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      La oposición en modo punto aparte

      Cambiemos se divide en tres, aunque la coalición no se rompe. Los planes de Macri, Rodríguez Larreta y Carrió.

      La oposición en modo punto aparteAlmuerzo en la quinta Los Abrojos de Mauricio Macri con Mario Vargas Llosa.
      14/05/2022 01:01

      "Esto marca un punto aparte con Macri". Lo dijo Elisa Carrió cuando se retiró de la cena de la Fundación Libertad el lunes pasado, en Parque Norte. "Todo relato tiene un punto aparte, como diría Vargas Llosa", que esa noche era la estrella de la cena.

      "Me voy con la carterita, como lo hice alguna vez", sonreía mientras recorría el pasillo principal del Golden Center, interceptada por invitados que le arrancaban selfis. La mención de la carterita le pone sentido profético a la metáfora del punto aparte.

      En agosto de 2014, se retiró de acto con Pino Solanas - }su socio en UNEN- agitando la cartera. Pino había dicho que en esa alianza no había lugar para la derecha de Macri.

      Un año más tarde, una alianza entre ella y Macri ganó las elecciones. Carrió dio las razones de su retirada -el dato político más notable de esa cena-. Terminaba de escuchar un discurso de Horacio Rodríguez Larreta con un nítido eje colombófilo: podemos ganar las elecciones, pero para gobernar hay que cerrar un acuerdo con el 70% de los partidos en torno a un programa. El rap de la paloma.

      Quedarán afuera el "kirchnerismo" y la izquierda, remató. "Si a mí no me hablan del contrato moral y de la república, eso quiere decir que es un acuerdo con los corruptos", fue la respuesta de la jefa de la Coalición.

      Cambiemos se divide en tres

      Los hermeneutas de las estrategias de Carrió entienden: 1) que no rompe Cambiemos. Por eso le avisó a Macri antes de irse: te saludo para que no digan que estamos peleados. 2) Que la oposición tiene tres espacios claramente diferenciados. Macri inclinado a la derecha conservadora, Larreta entregado al pan-peronismo, ella y la UCR como representantes del pan-republicanismo.

      Todo movimiento futuro de Carrió depende de esta hipótesis. Sostiene esta mesa de arena el entendimiento de que Macri buscar llevar a la coalición a la centroderecha. Trata de contener el drenaje de adhesiones que provoca en el PRO la campaña liberista de Javier Milei.

      El PRO en el interior se reclutó en el conservadorismo sociológico que construyó esa fuerza, que hace 30 años alimentó la UCeDé. Hoy quien entona el discurso clásico de la ortodoxia económica es Milei, que encarna a un nuevo Alsogaray.

      El Partido Demócrata Nacional, que representa hoy a ese conservadorismo sociológico hará el 28 de mayo una convención en la Capital, en donde lanzará a Milei como candidato a presidente. Habrá voto casi unánime. El presidente del PDN es Carlos Balter. Su provincia, Mendoza, ha sido el escenario pionero del cisma del Partido Demócrata, que se fue de Juntos por el Cambio.

      “Juntos por el cambio, pero más cambio que juntos”

      Macri reunió el mismo lunes a la mesa de familia del PRO y lanzó un mensaje que sus participantes traducen así: Juntos por el Cambio debe ser más Cambio que Juntos.

      Defiende hacia afuera la unidad de JxC cada vez que le preguntan si será candidato a presidente. Lo hizo también el miércoles por la noche en la cena que tuvo con un veintena de políticos y empresarios en la Florida International University de Miami - testigos, entre otros, Fulvio Pompeo y Nicolás Monckeberg, el embajador de Sebastián Piñera en la Argentina. Pero hacia adentro dice que, si dejan de ser el Cambio, la coalición va a perder a su electorado en manos del discurso, entre otros, de Milei.

      Macri profesa la idea de que el público premia o castiga gestión. Si fuera así, el Código Electoral sería un capítulo del Código de Comercio. Tampoco la fórmula Macri-Pichetto hubiera alcanzado en 2019 el 41% de los votos. Ni el 43% en 2021, ganando las legislativas, siendo oposición. Ingeniero: las razones del voto no están linealmente relacionadas con los resultados de la gestión. Macri es el ejemplo de que las elecciones no se explican por una relación transaccional. Si fuera así, funcionaría el clientelismo, tumba de las fantasías. El peronismo maneja las grandes cajas y se cansa de perder elecciones.

      De alianza legislativa a gobierno de coalición

      Larreta, señalado por Carrió como cabecera de playa del pan-peronismo o el club de amigos de Sergio Massa, propone el cambio de sistema de la coalición.

      Entre 2015 y 2019, Cambiemos gobernó como una coalición parlamentaria que condujeron, desde Diputados, Mario Negri, Elisa Carrió y Nicolás Massot. Larreta ve que el futuro está en un gobierno de coalición, no sólo una alianza legislativa. Es lo que quiere decir cuando clama por un pacto político por 20 años con el 70% de los partidos.

      Esa es su diferenciación con Macri, que está por encima, o por debajo, de una sociedad que tampoco se ha roto: dialogaron el jueves, él desde el Miami-Dade County. Es un matrimonio a prueba, como toda alianza política.

      La venganza del calabrés

      El pan-republicanismo en el cual quiere referenciarse Carrió, conduce a un acercamiento con la UCR. La cúpula del partido se siente bajo el fuego de Macri por razones visibles e inviables. Entre las visibles, que Macri ensaya romper Cambiemos porque ve más próspero un acercamiento a la derecha y a la ortodoxia económica.

      Por eso se saca fotos con Trump, Cayetana, Vargas Llosa o Jeb Bush. Transmite emblemas mudos como son las fotos que se sacan los peronistas con Lula, Evo o Correa.

      Quienes hurgan en la psicología remontan esas agresiones a que no se banca la actuación de Elisa Carrió y Gerardo Morales en el tratamiento del acuerdo con el FMI en el Congreso. Morales pudo escuchar los argumentos contra ese acuerdo en la charla que tuvieron en "Pepino" de Martínez, tres días antes de la sesión.

      Carrió aportó el ingenio legislativo de aprobar el acuerdo, pero no el plan económico. Fue un golpe de gobernabilidad que aprovecharon oficialismo y oposición, como otros que ha aportado Lilita en el pasado.

      En esa trama Macri se benefició de que lo sacaron del proyecto como responsable de delitos presuntos en la contratación de la deuda. Algo que figura de nuevo en el proyecto de ley de blanqueo al 20% para crear "el fondo del Fondo" que aprobó el Senado el jueves pasado.

      Los radicales siguen creyendo que Macri prefería que estallase todo. Esta intención es difícil de probar y afirma la leyenda de la venganza del Calabrés. En el almuerzo de "El dorado" le escucharon críticas por el apoyo de los diputados del PRO a proyectos radicales que generan aumento del gasto. Después se pasó un día entero aclarando a los radicales que le quedan en el whatsapp que él nunca lanzó una campaña contra ellos.

      Desembarco en la guerra del litio

      Morales ha alineado detrás de sí a todo el radicalismo, recompuso con Carrió, parlamentó con Enrique Nosiglia, va a una conducción negociada de la nueva Convención Nacional del partido, logró que Martín Lousteau se bajase de la candidatura a presidente.

      El senador desafía al PRO en la carrera por el gobierno porteño y Morales dijo este viernes, en la visita a la fundación de Lousteau, donde se reunió con sus economistas, que todo el partido está detrás de Martín en la ciudad.

      Y si de mojar orejas se trata, se fue de viaje con Horacio a Corrientes a una cumbre de gobernadores de Cambiemos. Allí hubo ajuste de cuentas sobre los dichos antirradicales de Mauricio. "¿Que va a hacer con el proyecto de movilidad eléctrica, que es el futuro?", se escuchó entre ellos.

      Este Morales recargado carga con el pasivo de su tripe empleo: gobernador, presidente del partido y candidato. Lo que le suma por un lado, le resta por el otro. Se resintió por las observaciones macristas a la ley de cannabis, negocio jujeño. Se pregunta qué hará Macri cuando se trate esa norma. La desalientan las provincias petroleras y el cristinismo porque viene de un santuario albertista, el ministerio de Matías Kulfas.

      El litio es otra panacea jujeña, y Morales teme que Macri se enfrente de nuevo con este proyecto "radical". Pero se consuela: el problema no es el PRO, es el macrismo.

      El juego de las sillas

      En la "venganza del Calabrés" se inscriben otros gestos mudos de Macri. Le atribuyen el armado de la mesa principal de la cena de la Fundación Libertad. Era impensable que él no estuviese al tanto de que no sentaron allí a Carrió, pero sí José Luis Espert, Ricardo López Murphy, Alfredo Cornejo, Rodolfo Suárez - Morales, jefe de la UCR - y Larreta. Además, estaba la jefa del PRO, Patricia Bullrich.

      Pero no Carrió, que preside la Coalición, a quien sentaron en la mesa de las estrellas, junto a Diego Santilli, Pampita y Mirtha Legrand. Tampoco le dieron micrófono, como a los otros políticos presentes, que pronunciaron discursos como en un cierre. Un casting gratuito ante un público que ya los va a votar a cualquiera de ellos.

      Los organizadores quedaron con un gusto amargo por esa politización de una cena que lo tenía como estrella a Vargas Llosa. Tan disipado quedó que un@ de los orador@s lo saludó como “premio Nobel de la Paz”. Son los nervios.

      El triple agravio

      Carrió se retiró apenas habló Larreta. Quien crea que es impulsiva se equivoca; nada de lo que hace deja de tener función como un engranaje de una estrategia. Pero es comprensible desde una mirada subjetiva. Había sufrido un triple agravio, innecesario y miope:

      1. Lilita es presidente de la CC, que integra JxC. Debió estar en la mesa principal, con más méritos que Espert, López Murphy o Cornejo.

      2. Era, de todos los presentes, quien tiene el discurso más íntegro, permanente desde hace años, y más sólido en defensa de las libertades públicas.

      3. El público que estaba presente es el público de Lilita. Ignorar esto es tan grave como lo anterior. Si Macri armó la mesa, se equivoca y se hace daño él sin motivo alguno. No gana nada, pero hiere al conjunto. Si la mesa la armó otro - Bongiovanni, anfitrión- Macri debió invitarla en el momento a sentarse en su mesa.

      Horacio pudo hacer lo mismo, pero tampoco tuvo reflejos. Los dos podrían haber ido a sentarse en la mesa de Lilita, etc. Si Macri lo hizo con intención, es un error estratégico. Se degradó de líder a puntero de barrio. Si lo hizo involuntariamente, es una inocentada de puntero. Como los agravios perjudican al que agravia, y este agravio fue innecesario, no hay responder hasta que sea necesario. Lejos de debilitar a Lilita, la potencia.

      Macri interviene el bloque Pro

      El jueves Macri volvió a carga desde el zoom con diputados del bloque PRO. Fue una intervención poco usual, para mostrar que tiene liderazgo sobre sus diputados. No lo hacía ni cuando era presidente.

      Advierte el radicalismo que tiene dos bloques separados y que compiten entre sí. Unirlos es la prueba pendiente que debe aprobar Morales. Macri sabe que el comando de facto del interbloque está en manos del trío Negri-Ritondo-Juan Manuel López, que despacha en la oficina del jefe del bloque radical.

      Insistió Macri en que hay que cuidar la unidad, pero no desperfilarse ante el electorado. “Massa – se quejó por el zoom desde Miami - es un experto en envolverlos”. Mocionó la anulación de la ley de alquileres. "Estamos discutiendo encima una ley que lleva el nombre de Lipovetzky, que era nuestro (por Daniel, exdiputado, hoy en la legislatura de Buenos Aires, donde sigue siendo "nuestro"). Hay que derogarla, insistió, y se quejó de que el ex diputado Massot le había dicho en su momento que esa ley debía votarse. Desconcertó al bloque de Cristian Ritondo, ya que mocionar la derogación expondría al PRO al escarnio del oficialismo por desamparar a los inquilinos.

      La peña de Massa festeja rencillas ajenas

      Las diferencias resienten a la oposición y el oficialismo las advierte. Alimentó la charla del martes en el quincho de Massa de la peña de graduados en Ciencias Económicas (Bossio, Redrado, Cleri, Lavagna - Marco -, Rapetti, Peirano): Macri se sube a la tarima del PRO y le complica la pista a Horacio. Es la oportunidad para imaginar un timonazo del oficialismo en el último año de Alberto.

      Ayuda el rebote de crecimiento de 3-4 puntos y los brotes verdes, más bien injertos, por lo provisorio que son el acuerdo con el FMI y el ajustazo de Guzmán. ¿Cómo impedir que el pan-peronismo sueñe o conspire? Para la peña de Massa, Horacio es el mejor, pero lo lindo es que Mauricio lo complica. La derechización de Macri y el juego espejo de Patricia Bullrich lo ha amesetado a Horacio en el interior. Nadie tiene respuesta a la leyenda de que el mismo Larreta alienta la publicidad de esas encuestas. Quizás para abrirle los ojos a los propios.

      AQ


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político