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      En un mes, la oposición volteó a los dos ministros más importantes del Gabinete

      En un mes, la oposición volteó a los dos ministros más importantes del GabineteMarcela Losardo cuando juró como Ministra de Justicia y compartía amplia sonrisa con Alberto Fernández, que perdió ahora otro alfil con su renuncia. Foto Emmanuel Fernández
      13/03/2021 12:01

      La carencia de un líder dominante en la oposición le impide facturar dos victorias contundentes: en un mes le volteó al gobierno a sus dos ministros más importantes. La administración de los Fernández-Massa había centrado su gestión durante el primer año en la lucha contra la justicia y contra el virus. Pusieron esos dos objetivos por encima de la economía, que les empezó a remendar Martín Guzmán en el verano de 2019/2020 con dos leyes que negoció con la oposición (emergencia y endeudamiento). A la justicia le renovaron las hostilidades que habían cesado en junio de 2013, fecha cuando la Corte volteó el proyecto de "democratización" de ese poder. Lo hizo con el cañonazo a su sistema de jubilaciones, que precipitó una ola de retiros y renuncias. El virus cumple un año de avance y el gobierno - como todos los del mundo - dedicó todos sus esfuerzos a combatirlo, convirtiendo la política sanitaria en una herramienta de poder. La oposición enfocó su tarea en el rechazo de los avances del gobierno en esos dos frentes: descalificó la reforma judicial que fue al Congreso como un plan de impunidad para los ex funcionarios del peronismo con expediente judicial. También acusó al oficialismo de convertir a la cuarentena en un mecanismo de control social, que descuidó la economía y le dio al gobierno primacía en la acción pública en todos los poderes, con sumersión del Congreso en los sótanos de la virtualidad, procesos de emergencia por decreto, ajuste e impuestazos. Los responsables de esa agenda eran Ginés González García y Marcela Losardo. Perdieron su empleo. La oferta explicativa pone el acento en el fuego amigo que los desgastó, y en sus errores de gestión. Pero tanto o más importante ha sido la fuerza y la eficacia del ataque de la oposición. El gobierno lo minimiza porque es mejor pasar por inútil que admitir que estas derrotas, a seis meses de las elecciones, son un vaticinio nefasto.

      Diputados en cámara más que lenta

      La reacción es un adormecimiento de la agenda, que se limita en estas horas al recuento de daños y a echarle lexotanil a la actividad en el Congreso. La Argentina es un país semiparlamentario desde la reforma de 1994 y hoy, con un Ejecutivo golpeado por la crisis del gabinete, que se tramita en cámara lenta, la atención hay que ponerla en negociaciones entre oficialismo y oposición. La principal en lo que va del año ocurrió el miércoles pasado en la oficina de Sergio Massa en el Congreso. Enfrente, Mario Negri, Cristian Ritondo, Juan Manuel López – jefes de los bloques de Juntos por el Cambio. Veedor, que cae más tarde, con ánimo de interventor, Máximo Kirchner. Es quien le pone seriedad al oficialismo, porque lo que pacta con la oposición, se cumple. Lo otro, cae siempre en ese triángulo de las Bermudas que es el caletre laberíntico de Massa. Nunca se sabe qué piensa y se timbea en todas las bolillas. Compensa con su mansedumbre; es del tipo del político auto combustible, cada tanto detona como la nitroglicerina inestable y pierde todo lo que había ganado antes. Algún día habrá que enumerar las víctimas que arrastra en esos tsunamis, de Lavagna a Margarita. En esa mesa se avanzó en cuestiones que ocuparán la atención en las próximas horas: 1) El gobierno le propondrá a la oposición una reforma del código electoral para achatar los plazos electorales y postergar las PASO, para hacerlas lo más cerca posible de las generales. La oposición se niega a la suspensión, y a la quimera de hacer una ley de lemas que implique PASO y generales en la misma fecha. No se avanza porque el gobierno no se pone de acuerdo con qué quiere. Massa querría una reforma que convirtiera a las primarias en voluntarias, que las haga el partido que las necesite. Máximo la rechaza: cree en el voto obligatorio más que Alfonsín, que lo escribió para siempre en la nueva constitución. También impone el criterio de que cualquier reforma tiene que hacerse con el acuerdo de la oposición. Vale. 2) Se renueva la semana que viene el protocolo de sesiones presenciales con participación virtual de quien lo necesite. Implica la postergación por parte del gobierno de los proyectos tóxicos, como reforma judicial o reforma de la Procuración (“no tenemos los votos”, confiesan del otro lado). 3) Biocombustibles sigue en el freezer (“no estamos en condiciones todavía”) por presión del lobby petrolero, que se anula con el de las provincias agropecuarias. 4) El oficialismo quiere la reforma de ganancias, que se tratará recién después de Semana Santa. El Ejecutivo analiza los cambios que quiere hacerle la oposición para lograr un apoyo masivo a esta norma. Estos tiempos lentos le convienen al gobierno, que no quiere mucha vidriera legislativa. Pero si se prolonga mucho, le advirtieron los caciques opositores, habrá convocatoria a sesiones en minoría para habar de vacuna y de Formosa. Sepan desde ya que en la primera sesión que haya haremos una batucada con esos temas. Elijan ustedes la fecha y el formato, pero de eso no se van a salvar.

      Los republicanos sacaron a la política del closet

      La corrida novedosa ocurrió entre dirigentes del cristinismo de Buenos Aires. El lanzamiento del Peronismo Republicano de Miguel Pichetto sacó a la política del closet de la virtualidad, en el primer acto presencial en un año de república vigilada. Obliga al peronismo gobernante a una respuesta en ese territorio, donde el oficialismo y la oposición se juegan el futuro. El acto, además, no fue convocado por ningún jefe partidario sino por Pichetto y Joaquín de la Torre. Tampoco hubo movilización con colectivos de intendentes o de sindicatos. Los entusiastas hablan de más de 2 mil personas que llenaron las dos canchas de rugby de Indios, a quienes les tomaron la temperatura y los rociaron con alcohol. Una fiesta de la presencialidad pandémica que llevó gente de todo el país. Alzaron los brazos Pichetto, Jun Carlos Romero y De la Torre, a quien mostraron como bonaerense puro y lo presentaron como protocandidato a gobernador en 2023. Es decir, algo diferente a los porteños transterrados, como han sido la exgobernadora María Eugenia Vidal, el actual Axel Kicillof y todos los mandatarios que ha tenido la provincia desde 1983, con la excepción de Alejandro Armendáriz y Eduardo Duhalde. El resto - Ruckauf, Solá, Scioli, Cafiero, fueron porteños que fueron a remediar la dificultad de los bonaerenses de elegir un representante de la amplitud de su geografía y su fisonomía. Conviven allí el conurbano rico del Norte, el conurbano pobre del sur, la provincia interior y la burguesía de las grandes ciudades. Se entiende que deban importar gente de otro distrito que se ponga por encima de las diferencias.

      El peronismo que gobierna en la obligación de responder

      La respuesta al lanzamiento del Peronismo Republicano le costará al oficialismo, porque tiene abiertos algunos corchetes por internismo: en el debate de Máximo Kirchner con Fernando Gray por la conducción del partido, judicializado por donde se lo mire, y también porque no terminan sus dirigentes de resolver qué quieren hacer con las PASO. La idea del cristinismo que se sindica en Máximo es mover lo menos posible la reglamentación electoral, aunque ya la ha toqueteado para adelantar la elección en el partido. No ha terminado de explicar qué quiso hacer, cuando nadie le discute la función de vocero de su madre en el armado de las listas. Quizás teme, si no adelanta su captura del control partidario, algunas peleas inconvenientes en las PASO. Quien manda en el partido es quien presta o no la lista PJ y Frente de Todos a los intendentes. Seguro que habrá una competencia en el peronismo oficialista en Buenos Aires, para responder a esta provocación del peronismo opositor en el territorio propio, con exhibición de apoyos de todo el país. Responder al desafío es una oportunidad buena para que los caciques con autoestima muestren los dientes y marquen diferencias con los demás. Es una ocasión para despertar liderazgos, en un peronismo que tiene un mando vicario en Cristina y Máximo, dos santacruceños que se sacaron la lotería de Buenos Aires y no perdieron el billete. Duhalde lo hizo.

      Y forzado a proezas electorales

      La dificultad del peronismo en la provincia de Buenos Aires es compleja porque, además, va a una elección en la que tiene que hacer una proeza para retener las bancas que pone en juego. En la 2017 la elección legislativa la ganó, por poco, Cambiemos. Pero si se suman las listas que presentó el peronismo, sacó más votos - Cristina, más Massa, más Randazzo. Con esa suma, el peronismo - que en los papeles perdió porque no sumaba esas tribus -, por haberse unificado, pone en juego 19 bancas de diputados. Juntos por el Cambio, que ganó en aquella oportunidad con Esteban Bullrich a la cabeza, pone en juego sólo 14 bancas. El peronismo unificado, para renovar las 19, debería sacar más del 50% de los votos. A Juntos por el Cambio, para renovar las 14, le basta con el 38-40% de los votos. En la Capital se da una situación inversa, porque el oficialismo local tiene que renovar 10 bancas, si se suman las de Cambiemos más la UCR, que fueron divididos en 2017. Se juegan 13 sillas en el Congreso: para repetir las 10 hay que hacer una proeza. Lo que el peronismo puede perder en la Provincia, quizás, lo puede compensar con lo que perdería Juntos por el Cambio en la CABA. Este panorama entusiasma a la oposición y le hace fruncir el ceño al peronismo, porque las encuestas de prestigio que manejan los cuarteles de Horacio Rodríguez Larreta lo ponen por los cuernos de la luna. Hay marcas positivas del 68-70%, por encima de los números de 2019 en las comunas en donde mejor le fue.

      Efectos en otras provincias

      El equipo de los republicanos empieza a encontrar resonancias en otras provincias. Pichetto y Ramón Puerta dedicaron la semana a Rosario, en donde ensayaron ante un centenar de peronistas republicanos el formato presencial. Atendieron a decenas de dirigentes que piden peronismo moderado y con agenda templada; lo que es el peronismo, un partido conservador de centroderecha. Hasta se trajeron un vale de apoyo de Carlos Reutemann, que mandó a decirles que está en condiciones de ser candidato a renovar la banca de senador. No viajaron hasta Santa Fe, en donde el senador se repone de su salud en aislamiento extremo. Igual participa de esos movimientos. La oposición tiene varias tribus para articular frente al peronismo de los Fernández. El dúo Pichetto-Puerta cultivaron a Federico Angelini, del Pro, pero lejos, en Olivos, provincia de Buenos Aires, Mauricio Macri lo recibió a Miguel Del Sel, que fue candidato del Pro con muy buenas elecciones. Poco se contó de esa cita a solas, salvo que Macri lo trató de convencer de que salga del ostracismo político. No logró mucho y menos después de que se informó que la Suprema Corte confirmó una condena al actor en una causa por financiamiento partidario de hace más de 10 años. Esa condena le impone una inhabilitación de seis meses en sus derechos electorales y para ejercer cargos públicos.

      ¿Cuánto lawfare hay en el sobreseimiento a Lula?

      No es alentador para alguien que no viene de la política comerse esa galletita, por el uso de fondos que a veces pasaron por otras manos más entrenadas para no dejar huellas. En todo caso, la Corte rechazó el recurso extraordinario y es justicia. A menos que Del Sel quiera sumarse a quienes ven detrás de estas sentencias un ejercicio del lawfare. Dirá lo mismo Lula da Silva, ahora que la justicia le limpió la ficha y mandó a que se le haga nuevo juicio en otra jurisdicción, por algunas denuncias que le costaron condenas ahora anuladas. ¿O lawfare es sólo cuando la taba viene mal? Aprovechamos este episodio para destacar que este columnista adelantó el 20 de febrero (“Avant Première”) que Lula zafaba, y que Alberto Fernández ya había sido informado de que era inminente es desprocesamiento. Eso lo movió, contábamos en esa columna, a desafiarlo a Jair Bolsonaro a que celebre los 30 años del Mercosur en Buenos Aires y no en Puerto Iguazú. Una mojadura de oreja a un Bolsonaro desairado por estos fallos lulistas que, según algunos, lo benefician porque reponen en Brasil una agenda electoral de alta polarización, que le conviene al oficialismo.

      La prueba ahora es Mendoza

      El dúo Pichetto-Puerta hará una aparición esta semana, después de acompañarlo a Macri en la presentación del libro, en Mendoza. El padrón que se acercó a San Miguel tenía representantes de todas las provincias, con agregados que muestran que tiene una atracción que debe tratar de frenar el oficialismo. No sólo estaba la guardia vieja del peronismo opositor – Miguel Toma, Eduardo Menem – sino curiosos que están atentos a movimientos por el borde, como Jorge Enríquez, que este año tiene que renovar su banca ganada en 2017. Macri mandó video, y a su almohada, Hernán Lombardi, el hombre más cercano a él en estos tiempos, como coordinador de una mesa estratégica que se reúne con él todas las semanas. Esa cita en San Miguel contó con filtros: Jorge Macri quiso ir, pero le dijeron que no era una reunión del Pro; tampoco Patricia Bullrich pudo poner un delegado, aunque ya con Pichetto agotaba la representación. En ese lote había otros observadores como Guillermo MacLoughlin, secretario del partido Demócrata Nacional, que está en armado de emprendimiento conservador que tiene como referente principal a Ricardo López Murphy. La centro derecha está en tiempo de convergencia busca primos enojados con el peronismo oficialista y también en la oposición de Cambiemos. La tasa de corte son los radicales y el modelo es Mendoza. Allí el partido Demócrata se dice víctima de la administración de Cambiemos y es donde esta fuerza tiene más impulso. Carlos Balter, el exdiputado, preside el PDN a nivel nacional. Hubo banda de hombres de la diplomacia - Juan Pablo Lohlé, “Chiquito” Arnold, Andrés Cisneros, Jorge Herrera Vegas, Juan C. Sánchez Arnau, Mariano Caucino -, referencia pertinente porque uno de los carrileros de este armado republicano es José Bordón, hoy presidente del CARI. Esa dignidad le inhibe los movimientos políticos, pero da apoyo moral a esta navegación de los republicanos, que en Mendoza tendrán agenda dividida. Estarán con el gobernador Rody Suárez y el presidente de la UCR Alfredo Cornejo, y con el jefe de la base pichettista en aquella comarca, el inolvidable Alberto Flamarique, a quien los sindicalistas lo llamaban “Flamerique” en ejercicio de lo que en gramática se llama disimilación – explica lo de frezada y comisería, en lugar de frazada y comisaría, etc. De paso, recojo la inquietud de Alberto por que aclare que él pidió a los bodegueros de Mendoza que produzcan vino con bajo nivel de alcohol, y no sin alcohol, como se escribió por aquí. Igual sorprendió con gracia a los empresarios de la tierra del sol y del buen vino. Como se pide


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      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político