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      La devaluación empezó con Massa

      El oficialismo despacha sus últimas peleas: Cristina manda a su gente a restarle el poder que mantiene el ministro en la cámara de Diputados.

      La devaluación empezó con MassaDisputas en la Cámara de Diputados. Foto: Lucia Merle
      02/12/2022 18:24

      El retablo del jueves en el Congreso es una tomografía del escenario político a un año de las elecciones. El oficialismo despacha sus últimas peleas: Cristina manda a su gente a restarle el poder que tiene Sergio Massa en la cámara de Diputados, su última herramienta de control.

      La oposición domina los debates y no le cuesta mucho voltear sesiones jugueteando con un reglamento de la cámara que Cecilia Moreau no se tiene bien aprendido. Le plantearon una moción de orden sin que hubiera quórum. En lugar de ampararse en la cláusula que le permite postergar la votación hasta que haya quórum, la mandó a votar y hundió ella misma el debate. Todos a casa, que era lo que quería la oposición.

      Es posible que los delegados de Massa en la Cámara fueran – más allá de las presiones de Cristina para embarrar la cancha en el terreno judicial - víctimas de su inexperiencia. Eso de pedir que se vote una moción de orden sin quórum es una vieja triquiñuela que el Grupo de los 8 (disidencia noventista del peronismo) le hacía a veces a los diputados de Menem cuando querían empiojar una sesión. Desde aquella época se permite, para evitarla, que se postergue la moción hasta que haya número.

      Dinamitaron todos los pactos

      La evaluación de daños en el oficialismo del fracaso de las dos sesiones del jueves arrojó una primera víctima política: Sergio Massa, el eslabón más fuerte de la trifecta presidencial.

      Perdió la herramienta que lo validaba como tal: el control de la cámara de Diputados. No sólo dejó a su delegada Cecilia Moreau sin la reelección como presidente del cuerpo. También dinamitó los acuerdos con propios y extraños que le permitieron, desde que asumió el ministerio de Economía, conservar el poder en la cámara.

      Con ese poder pudo lograr la aprobación del presupuesto nacional. Lo hizo porque negoció su contenido con la oposición; todo presupuesto es un reparto de fondos y es una prueba de capacidad negociadora.

      También había logrado que avanzase una sesión preparatoria el jueves, para que se reeligiese a Moreau y a las autoridades de la cámara, otro alarde de capacidad de consenso con los bloques de la cámara para lotear responsabilidades.

      En pocas horas ese castillo de poder se desmoronó. Massa estaba en el recinto el jueves para asistir a la jura de la diputada Carolina Arricau, que responde al Frente Renovador. Desapareció de la bandeja de los invitados cuando vio que todo terminaría en un escándalo sin precedentes. No hay memoria de que una sesión preparatoria haya fracasado y haya dejado a la cámara sin autoridades.

      Una sesión preparatoria es otro alarde de acuerdismo, se negocian cargos, atribuciones, fondos y dignidades a veces discretas, que no son fáciles de explicar a la luz del día. Son la punta del iceberg de un fondo necesariamente opaco que está detrás de la maquinaria legislativa. Por eso las autoridades suelen aprobarse a libro cerrado.

      La peor crisis con la oposición

      En el recuento de daños, permanecen en rango de presunciones e hipótesis las causas de este desmoronamiento, que demostró, en una segunda sesión especial de la cámara, que la oposición efectivamente controla el funcionamiento las sesiones.

      La del jueves –que además debía discutir la creación de universidades, otro programa acordado con la oposición- pudo comenzar con el número justo de 129 votos, merced a la colaboración del neuquino "Rolo" Figueroa, disidente del MNP, quien hasta ese momento era objeto de deseo por parte de Juntos para el Cambio, para sumarlo al frente electoral en esa provincia.

      Ese gesto del neuquino desató un ajuste de cuentas en esa tribu opositora, demuestra la dimensión de otra crisis: la que siguió a la pelea por la anulación de la designación de los representantes de la cámara en el Consejo de la Magistratura.

      Tan trizado estaba todo, que la sesión se cayó por falta de quórum cuando el diputado Maxi Ferraro (Coalición Cívica) la arrastró a Cecilia a votar una moción de orden para levantar la sesión. Como faltaba el número, debió levantarse y nadie sabe si la cámara volverá a sesionar en este período. Tiene autoridades por default, prorrogadas según reglamento, y se ha terminado el romance entre Massa y sus aliados en el oficialismo, y las relaciones con la oposición, sobre los cuales montó la única herramienta de poder que tenía.

      Oficialismo filicida

      No la ayudaron a Cecilia diputados con cierta precedencia. Máximo Kirchner gozó las dos sesiones frustradas – elección de autoridades y universidades - desde la banca, sin abrir el pico. Como si hubiera un mandato materno de “no te metás”.

      Tampoco la ayudó a Cecilia su padre, Leopoldo, uno de los legisladores con más experiencia desde la Argentina de la transición. Son tiempos raros. Con tanta Cámpora, tanto copito y tanta juvenilia política, esperábamos un oficialismo parricida, pero estamos ante un ciclo de oficialismo filicida.

      Cristina manda al sacrificio en la trinchera a Máximo. Lo mismo el legendario Leopoldo con su hija Cecilia. Máximo es hoy menos, políticamente, que hace un año; Cecilia es también menos hoy que hace un año. Los seniors pudieron aconsejar alguna receta táctica para enfrentar la crisis en Diputados.

      Una, evitar que Mario Negri encabezase la respuesta de la oposición. El jefe radical habló el miércoles con Cecilia Moreau y con Sergio Massa, y les advirtió que, si retiraban las designaciones, se rompían todos los códigos e iban a la guerra total. Cecilia le respondió con gestos mudos del tipo: “… - Viene de arriba”.

      Massa le pidió tiempo para remediarlo. Prometió intervenir ante quien fuera para que Cecilia no retirase las designaciones. Intentó lo mismo Massa con el larretista Álvaro González, a quien el oficialismo buscó para que amortiguase la pelea.

      El jefe del bloque peronista Germán Martínez, enterado de que la oposición no daría quórum para la preparatoria, se quejó de que era una respuesta exagerada. “Ustedes se la quieren llevar todas, le respondió Álvaro. La inexperiencia de Cecilia la hizo actuar sin medir los tiempos. ¿Por qué no postergó el retiro de las designaciones un día, hasta después de que hubiera sido elegida?

      Negri: atacar a la cabeza

      A Negri le llegó el dato de que el oficialismo buscaba que él no se metiera, porque podría hacer peligrar acuerdos del peronismo con algunos radicales del ala Yacobitti para aprobar la creación de universidades.

      Cuando el oficialismo vio que se paraba en el centro de la respuesta opositora, cargaron en forma personal sobre la persona del cordobés, que conduce de facto al arco opositor de Cambiemos en Diputados. Una táctica de manual: atacar a la cabeza del adversario para dispersarle la tropa.

      Le chumbaron al curioso Tailhade que lo acusó de hablar con tono marcial, y de encarnar (en metáfora sicalíptica y homofóbica) la sodomización del radicalismo por parte de Mauricio Macri.

      No quedó todo allí. En un momento cuando Negri pedía la palabra en la sesión especial, Cecilia se dijo víctima de ataques machirulos. Era esperable que el oficialismo buscase quebrar el vínculo personal de Negri con Cecilia, que suele acudir al consejo del cordobés para destrabar inquinas de ella con sus propios correligionarios y compañeros.

      El día anterior él le había advertido “- Te he cuidado antes, pero esto no lo podemos permitir”. Ella redobló con un grito a otro radical de la cámara, Mario Barletta: “No grite Barletta, no grite que todavía es de día: usted grita de noche, Barletta”.

      Lo de Negri era un claro insulto para descalificarlo, porque muchos conocen en la cámara la buena relación que suele mostrar Negri hacia su esposa. Pero lo de Barletta fue un misterio. ¿Qué sabe Cecilia de lo que hace Barletta de noche?

      No quedó allí. Cuando caía la tarde, Negri caminaba por un pasillo de la cámara y se dio de manos a boca con Cecilia. Le reclamó por la acusación de misoginia. “No te estaba hablando a vos, te equivocaste de persona, ¿qué te pasó? No te dirigí la palabra”, levantó la voz Negri. Ella amagó una explicación: “Voy a verificarlo y si es así voy a pedirte disculpas”. Negri se despidió repitiendo la queja.

      Camaño, de nuevo bisagra

      Otro extremo de esta fractura expuesta del oficialismo, que debilita el eslabón Massa, es el fracaso en lograr que apoyasen las dos sesiones los diputados del bloque Identidad Bonaerense, que inspira Graciela Camaño, preside el “Topo” Rodríguez, suma a Florencio Randazzo y tiene terminales remotas en Roberto Lavagna.

      Camaño fue a la cámara con la ida de dar quórum, pero vio a su bloque dividido. Randazzo fue crudo: “- ¿Vamos a ser los boludos que damos quórum para que los que entran del Frente de Todos se repartan todo con los de Juntos por el Cambio, que no entran?” Sabiduría pampa (4ª. Sección Electoral). Camaño vio que todo terminaría mal y se retiró. La ausencia de esos tres diputados, que han solido dar quórum cuando el oficialismo tambaleaba, disparó la caída del número. Fue el principio del fin.

      El objetivo, jibarizarlo a Massa

      Cualquiera que hubiera sido la causa, el producto final es un Massa más débil, que ha perdido el control del Congreso y que le quita valor político a sus acciones en la cúpula del gobierno. Es un triunfo de la oposición, obviamente, pero cabe preguntarse si no hay sectores del oficialismo que pueden sacar rédito de la debilidad de Massa.

      Si es cierta la hipótesis de un sector de la oposición, según la cual el retiro de las designaciones de los representantes ante el Consejo fue para cumplir una orden que recibió Cecilia de Cristina de Kirchner, hay que atribuirles el golpe a las intenciones de la vicepresidente de jibarizarlo al ministro de Economía.

      Es público el rechazo del cristinismo al programa de gobierno que llevan adelante Alberto Fernández y Sergio Massa, que prorroga la vigencia del acuerdo con el FMI que negoció Martín Guzmán. Por eso, que Massa pierda peso político va en beneficio de una Cristina más débil que nunca, que alza conspiraciones judiciales y de terrorismo copito en su contra. Para decirlo de otro modo, lo que menos le conviene a Cristina, en su momento de máxima debilidad, es un Massa fuerte. Ya lo acostó a Alberto; ahora le tocó a Massa.

      Para la Cristina más débil, el Massa más débil

      Es razonable pensar que ella disparó la firma de Cecilia para desbaratar la representación de la cámara en el Consejo, y provocar la parálisis del organismo, para detener y desprestigiar el funcionamiento de la justicia. Pero sería un objetivo con efectos en el largo plazo.

      Aun aceptando la nueva integración del consejo, hay un empate de fuerzas que impide que ni oficialismo ni oposición tengan las mayorías para decidir el destino de jueces – designaciones, enjuiciamientos, destituciones, etc.-

      Pero llevar a la conducción massista de la cámara a una crisis que puede paralizar el funcionamiento de Diputados, es un objetivo de corto plazo y con efectos directos en la política de hoy. Las diferencias entre Cristina y Massa no son nuevas, pueden haber permanecido disfrazadas detrás de la necesidad de mantener la unidad de este oficialismo.

      Pero piensan distinto, tienen orígenes y proyectos diferentes y en algún momento iban a volver a aflorar. ¿Cuándo? En el momento de mayor necesidad de alguna de las partes.

      Hoy Cristina está en extrema necesidad de fuerza porque pasa por uno de los momentos de más zozobra en su proyecto público y, quizás, también en la esfera privada. Pero en esta columna no se hace periodismo de la psicología ajena, ese género de diván tan difundido en la prensa militante de todos los colores, y que se entretiene imaginando lo que los protagonistas temen, sueñan, creen o dejan de creer. Cuando seguramente ni ellos mismos saben qué se les pasa por la cabeza.

      AQ


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político