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      Sabrina Olmedo, la hija de la risa, da lecciones de risoterapia en pandemia en Miami

      A los 51 años y con más de 20 instalada en los Estados Unidos, la hija de Alberto Olmedo hace uso de la comedia en tiempos difíciles. Su vida hoy como inmigrante que despide feliz a Trump.

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      Una comediante argentina en los Estados Unidos.

      Como en esas casas de cirujanos en las que se habla en voz alta de órganos, tejidos, sutura y niveles de anestesia, en el hogar de Sabrina, en la calle Matienzo, el tópico natural era la risa. Pero más que la teoría, la cátedra inconsciente pasaba por la práctica. Qué otro producto podría vender ahora ella, transmutando en pandemia, ciudadana de Miami desde hace más de 20 años: risoterapia para latinos. 

      Alumnos de Venezuela, Colombia, México, Rosario. El microemprendimiento online desde La Florida apunta a algo más complejo que contar un chiste y esperar que los otros se rían. Se trata de aflojar el cuerpo, predisponerse, dejar de pensar que en medio de una pena es imposible una reacción contraria al llanto. "El cerebro no sabe distinguir si la risa es simulada o real y primero hay forzar la risa. Lo primero que pregunto es qué los hace conectarse con el humor y la mayoría no sabe, no se conoce, no explora ese lado", deduce la hija de Tita Russ y de Alberto, 51 años, el tono porteño inalterable a pesar del hábitat neutro.

      Cree que la comedia fue colándose cada día de los enamorados de sus primeros 10, 12 años. Era su cumpleaños, no había amigo disponible para una fiesta en época vacacional, por lo que Alberto se ponía en el centro de la escena doméstica con su "operación salvataje": "Se paraba en el medio, nos entretenía a mí y a los dos o tres hijos de sus conocidos que venían, y cambiaba la energía. Ese es el secreto, el arte de cambiar la energía".

      Sabrina Olmedo y su papá Alberto OlmedoSabrina Olmedo y su papá Alberto Olmedo

      Un grupo de WhatsApp la mantiene conectada con la sangre y lo porteño. "The Olmedo Brothers" tiene como integrantes a sus hermanos Javier, Mariano, Marcelo y Alberto Jr. (Fernando murió el 24 de junio de 2000, en el accidente que terminó con la vida del "Potro" Rodrigo). Sabrina no se cansa de repetir que se siente como "la hija de un Presidente", pero "de uno querido, que no hizo macanas". En el unipersonal en que exorcizaba fantasmas paternos (La hija de Olmedo) se reía de ciertos traumas. Intentaba descifrar, por ejemplo, si los varones de su adolescencia se acercaban a bailar lentos por atracción o como  estrategia para conocer al padre.

      Ahora que en la Argentina el triste final de Diego Maradona desempolva cada día nuevos niveles de información, uno se pregunta si ella encuentra puntos de conexión entre ciertos ídolos argentinos y sus trágicos desenlaces. La duda sobre si es el éxito -o los amigos del campeón que éste trae- es puntapié hacia la destrucción: "Puede ser esa conexión de los ídolos que nos dejan temprano y los entornos. Los entornos empujan y no te llevan a verlo, uno no lo ve mientras sigue caminando", analiza prudente. "No conocí a Diego en persona, creo que era joven como para no poder salir adelante. Es difícil estar en esos zapatos y solo puede pensarse el tema desde esos zapatos".

      A punto de cumplirse 33 años de aquella caída mortal desde el piso 11 del edificio marplatense Maral 39, todavía el público duda si Olmedo era el señor chispeante y dichoso que nos vendía, si su fama no camuflaba un vacío. Sabrina desmitifica cualquier intento de retrato de "payaso triste: "Papá no era una persona apagada, disfrutaba de la vida, la honraba, y estaba pasando un mal momento ese último año, como nos puede pasar a cualquiera. Pero que quede claro: para él la vida era un deleite".

      La vida de Sabrina Olmedo en los Estados Unidos.La vida de Sabrina Olmedo en los Estados Unidos.

      La primera vez de Ms. Olmedo en los Estados Unidos ocurrió en 1999. Tenía pasaje de regreso, desconocía la burocracia de los permisos de trabajo, y se instaló en el departamento de su amigo rosarino Hugo Pozzoli, socio de Jorge Porcel. Al momento de devolver las llaves, intentó pegar la vuelta, pero llegó Confesiones de mujeres de 30, la obra con la que "se destapó algo": "Pensé, 'o me hundo o salgo a flote'. La gente se reía muchísimo y en los diarios locales hablaban de Sabrina, la argentina. Había algo que ni yo sabía que tenía. Mi apellido no me abría puertas, solo ganas de conocerme. Hasta que acá logré un estatus a punta de trabajo, compraron lo que les doy y no por mi padre".

      La última vez que la mujer llamada así por el filme con Audrey Hepburn pisó Buenos Aires fue en enero de 2020. Llegó para visitar a "la dama misteriosa", la ex vedette y actriz Tita Russ, su mamá (también madre de Javier), quien rechaza todo tipo de entrevista. Aquel verano pasaron por Mar del Plata y desmitificaron eso que muchos podemos creer, que para la familia puede ser un "lugar maldito" poblado de los recuerdos de aquella cornisa trágica. "Esa ciudad ya no tiene una carga negativa", cuenta Sabrina desde el invierno "mentiroso" de La Florida. "Ya limpié, sin necesidad de terapia. Soy optimista y trato de luchar contra los pensamientos no agradables".

      Sabrina Olmedo en su infancia y en su adolescencia, junto a su papá, Alberto Olmedo.Sabrina Olmedo en su infancia y en su adolescencia, junto a su papá, Alberto Olmedo.

      Grababa la versión mexicana de 100 días para enamorarse (para Telemundo) cuando la pandemia liquidó su continuación como madre del actor David Chocarro. También se frenaron las funciones de la obra que protagonizaba, Actrices, en el Teatro 8 de Miami. Rápida de reflejos, la reinvención vino por el lado de un programa online (Sabrina cocina) en el que intentaba husmear en las hornallas de los famosos. Mientras, celebra el nuevo gobierno estadounidense: "Trump era demasiado agresivo, logró exaltar los sentimientos de odio de quienes ya los tenían. En algunos momentos en que salíamos de Miami nos íbamos a lugares en los que nos daba temor hablar español. Una vez nos cruzamos con un gringo a los gritos que nos grababa".

      Madre de Thiago, pareja de Felipe -arquitecto colombiano-, amante The Comedy Bible, el libro de Judy Carter, cuenta como en un stand up que apenas aterrizada en lo que sería su país de residencia cruzó al hombre "imposible", cuyos pósters envolvían sus carpetas de la escuela, Sylvester Stallone. "Estábamos en un Mall con una amiga, compré una cámara descartable y le pedí al guardaespaldas la posibilidad de una foto. Y ahí está la foto, él me toma por la cintura y yo salí, por supuesto, con los ojos cerrados". Sabrina lanza la carcajada cada dos o tres respiraciones. No es algo premeditado, ni siquiera es un tic. La chica que creció viendo en el set a Rogelio Roldán tentado, no sabe vivir de otra forma.


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      Sobre la firma

      Marina Zucchi
      Marina Zucchi

      mzucchi@clarin.com