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      Coronavirus en la Argentina: ejercitarse con una caminata de 5 km de pasillo

      En la cuarentena se multiplican clases online y rutinas caseras de ejercicio. Hay un karateca dormido en cada uno, que debe aprender a pelear contra la ansiedad del encierro.

      Coronavirus en la Argentina: ejercitarse con una caminata de 5 km de pasilloLejos de los paseos, muchas bicicletas y ciclistas esperan al final de la cuarentena para volver a las calles. Mientras tanto, bici fija.

      Moverse es una misión imposible en tiempos de cuarentena y los cuerpos comienzan a sentir el impacto del encierro forzoso. ¿Qué hacer para no entumecernos?

      Muchos estudios de yoga, pilates y danza ofrecen ya clases online en distintas plataformas. No es lo mismo, pero esa ventana virtual permite tanto amortizar los abonos pagos (que se perderían de otro modo por la ampliación del aislamiento preventivo) como redescubrirnos gregarios al compartir algo (aunque a la distancia).

      Otros prefieren los "solos". Hay gente que salta la soga y quema calorías y ansiedad al mismo tiempo. Ese es el combustible real de tanta actividad: la angustia que nos provoca el confinamiento.

      Un siglo con trenes de alta velocidad y turismo aéreo masivo, el mismo en el que Elon Musk soñaba catapultarnos a Marte y cobrar tickets por ello, solo puede recomendar quedarse en casa para pelear contra el coronavirus y la pandemia de Covid-19 que afecta a 180 países. Frustra y lima cualquier omnipotencia.

      Clases de pilates online para distintos niveles. Los estudios de danza y de yoga, también ofrecen alternativas por la web durante la cuarentena.Clases de pilates online para distintos niveles. Los estudios de danza y de yoga, también ofrecen alternativas por la web durante la cuarentena.

      Los viajeros inmóviles, precursores en esto de la actividad en espacios reducidos, se trepan a sus bicis fijas con un "yo se los dije" escrito con tinta invisible en la frente y pedalean sin norte (no les importa dejar a nadie atrás, su objetivo nunca fue desplazarse), mientras otros se desgañitan haciendo abdominales que te agotan como una hora de carcajadas (pero sin su música).

      El caso más pintoresco del que tengo noticia es el de un vecino, celoso del volumen de sus bíceps, cuyo balcón da al pulmón de manzana que compartimos. El cuarentón de buen ver resuelve su compulsión al fitness improvisando unas pesas con un escobillón de cuyos extremos cuelga sendos bidones de agua 10 litros. Un poquito cada día y van...

      Frente a la computadora y sin perder el ritmo, ejercicios para no entumecerse.
Foto: Fernando de la Orden.Frente a la computadora y sin perder el ritmo, ejercicios para no entumecerse. Foto: Fernando de la Orden.

      No soy inmune a esta fiebre. Recuperé de un rincón en el que lo había archivado hace casi una década, uno de esos aparatos que te venden por tevé para ejercitar las piernas, comprado en un rapto inexplicable.

      Bendición o castigo para los abductores, ese artefacto y los religiosos 6000 pasos por día que indica el celular que debo caminar (5 kilómetros de pasillo en un interminable ida y vuelta por el departamento), me permiten poner la mente en blanco y cansar los músculos con la coartada de hacerlo en su beneficio.

      Durante una de estas caminatas interiores, recordé a Pat Morita, el señor Miyagi del Karate Kid,  y el modo en que le enseñaba a Daniel LaRusso (Ralph Macchio) a defenderse (hay una nueva versión de la peli pero prefiero la de 1984, que se encuentra gratis en la web) . 

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      Miyagi le muestra a Daniel el karate que aprendió sin darse cuenta.

      La esencia de las artes marciales se esconde en la vida cotidiana, subraya Miyagi, casi sin hablar. Pintar una cerca, lijar el piso o encerar un auto, tareas que el maestro le indica, son claves para que Daniel incorpore ciertos movimientos, mientras vigila su respiración. Y desarrolla, por sobre todas las cosas, su carácter, autocontrol y templanza.

      Quizá, me ilusiono mientras me calzo las zapatillas, las nuevas rutinas que el virus nos impone saquen al karateca dormido que hay en cada uno, capaz de vencer los desafíos personales y sociales que promete este combate largo y desigual.


      Sobre la firma

      Raquel Garzón
      Raquel Garzón

      rgarzon@clarin.com