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      Ultima versión de Ganancias, aquel no de Cristina Kirchner a Daniel Scioli y el avión de Miguel Angel Pichetto

      Retoques al proyecto que presentó Massa. El pedido que le negaron al ex gobernador en campaña. Diputados prorroga las sesiones remotas y votan los cambios en el Impuesto a las Ganancias la semana que viene

      Ultima versión de Ganancias, aquel no de Cristina Kirchner a Daniel Scioli y el avión de Miguel Angel PichettoScioli, con Cristina, en el Instituto Patria a mediados de 2016.

      Ganancias: maltrato a la oposición, que apoya


      En tiempo de campaña, todo bicho va a parar al asador. Incluso la intolerancia, ese veneno de la política. Se contradice con la esencia misma de este arte y ciencia, que es conciliar para hacer gobernable lo que El Guasón desgobierna. Pero sirve para hacer músculo y fachear proselitismo. Eso explica el gesto del oficialismo de maltratar a la oposición, aun cuando se le acerque con gestos mansos. Ocurre en estas horas con el proyecto de Ganancias, que está llamado a dictaminarse en la semana.

      La oposición ha dicho que lo apoyará porque va en línea con la agenda de baja de tributos que intentó emprender el gobierno de Cambiemos. Le acercaron un pedido de modificaciones a la mesa de conducción de Diputados. Fue el miércoles y estaba presente Máximo Kirchner, a quien interesa citarlo porque es la cúpula -en la cual ocupa un lugar lateral, pero omnipresente como delegado de su madre- quien pide que se busquen acuerdos con la oposición. No sirvió, porque el oficialismo sólo admitió los reclamos de modificaciones sobre el proyecto -enviado por el Ejecutivo- que hicieron los gremios.


      Sindicalistas, los únicos socios sanos


      Este proyecto es el más importante del Gobierno para intentar recuperar adhesiones hacia sus candidatos en estas elecciones. Si la oposición se les suma, el rédito se socializa. Facilita la sanción, que sería cumplir con el objetivo de gobernar. Pero complica el proselitismo, si la oposición sale a decir que ellos permitieron esa baja de impuestos. Para evitarlo, se mandó a decir que la única minuta de cambios incluye esos pedidos de los sindicalistas. La orden la acompañó Carlos Heller, presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda, al consentir que uno de los invitados a la comisión del viernes (que era informativa) cargase con insultos hacia la oposición, tirándole con todo el peso de la administración Macri.

      Esos insultos de Mariano Sánchez, asesor del síndico de Hugo Moyano, motivaron que un grupo de legisladores de Juntos por Cambio se desconectase en masa y abandonase la sesión. Heller no hizo nada por hacerlos volver. Pudo suspender el debate hasta que volviesen, una manera de reparar el despropósito de que un invitado a esa comisión insultase a los dueños de casa. Luis Pastori, Luciano Laspina, Carmen Polledo, Javier Campos, Pablo Torello, Federico Angelini y otros se desengancharon y dejaron sólo al oficialismo con la extrema izquierda, que también juega a la intransigencia. Quedaron de seña Facundo Suárez Lastra y Albor Cantard con el justificativo de que estaban en la lista de oradores. Tampoco sirvió para amortiguar la rigidez proselitista del peronismo del Congreso, que admitirá sólo los pedidos de los gremialistas, a quienes Sergio Massa recibió en persona junto a sus asesores para escucharlos cuidadamente. Al interbloque de Juntos por el Cambio les recibió los pedidos por mesa de entrada.


      Exclusivo: la letra chica que se aprobará

      Esta semana el oficialismo avanzará con el dictamen, pero antes debe dar una prueba de amistad, con la aprobación del protocolo que prolonga el formato de las sesiones semipresenciales, para poder reunir comisiones y llamar al plenario, seguramente después de Semana Santa. La versión final -que hace circular entre los suyos el Gobierno en estas horas- agrega los cambios al proyecto originario de baja de Ganancias, con disculpas de detalles técnicos, pero reproduce lo que irá al recinto y pocos tienen hoy en el Congreso:

      - Se exceptúa del tributo el aguinaldo hasta $ 150 mil brutos mensuales. Se aclara con la palabra "haber" y se actualiza por el índice RIPT (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores).

      - Se agrega deducción de los seres queridos, no sólo los cónyuges, según se reglamente la validez del acta de unión convivencial, cualquiera fuera el sexo. El texto del proyecto toca lo emotivo cuando dice que “la deducción prevista en este apartado también será aplicable para los integrantes de la unión basada en relaciones afectivas de carácter singular, pública, notoria, estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida común, sean del mismo o de diferente sexo, que se acredite en la forma y condiciones que a esos efectos establezca la reglamentación”. O sea que nada de poliamores, y habrá que explicitar "proyecto de vida".

      - Se propone flexibilizar el requisito para la deducción para jubilados, estableciendo un monto mínimo de ingresos para perder el beneficio, equivalente a la ganancia no imponible del artículo 30, inciso a) de la ley (hoy en $ 167 mil pesos). Por ejemplo: si un jubilado obtuvo ingresos por $ 2 millones por el arrendamiento de un campo pierde el beneficio, pero si tiene intereses de plazo fijo por $ 150 mil, lo mantiene. Igual si recibe como renta un alquiler

      - Movilidad y viáticos: se propone consolidar un derecho adquirido de los trabajadores e incorporar la deducción de manera plena al texto de la ley -de manera similar a como hoy está establecida mediante facultades delegadas-, para evitar que en el futuro se limite la deducción de gastos de movilidad.

      - Beneficio Zona Patagónica: se propone incorporar un artículo que establezca que se mantiene vigente el beneficio. Es redundante, pero se incorpora para cerrar la discusión.

      - Se mantiene del proyecto original la delegación de facultades para establecer deducciones incrementales, para remuneraciones de $ 150 mil a $ 173 mil y así evitar “saltos” en la escala.

      - La vigencia del proyecto será retroactiva al 1º de enero de 2021. Según el proyecto, es un alivio fiscal adicional para los 1.267.000 trabajadores y jubilados que van a dejar de pagar el impuesto por el nuevo piso de $ 150 mil, ya que lo que pagaron por enero y febrero y paguen por marzo de impuesto a las ganancias se les devolverá en el recibo de sueldo de abril. El argumento político es que eso llevará $ 10.000 millones a los jubilados durante abril, que se volcarán de manera directa al consumo.


      La intransigencia de los intransigentes

      Impensable que el oficialismo en campaña compartiese tanta munificencia con la oposición, aunque hubiera asegurado que dará el quórum y los votos para que el proyecto salga. ¿Es posible de otra manera? Difícil, porque la mayoría de los protagonistas de esta comedia han asumido las posiciones que ostentan ejerciendo también la intolerancia, consumiendo y haciendo consumir a los otros el veneno de la intransigencia. La prueba de talento sería que algunos de ellos asumiesen el costado tóxico y destructivo de hacer política desde la intransigencia, y abrieran el juego a alguna superación de la confrontación. Sacar leyes en estas condiciones genera situaciones frágiles y de corto vuelo, y las medidas que deberían pavimentar el futuro se convierten en escollos.

      Lo primero que debe aprender un político es a tomar decisiones de gobierno sólo si las puede asegurar en el tiempo. Si las normas salen por pocos votos de diferencia, son pan para hoy y hambre para mañana. Durarán lo que dure el ciclo político de sus autores. Lo único que debe pensar un decisor público es qué ocurrirá con las normas que resuelva cuando él no esté en el poder para defenderlas. Es sencillo de entender, pero duro de aplicar si la intransigencia es uno de los pilares de la vida pública. El otro es el regeneracionismo, toxina que se induce a cada uno que asume el gobierno a creer que debe trastornar todo, darlo vuelta y que no quede nada en pie. Esta es la base de la dialéctica negativa de los gobiernos, que destruyen lo que hallaron y tampoco construyen nada, porque no llaman al consenso creativo de lo nuevo. En el mientras tanto tienen celular pago, oficina, secretaria, auto y protección. En este punto, el crimen paga.


      Lo que pidieron Scioli y Massa, y no les dieron


      En suma, el peronismo se abraza a sus socios del sindicalismo –que igual lo iba a apoyar sin ampliar su base- y desaira a la oposición –que sí le aportaría sustentabilidad-. La ganancia está en el cartel, en el proselitismo, algo que tampoco es despreciable en campaña. Aunque evoque escenarios del pasado. En 2015, en la cumbre de gobernadores de Tucumán que ocurrió entre la primera y segunda vuelta electoral (29 de octubre), Daniel Scioli reclamó a la entonces presidenta un anuncio de campaña que contenía una baja de Ganancias, que era una bandera de la campaña de Macri. Cristina lo rechazó. Es indemostrable que no hubiera influido en el resultado del ballotage del 22 de noviembre, y pudo cambiar el destino.

      Esta nueva versión de la baja del impuesto evoca al peor Massa –ante los ojos del cristinismo–, que es el Massa socio de Macri. Ya reclamó en otro round de la reforma fiscal, en diciembre de 2016, una baja más amplia que la que proponía Macri. Se la desbarataron los gobernadores, para defender los fondos que van a ellos por coparticipación. El actual proyecto nació en una cumbre de Chapadmalal, improvisada el día de enero cuando Martín Guzmán andaba por el puerto de Mar del Plata cortando cintas junto a Fernanda Raverta. Massa se quejó del proyecto de Guzmán de suspender la baja de alícuota del impuesto a las Ganancias, que había dispuesto para paliar los efectos de la peste.

      Guzmán había logrado salvar ese proyecto, y que esa baja de las alícuotas rigiera sólo para el personal esencial o directamente afectado por la peste, pero que no lo fuera para la generalidad de los contribuyentes. Guzmán también es inflexible en que le aprueben el proyecto que presentó en diciembre pasado, para que se levanten las mejoras en el pago de Ganancias, que había dispuesto el gobierno de Macri a las empresas. Este fin de semana envió una versión que distingue entre pymes y grandes empresas. El proyecto de “vuelta atrás” va de la mano del apoyo de Economía al impuesto a las grandes fortunas. La pelea está abierta, pero es un salto con red. Nadie está dispuesto a pelearse con Massa, aunque éste logre facturar como un triunfo propio la baja de ganancias sobre salarios, que busca halagar a sectores medios que hoy parecen apoyar a la oposición. Algo que muy pocas iniciativas fiscales del gobierno han tenido hasta ahora, salvo las de la emergencia, que rogó y logró Guzmán en los dos primeros meses de su gestión a fines de 2019 y enero de 2020.

      Este intento de mejorar el perfil electoral del peronismo es una pretensión de difícil concreción, en un país en donde los grandes bloques de votos son inconmovibles. Macri, pese a la economía de desastre que gerenció desde 2018, sacó más votos que en 2015 y 2017, y retuvo para Juntos por el Cambio el mismo segmento de votos que en 2019. Lo hizo sin avanzar en reformas como la que propone ahora Massa, algo que en 2018 ya le había propuesto a su gobierno el entonces senador Miguel Pichetto, que lideraba un bloque disidente del cristinismo, y que era mayoría en la Cámara alta.


      El mismo amor, la misma lluvia


      Se entiende la recurrencia, porque la autoría es la misma: el equipo de economistas que integran, en todas esas fechas, entre otros, Diego Bossio y Guillermo Michel. Puede ser que esta vez tengan mejor suerte que en las otras oportunidades en las que elaboraron esta receta. La ciencia de estos expertos que han trabajado con Pichetto antes y ahora con Massa, ha doblegado a la de los expertos de Guzmán. En términos de ilusión electoral la ecuación es simple: entre 2011 y ahora, el porcentaje de aportantes a Ganancias sumando los asalariados activos y pasivos creció del 10% al 25%.

      La medida beneficia a casi 1.400.000 de contribuyentes, con un costo de $ 42.000 millones. Como ese dinero que va a los bolsillos pasa al consumo, el power point que distribuyen los patrocinantes de la medida promete que el fisco recuperará el 70% a través de impuestos al consumo. El proyecto agrega una cláusula que habilita a la AFIP para que por vía de la reglamentación aumente las deducciones, para evitar "saltos" en la escala de los asalariados más altos.


      Bienandanzas opositoras


      Sobre la bienandanza de Pichetto. Los embajadores con destino en Buenos Aires lo buscan para conocerlo. De España lo comprometieron a un almuerzo esta semana con el embajador Javier Sandomingo. Piden informes de Madrid sobre esta novedad que es el peronismo republicano. Y se producen desprendimientos generosos. El viernes Pichetto va a Mendoza junto a Ramón Puerta y ya consiguió un avión privado que lo acerque. Una ley no escrita de la política criolla dice que hasta que no tenés un avión a disposición no sos nada. Con avión ya es otra cosa.

      Van a estar el jueves en la presentación de libro de Mauricio Macri, que es el eje de todas las agendas opositoras de la semana. El martes los radicales Alfredo Cornejo y Mario Negri tienen turno para visitar Formosa. El mismo día, en ejercicio de bilocación, Negri hace una aparición en Bahía Blanca para apoyarlo a Maxi Abad en su disputa con Gustavo Posse por la jefatura de la UCR de Buenos Aires. Esa interna se nacionalizó, como la de este domingo en Córdoba, porque compiten referentes del nivel nacional que buscan pie en distritos clave. Posse tiene el respaldo de la UCR de Capital, socia de Horacio Rodríguez Larreta, que se mantiene neutral en la disputa.


      Negociaciones a cuatro ojos

      La intervención de Enrique Nosiglia en apoyo de Posse en Buenos Aires busca reforzar la cantidad de delegados en la convención nacional del partido, que es donde se decidirá el formato de alianzas para 2023. Allí el sector radical busca colocarlo a Martín Lousteau de candidato a todo lo que se pueda. El ala Abad, a quien apoya Negri, expresa al radicalismo del interior de la provincia, que disputa el poder con Posse (que tiene una señal amistosa del PRO), que es fuerte en el conurbano. Abad controla el bloque de diputados en la Legislatura de La Plata y tiene la mayoría en el Senado. Suman como adversario además de Posse, al oficialismo, que quería demoler ese control opositor en la Legislatura.

      Posse alza una bandera de independencia del PRO de la UCR, y suma sectores tradicionales del partido, como Fredi Storani y Juan Manuel Casella, y le reprochan a los Abad hacer seguidismo del PRO. Esta tensión hace que pongan en la cancha todos los recursos con que cuentan, incluidos esos padrinos externos que simbolizan las tensiones del radicalismo nacional, aunque no sean candidatos en la provincia, como son, de un lado y del otro, Lousteau o el médico Facundo Manes. Se multiplican con tanto afán de ubicuidad, que despiertan bromas como la que dice que los vieron negociando a los cuatro en una estación de la ruta 2: Lousteau, Manes, el ego de Lousteau y el ego de Manes. No llegaron a nada. A las urnas.


      Francisco se auto-saluda


      Por debajo, o por encima de estos gestos de intolerancia, hay corrientes de entendimiento. Esta vez las habilitó el Papa Francisco, que se hizo festejar los ocho años de pontificado con una carta multipartidaria, que reunió más de 200 firmas de personajes públicos de la política y los negocios, y alguna estrella de la blogósfera. Estuvieron casi todos, salvo aquellos que seguramente enviaron mensajes personales al papa Bergoglio por la fecha -como los presidentes en ejercicio y los que se han sido-. Francisco es un agitador de la serenidad y más cuando advierte que hay olas amenazantes.

      Que estuvo detrás del saludo, lo prueba que el pedido de firmas incluyese a importantes referentes que ocultaron su identidad en los despachos de prensa. Por ejemplo, la de Juan Grabois, que firmó junto a oficialistas y opositores esta carta, que hay que incluir en la lista de los gestos de acuerdo más notables en mucho tiempo. Grabois, jefe de los movimientos de la economía popular, ha crecido en importancia con el gobierno de los Fernández, pero tiene agenda propia, como lo mostró con reclamos callejeros en la CABA o en las críticas a las acciones del gobierno de Insfrán. En sus cuarteles de la CTEP en el barrio de Constitución tiene una oficina uno de los altos mandos de Scholas Occurrentes, el laico Enrique Palmeyro, que también firmó la carta y se ocupó de sumar otras.


      Revoleo de sotanas y cambio "in pectore"

      Francisco festeja el libro de Nelson Castro sobre la salud de los papas, y que le sirvió para volver a juguetear con el viajo-no viajo, con el cual ha entretenido a la feligresía toda. Sólo le falta capturar a Miguel Pichetto, que monta sus discursos en el rechazo al "pobrismo" bergogliano y no le va nada mal. Bergoglio está confinado en el Vaticano, que está más cerrado que nunca por la peste. Esto impidió que hubiera celebraciones por los ocho años del papado. Hasta la embajada argentina sesiona de manera virtual. Tuvo en enero de visitante a monseñor Oscar Ojea y discutió con él la nueva cúpula de la Conferencia Episcopal, que se elegirá el mes que viene. Ojea tiene todos los números para seguir a cargo de la CEA, con Mario Poli de vice 1° y Marcelo Colombo (de Mendoza) como vice 2°. Carlos Alfa, secretario, cumple dos mandatos y puede ser reemplazado por Pedro María Laxagüe, obispo de Zárate-Campana.

      Este revoleo de sotanas tiene atractivo porque Poli, primado de la Argentina y arzobispo de Buenos Aires, cumple 75 años en noviembre del año próximo.​ Debe renunciar al cargo y Bergoglio debe tener in pectore ya a su reemplazante. Hay quienes le juegan unos boletos a Victor Fernández, su obispo más fiel, redactor de sus escritos más exquisitos –hasta encíclicas-, y a quien le confió la diócesis de su adversario más enconado cuando estaba en Buenos Aires, el ex obispo de La Plata Héctor Aguer. “Tucho” Fernández ha sido el hombre de las misiones difíciles, como fue atornillar el control sobre la Universidad Católica Argentina, en donde Fernández fue rector casi una década.


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      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político

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