidad de esa era hizo que para 1942 filmara seis películas. No todo lo que la reina de las historias blancas recuerda eran escenografías en interiores.

      Junto a Ángel Magaña trabajaron en "Cuando florezca el naranjo".Junto a Ángel Magaña trabajaron en "Cuando florezca el naranjo".

      "En 1943 protagonicé 16 años. Fue un verdadero papel dramático en el que sobre el final mi personaje se quería suicidar. Terminamos en los bosques de Palermo. Yo no quería hacer la escena, pero no había dobles de riesgo. Y me tiré al agua helada. Y salí airosa", se ríe. "Hubo un momento en que evolucioné y que me llegaron papeles menos dramáticos. Los críticos decían: 'Dejó de ser la llorona'".

      -¿Piensa cómo hubiera sido la vida si ese camino artístico no se hubiera interrumpido? ¿Tendría la popularidad de Mirtha Legrand?

      -Eso es relativo. Y no me interesaba tampoco. Extraño mucho todo eso, pero no me arrepiento de nada. El mundo es otro, yo era del tiempo de la discreción. Me da lástima que hoy los actores pierdan su intimidad, se la entreguen al público. Yo formé un familión. Tengo mucho amor.

      -¿Qué la llevó a querer dejar toda esa adrenalina con solo 22 años?

      -Cuando empezamos a salir, mi marido ​me había hecho la advertencia de que no le gustaba esa vida y quería que dejara. Llegué a casa llorando. Lo conocí en la fiesta de compromiso de una amiga. Él llegó tarde, venía de una velada de box. Yo estaba en una mesa con amigas y me invitó a bailar. Ni sabía que yo existía, él no veía cine argentino. Ya sé qué clase de artista eres. A los 22 me casé; él tenía 31.

      -¿Y no se arrepintió de haber abandonado lo que amaba por el egoísmo de un hombre?

      -¡No! Lo medité mucho. Yo razoné y me di cuenta de que cuanto más grande fuera iba a tener menos papeles. Me casé en 1948 y ese año fueron mis últimas películas, Cita en las estrellas y El extraño caso de la mujer asesinada, que se estrenaron en 1949. Cuando actuaba vivía una vida de fantasía.

      Después, tuve tres hijos, mi esposo tuvo problemas de salud y tuve que dedicarme. También pude viajar mucho por los negocios de él. Tenía lavadero de lanas en épocas en que se exportaba la lana lavada. Paseamos hasta por Persia, Japón y Hong Kong. Enviudé hace diez años.

      -Usted era menor de edad. ¿Quién administraba por entonces lo que ganaba?

      -Yo nunca supe cuánto cobraba ni cuándo. Todo lo administraba mi hermana mayor, que era mi asistente. Se cobraba buena plata. A mis 17 pudimos comprar una casa en José Hernández y Amenábar. Por la puerta pasaba el tranvía. A los 18 ya encabezaba yo mi compañía de teatro. Una locura.

      Con la obra No es cosa de chicos hicimos gira artística por Montevideo, Córdoba, Rosario. En el hall del teatro de Rosario me esperaba Margarita Xirgu. "Pequeña, me han dicho que eres una gran actriz. Ya sé qué clase de artista eres", me dijo. Casi me desmayo.

      -¿La tentaron para regresar?

      -Si, los hermanos Carreras. Pero yo ya no podía porque estaba muy dedicada a mis criaturas. Y ya encaraba la vida de otra manera. Me arriesgué y tengo la conciencia tranquila.

      Cómo manejar tanta fama

      -¿Lidiaba con tantos admiradores? ¿Le incomodaba la popularidad?

      -No, yo le abría la puerta a todo el mundo. No era vanidosa. Venían a tocarme el timbre y recibía a cualquiera, eran tiempos en que no se desconfiaba. Recuerdo que llegó buscándome hasta un admirador de Temuco. Después, hubo un momento en que ya no tenía tiempo de firmar tanto y se mandaban a imprimir fotos con mi firma, que se enviaban a la casa de los admiradores con un sobre estampillado.

      -¿Qué le produce ver todas esas revistas que hablan de "la reina dulce"?

      -Es como mirarme en el espejo del pasado. Radiolandia, Antena... Yo siempre me criticaba algo, era severa conmigo. Y no ambicionaba tanto movimiento, era modesta, tranquila.

      De los premios ya me fui desprendiendo, se los di a mis hijos. Hoy me asombra la edad que tengo y pienso que me ayudó a vivir tan bien el camino que elegí, ayudar al otro, no centrarme en lo frívolo. Tuve muchos honores. Fue más de lo que había soñado.

      CJL


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      Marina Zucchi
      Marina Zucchi

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