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      El gobierno en terapia, la oposición de guardia

      El oficialismo cree estar en dominio de la situación, mientras la oposición está convencida de que el gobierno puede caer antes del final del mandato.

      El gobierno en terapia, la oposición de guardiaEl presidente Alberto Fernández durante un acto en Casa de Gobierno. Foto: Luciano Thieberger.

      El imperio de la virtualidad sigue marcando la percepción de la realidad, que termina siendo lo que se vislumbra a través de la insinceridad del zoom. Es el motivo del conflicto de interpretaciones que alimenta la incertidumbre ya sistémica en el proceso político.

      El gobierno cree estar en dominio de la situación, mientras la oposición está convencida de que el gobierno puede caer antes del final del mandato fernandista.

      El protocolo del gobierno afirma que se trata de un tumulto pasajero, al que le puso palabras Silvina Batakis en el maratón de reuniones con funcionarios y algunos gobernadores durante la última semana.

      Ella afirma que la falta de fondos es momentánea, que desde agosto habrá un alivio por baja de subsidios y que habrá menos gastos en la importación de gas.

      También que habrá más ingreso de dólares a partir de la liquidación de exportaciones por dos vías: 1) las medidas para alentarla con alivios fiscales a los productores con el "dólar soja", el "dólar turista", etc. 2) la necesidad de los productores de, en algún momento, ganar liquidez para invertir en la nueva temporada, y también por los efectos de la liquidación de la cosecha gruesa.

      ¿Le creen a Batakis en el gobierno? Los gobernadores que estuvieron con ella salieron con promesas para cumplir sus demandas: 1) que no se frenen los envíos de fondos para las obras públicas en las provincias; 2) que no falten dólares para insumos de la industria. Se dice fácil.

      Uno de los mandatarios peronistas del ala de los normales, la calificó de realista: es mujer, dijo con reserva de identidad, es decir que es directa y sincera, muy en su eje. Pero admitió que el mercado no le cree al gobierno y esa es la principal dificultad.

      No les habló de política, que es lo que más le importa a todos. A partir de esas reuniones de terapia realista ninguno de los gobernadores peronistas modificó su proyecto de desacoplar las elecciones locales de la nacionales.

      A esta confianza hay que agregar las señales mudas de Sergio Massa detrás del blindex pidiendo entrar a la cancha. Dice tener equipo, pero quiere jugar, ser capitán y además el DT. Demasiado para un gobierno perforado por la dialéctica negativa: ninguno de los socios de la trifecta presidencial quiere que a los otros le vaya bien.

      La llegada de Sergio terminará dependiendo del diagnóstico que haga el gobierno del frente de agosto: si mejoran, sigue todo como está. Si se agrava, que venga cualquiera, agarre la bicha con la mano y se haga cargo del final. Alberto y Cristina le darían el timón del Titanic para librarse de las desgracias.

      Guerra de ingenios en la oposición

      En la oposición la percepción de desastre despierta una guerra de ingenios para perfilarse para las elecciones 2023, que creen ya ganadas - los animan las encuestas.

      Deben sostener la unidad que ha hecho que Cambiemos sume votos y legisladores, aun perdiendo elecciones desde 2015, y que le ha permitido lograr el control del Congreso.

      En Diputados decide el quórum y en el Senado inhabilita los votos para proyectos estructurales del peronismo, como todas las variantes de la reforma judicial.

      La sesión de la mesa nacional del martes, raramente virtual, los mostró divididos en dos líneas. Los que quieren arrinconar al gobierno y soplar hasta que se apague, y quienes creen que hay que esperar que transcurra agosto.

      El ala agresiva la encarnaron Miguel Pichetto y Patricia Bullrich, alineados (con diferencias) con Mauricio Macri. Pichetto mocionó por una política agresiva que responda al mal humor social. Habló de ruedas de prensa locales e internacionales para desnudar la inacción del gobierno, y convocar a sesiones del Congreso para promover un voto de censura al gobierno.

      Según el artículo 101 de la Constitución, el Jefe de Gabinete "puede ser interpelado a los efectos del tratamiento de una moción de censura, por el voto de la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cualquiera de las Cámaras, y ser removido por el voto de la mayoría absoluta de los miembros de cada una de las Cámaras".

      Una audacia que, como opinó Mario Negri en esa reunión, sería hacerle un favor al oficialismo, que se aglutinaría en defensa propia. “No hay que alentar proyectos que después se nos vuelvan en contra”, dijo el jefe del bloque radical.

      También argumentaron en esa mesa sobre la posibilidad de un juicio político al presidente, pero la oposición no tiene los 2/3 para esto. La música de lo que propuso Pichetto no es un dislate porque la Argentina tiene un sistema semiparlamentario desde la reforma de 1994.

      En diciembre pasado el gobierno fracasó en la aprobación del presupuesto. En un sistema parlamentario como el que rige en países europeos hubiera caído el gobierno - aquí el gabinete - e irían a una nueva elección.

      Aquel fracaso en aprobar el presupuesto en diciembre 2021 fue el comienzo de la despedida del cristinismo del gobierno. Lo hizo caer Máximo Kirchner porque contenía previsiones para un acuerdo con el FMI, y cuando este se concretó, lo llevó a la renuncia a la presidencia del bloque y a la condena de Cristina a Martín Guzmán, que precipitó su renuncia.

      “Agosto es un muro” (Lilita)

      Frente a este impulso de demolición para responder al descrédito del gobierno en la opinión pública se alzó el ala moderada de radicales y lilistas. Entienden, siguiendo el dictamen de Elisa Carrió, que "agosto es un muro" que debe pasar no sólo el gobierno sino todo el país. Y que no hay que apurar los tiempos.

      De este criterio participan quienes hablaron esta semana con ella, como Gerardo Morales, Horacio Rodríguez Larreta, Negri, etc. Morales, a quien Macri sindica como portador del gen populista del radicalismo, tiene puntos tangenciales con el ala dura.

      Desde que Alberto fue a Jujuy cerró los teléfonos con todo el gobierno y espera una reivindicación de la agresividad hacia su gestión. Lo mismo sostiene Larreta, que participó el mismo martes por la noche de una reunión con Carrió en su casa de Capilla del Señor junto a Maxi Ferraro y Mario Quintana, que acompaña a la jefa de la CC en sus despliegues estratégicos.

      ¿Tiene proyecto político Quintana? Siempre lo tuvo: es el suplente de Martín Lousteau en la lista de senadores por la CABA. Si Martín deja la banca para asumir algún cargo en 2023, él la ocupará hasta 2025.

      En 2023, si gana Cambiemos Lousteau tendrá nuevo empleo, o jefe de gobierno de la CABA o ministro de un gabinete en representación del radicalismo más amigo del PRO: es socio clase A de Larreta en la administración porteña, y forma parte, junto a Alfredo Cornejo, del círculo de radicales con quienes más habla Macri.

      Lousteau ha preferido en este round la política gerencial y el manejo de los hilos en la Ciudad a un destino de candidato. Le simplifica las cosas a Macri y a Larreta, y también al radicalismo, bajándose de la pelea presidencial. Cree que en política el cartero llama dos veces.

      Mauricio a su vez, cree que éstos radicales son portadores del gen populista, algo en que insiste mucho para prevenir a su fuerza de escuchar algún llamado del gobierno a un acuerdo.

      Ese acuerdismo cristinista - que fue el eje del Grito de Ensenada de Cristina, y que hace filtrar Axel Kicillof - es una herramienta que usa el gobierno para explotar las disidencias de método en la oposición.

      El gen populista fue motivo de un diálogo espinoso entre Macri y Ernesto Sanz. "¿Lo reivindicás a Menem y lo criticás a Yrigoyen? ¿Para qué hablás del pasado?", se le quejó Sanz, fundador de Cambiemos. No se han vuelto a hablar desde entonces. Tampoco Macri con Morales.

      Quién la pone y quién la saca

      En esa mesa hubo chispas por la moción de Bullrich de rechazar aumentos de los sueldos de los legisladores, antes de que Massa y Cristina hubieran dicho nada. Hablaron apenas se filtró la moción de Patricia en la mesa, para descolocarlos. Efectos del zoom, que filtra todo lo que pasa en esas reuniones casi en tiempo real.

      Ya Luis Juez había hecho una presentación en ese sentido en el Senado. El debate fue agrio porque reveló una punta de la guerra de clases en esa mesa. Maxi Ferraro advirtió que estaban hablando de un aumento que nadie había concedido, y que además en esa mesa había gente que viaja por el mundo y por el país, en avión y en auto, mientras que hay otros, que son legisladores, que están a pan y agua y sin aumento.

      Con el aumento de los salarios de los empleados legislativos que dieron Massa y Cristina, hay funcionarios de planta de las dos cámaras, en la escala más alta de dirección, que pasan a ganar más que los legisladores.

      Massa y Cristina echaron sal a la herida con el comunicado en que mandan los aumentos a votarse en el recinto. En todas las crisis políticas, acá y en el resto del mundo, la clave termina siendo el financiamiento de la política. Hay políticos que viven de su sueldo y otros que viven del aire - o han heredado o se benefician de la "plata haragana", que es como definió Augusto Alasino a la que fluye en la política.

      Hay muchas Norma Desmond

      El vértigo 2021-2023 despierta una pelea de posiciones, que saca a Cambiemos de esa escucha subterránea del humor social, y lo lleva a la pelea de superficie. Los protagonistas fatigan las pantallas de los programas de cable del área metropolitana, con apariciones diarias y repetitivas. Entienden que hacer política es hablar en público y discutir como en una mesa de café, en un espacio que se agota en la radio y la TV - electrodomésticos que se venden en negocios de la línea blanca, junto a licuadoras y tostadoras.

      El acto de habla del político es una herramienta táctica que responde a una estrategia. No es para ganar espacio o popularidad, que no traen votos. Los resultados electorales son movimientos colectivos de grandes formaciones partidarias, de los cuales los candidatos son el instrumento. Si no, terminaremos creyendo que De Narváez le ganó a Kirchner-Scioli-Massa juntos en 2009.

      En esa elección perdió el gobierno y ganó la oposición. Algunos de los personajes (en el oficialismo y en la oposición) asumen que ya ganaron y que sólo esperan jurar. Se declaran únicos postulantes con programa y equipos, y reivindican representaciones imaginarias. Saben, en todo caso, qué representan, pero no a quién representan. Agotan su discurso en la adhesión a determinadas ideas y sentimientos. Son los Norma Desmond de estos días.

      Norma Desmond es el personaje de Billy Wilder en Sunset Boulevard (1950), una actriz del cine mudo que espera repetir fama en el cine sonoro y que sueña con que el mundo la va a reivindicar, cuando el nuevo mundo no sabe ni quién es. La frase más recordada es "De acuerdo, Mr. De Mille, estoy lista para mi primer plano”. Y Cecile B. de Mille pregunta ¿y ésta quién es? Hay muchos Norma Desmond en la galería.

      Dispersión geográfica hasta agosto

      Estas disidencias han llamado a un armisticio interno hasta nuevo aviso, sobre nuevas bases. Por de pronto, habrá dispersión geográfica, que es una manera de amortiguar protagonismos.

      Macri se fue a La Angostura el miércoles, después de la visita a Ituzaingó. Larreta se va en estas horas con su hija a las Cataratas. Morales tenía previsto un viaje esta semana a Francia y Bélgica, pero lo suspendió para prevenirse de la ola Covid que llega a todos lados (hasta la Casa Blanca).

      En Cambiemos está en revisión el formato de conducción. ¿Puede una fuerza manejarse por whatsapp, más una reunión mensual que veces es por zoom?

      Avanza la idea de sindicar el mando en los jefes de los partidos, en una mesa que diagnostique, decida y coordine campañas y mensaje, y que ese comando sesione todos los días en una sede a la luz del día. Ese equipo además debe ser una red de contención de los cuentapropistas que hacen campaña, escuchan quejas y elogios y se van a la casa a contárselo a la familia.

      Deberían armar equipos que procesen la experiencia de campaña, gestionen las demandas y estudien respuestas coordinadas. Cambiemos nació como una fuerza que ha representado durante una década, de manera eficiente, al voto no peronista. Su experiencia se basó en la hipótesis de que había un cambio en la sociedad que no leía bien el peronismo.

      El sistema de Cambiemos 2015 se apoyaba en la escucha de la conversación de la sociedad, cuyo estetoscopio manejaba el duranbarbismo, que presumía de oír un tam-tam subterráneo que debía representar esta nueva fuerza. Esa escucha produjo ruidos ya en 2017, y en 2019 estaba interrumpida. Antes de las PASO de ese año, el gobierno de Macri transmitía un optimismo que no estaba en la calle ni en las encuestas: el mismo se dijo sorprendido por la derrota en esas PASO. Un presidente no puede sorprenderse de un resultado electoral.

      AQ


      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político