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      Alcahueterías no ganan votos, fugas en la emergencia y Lula subido a los hombros de Alberto

      El Presidente busca sumar a los gobernadores en su ofensiva contra la autonomía porteña. El espionaje estatal y la estrategia contra la Corte. Viaje a la asunción de Lula, pero sin comitiva en el funeral de Benedicto XVI.

      Alcahueterías no ganan votos, fugas en la emergencia y Lula subido a los hombros de AlbertoEl flamante presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva junto a su par argentino Alberto Fernánez.

      Alberto duhaldista: Abrazado a Lula y contra la Corte

      Alberto Fernández no se aparta del libreto que puede sostenerlo hasta el final de su gobierno, con la ilusión de sentarse en una mesa que considere que merece un nuevo mandato. Consiste en abrazarse a los gobernadores del peronismo, aislar el fortín CABA – santuario de la oposición - y subir la presión contra la justicia. Comienza el año con una carta en la que le pide a los gobernadores de su partido que lo acompañen en el pedido de juicio político a la Corte, un ademán tópico –y típico- de los gobiernos débiles.

      El formato lo inauguró en el año 2002 Eduardo Duhalde, que reencauzó las protestas callejeras contra su administración hacia el palacio de Tribunales. Inauguró los pedidos de juicio político que heredó con satisfacción Néstor Kirchner en 2003 como herramienta para doblegar al peronismo menemista que había creado la Corte de la llamada -e improbable- mayoría automática. Le importaba más eso, para sumar fuerza dentro del peronismo (que le había ganado, con Menem de candidato, en las elecciones de ese año), que reformar la justicia. Y si quiso eso, le salió mal, porque la Corte que construyó con Cristina se convirtió en pocos años en un dique de contención a sus tentaciones autoritarias.


      Combatiendo la reforma del ‘94


      En aquel momento se trataba de responsabilizar al tribunal de no abrir el corralito y los corralones para satisfacer a las víctimas de las deudas dolarizadas, que se agolpaban en las escribanías. La Corte de Julio Nazareno le respondió con el bolsillo: o cesaban los ataques o declaraban la inconstitucionalidad del corralito y la pesificación. El clímax fue un viernes negro que llevó al dólar a valer 4 pesos, algo que hoy parece una fantasía vintage.

      Ahora el ataque viene de la mano de otro tópico del peronismo: descalificar uno de los institutos centrales de la reforma de 1994, como es la autonomía de la CABA. Es el que más daño le ha hecho al peronismo, y que más ha beneficiado al no peronismo, que les ganó con dos candidatos porteños, Fernando de la Rúa y Mauricio Macri. Y que puede repetir en 2023. El peronismo admitió en aquella reforma todo, a cambio de una reelección para Carlos Menem. En los 30 años siguientes se la ha pasado hostigando aquel renuncio que les impuso Menem, el último líder que ha tenido.

      Hoy el ataque está sintetizado en la frase de la carta de Alberto este domingo: "El sistema federal es puesto en crisis a través de una innecesaria medida cautelar y del indebido planteo de una ciudad autonómica". Para el Presidente son tan dañosas las cautelares concedidas por los fondos de la CABA y el Consejo de la Magistratura como "el indebido planteo de una ciudad autonómica".


      El pánico a la autonomía CABA

      La autonomía de la CABA ha estado en la mira del peronismo desde 1994. Menem se resistió a consentir que hubiera elecciones a jefe de Gobierno, y accedió cuando la oposición de entonces condicionó su voto a la prórroga de los impuestos nacionales que vencían en 1996, a que hubiera esas elecciones. A aquellos impulsos siguieron las críticas a la eliminación del colegio electoral y la contrarreforma de 2006. El Kirchner fuerte de aquel año que siguió a la salida de Roberto Lavagna, emprendió la sanción de un paquete de desandaba cláusulas de la reforma: modificó el Consejo de la Magistratura para darle más poder al estamento político, logró los superpoderes para el Ejecutivo y sancionó la llamada "Ley corta de hidrocarburos" que imponía condiciones a los gobernadores en el manejo de estos recursos, como se los había entregado la reforma de 1994.

      Para Néstor y Cristina había sido la reforma más dañina para la Nación, aunque ellos la votaron. Alguna vez habrá que explicar este mecanismo del matrimonio que ha dedicado la mitad de su vida a enmendar el rumbo que emprendieron en la otra mitad. Quizás sea sólo ambición de poder.


      ¿Pagan las alcahueterías en las urnas?

      Cristina retomó este impulso anti reformista en 2011, cuando reeligió por el 54% en unas elecciones en las cuales la oposición participó pulverizada. Avanzó con la estatización de las acciones de Repsol en YPF y cerró la economía con el cepo al dólar. Ya no era lo mismo, y sus intentos de aplicar la Ley de medios de 2009, o la reforma judicial para "democratizar" la justicia se diluyeron en la arena.

      La carta de este domingo tiene, como todos los mensajes del oficialismo, de destinatario al público del peronismo. No conmoverá al público de la oposición, que se concentra en los grandes distritos y que vaticina a través de las encuestas que el gobierno está condenado a una derrota en octubre. Nadie puede asegurar que eso ocurra. Nada en política está escrito en piedra. Pero las encuestas mueven la conducta de los dirigentes, que ofician en los altares de la sociología electoral con una fe digna de mejor causa. El público del banderazo no se va a conmover ante un gobierno que pelea con otra arma arrojadiza, el producto del espionaje estatal, que destila a través de la prensa militante pro-gobierno.

      Se trata de alcahueterías sobre conductas privadas que buscan, como las encuestas, herir a los protagonistas para que tomen posición en las candidaturas. Es difícil que lleguen a permear en la decisión de los votantes, como no permearon las alcahueterías que se conocían antes de 2019 sobre las conversaciones privadas entre ex funcionarios del cristinismo. No impidieron que el Frente de Todos ganase las elecciones.


      "La vida de los otros", en remake criolla

      El voto del país empatado -como es la política en todo el mundo de la polarización- persiste en el respaldo a las mismas fuerzas casi con paridad. En 2021 fueron 42% para Juntos por el Cambio y 34% para el Frente Todos. Ajustarse los cinturones y puertas en armado, como piden l@s azafat@s. El desafío es mantener la unidad. Le cuesta menos a la oposición, que baila una música triunfalista y nadie quiere bajarse del tren ganador.

      El Gobierno tiene que resistir para frenar fugas del barco en emergencia. Se entiende que eche mano de campañas dañinas hacia sus adversarios, como es la publicidad de filtraciones de indiscreciones que sólo están al alcance del sistema del espionaje estatal. Ya llegará la revelación de cómo funciona esto, que emula el filme "La vida de los otros", que relata el ominoso espionaje en la Alemania comunista sobre los adversarios del régimen.

      No es lo mismo, tampoco, tener a la gente en la calle como en 2002 reclamando por corralitos y corralones en el "llaverazo", que señalar a la Corte porque sus empleados distribuyen, como lo hicieron siempre, los "mastiquines" informativos"-así los llamaba el legendario Jacinto Gaibur, prensero de la Cámara de Diputados de Alberto Pierri- para el uso de la prensa y de quien los quiera leer. Es el nombre histórico de las síntesis explicativas de las sentencias, que se envían a la prensa para "usar sin citar", para explicar las causas y consecuencias de decisiones judiciales escritas con complejidad. Siempre existieron, pero ahora el Gobierno quiere incriminar a empleados de la Corte por distribuir el material, que reciben hasta los fiscales y jueces, a los mismos a quienes llegará la denuncia que hace el gobierno. Simplezas de fin de año.


      Suspender las PASO para enloquecer a la oposición


      Las acciones negativas sobre los opositores están detrás de los cambios en la legislación electoral de algunas provincias, que adelantan elecciones respecto de la nacional. Esto último busca proteger al peronismo del país normal, para no ser arrastrado por el peronismo del país anormal (el del AMBA), a derrotas como la de 2021.

      La suspensión de las PASO refuerza la autoridad de los gobernadores sobre su territorio y desordena a la oposición. En la visión del oficialismo, eliminar las PASO en provincias como Buenos Aires puede dividir a la oposición en el debate sobre si apoyar o no una reforma en la legislatura de La Plata. Creen que la PASO entre el PRO y el radicalismo es más conveniente a la fuerza de, dígase, Santilli o María Eugenia Vidal (PRO), por sobre el radicalismo. Sin PASO, y con una negociación horizontal entre dirigentes, podría haber una ventaja para la minoría que sacó el 40% de los votos en la interna que disputaron en 2021 y, en una de esas, arañar una vicegobernación (de la que quedarían lejos en unas PASO). Esta visión olvida que es difícil que la oposición juegue contra sus intereses, que están ligados a una estrategia para ganar, y no para el buen perder, como la que anima hoy al cristinismo bonaerense. Vale siempre la misma advertencia: no hay que leer a Cambiemos con ojos peronistas, ni al peronismo con ojos gorilas, so riesgo de no entender nada.


      Lula subido al hombro del socio argentino

      Lula da Silva, después del "cristinazo" que le propinó Bolsonaro -le dejó la banda presidencial en la percha- busca reparar la debilidad de su gobierno (ganó por 50,90% a 49,10% y no controlará el Congreso) subido al hombro de otro gobierno débil como el de Alberto. Aprovecha que para Argentina una presidencia de Lula es viento a favor como no ocurre con otro socio estratégico. Lula lo reconoce y recupera gestos imperiales de su país como el que tuvo en la primera década del siglo con el lanzamiento de la UNASUR, de la mano de Eduardo Duhalde.

      Hoy se sube a los hombros de Alberto y de la Argentina, el socio más cercano que tiene, a quienes honra con dos visitas en enero. Una es la reunión de la CELAC del 24 de enero. La delegación que estuvo este domingo en Brasilia se anotició de que pegado a ese viaje, Lula quiere una visita de Estado a la Argentina, antes de los viajes prometidos a los Estados Unidos y a China.

      El formato de la visita de Estado -previsto para el 23 de enero- incluye sombrerazos ante los tres poderes y reuniones de trabajo entre los gabinetes de los dos países. Lula ponderó como más importante venir a Buenos Aires que ir a la cumbre mundial de Davos (16 al 20 de enero), a la que manda sus mejores representantes: su vicepresidente y ministro de Industria, Desarrollo y Comercio Exterior Geraldo Alckmin, el de Hacienda Fernando Haddad, la ministro de Medio Ambiente, la legendaria Marina Silva, y el canciller Mauro Vieira.


      Apuran el lanzamiento del "Sur", inspirado en el "Austral"


      No es nueva esta preferencia por la Argentina. En 2003, cuando vino a la asunción de Kirchner, Lula se lo llevó en su avión a Duhalde. Más tarde le puso una oficina en Brasilia y lo mostró como emblema del vasallaje respecto de Brasil, cuyo proyecto ha sido siempre ser la cabeza que represente a la región en el mundo. Este nuevo round le impone al gobierno argentino un acelerado reseteo de agendas. El discurso de Lula de este domino es un canto a la globalización, que declaró el final de la era del aislacionismo que había impuesto Jair Bolsonaro, refugiado en la quinta de Donald Trump, otro aislacionista de aquellos, admirado en este punto por el cristinismo extremo.

      Para sus viajes a Buenos Aires, Lula prepara el lanzamiento del demorado proyecto de una moneda común, no única, que emitirá Brasil para el comercio con terceros países, el primero la Argentina, que es socio preferencial para exportaciones e importaciones. Como emulación tercerista del "austral" - creado por el gobierno de Raúl Alfonsín -tiene un nombre que intenta invertir el planisferio, diría Gerchunoff-. Se llamará "Sur" y no reemplazará a las monedas preexistentes, sino que se emitirá como un papel virtual -como los DEG, Derechos Especiales de Giro- que usa el FMI en el tráfico entre sus socios - para pagar compras y ventas. La Argentina del drama del bimonetarismo, pasará a ser un país trimonetario -pesos, dólares y "sudes"-. "¿Quién ha visto un "¿Sur”, viejo Gómez?" se cantará en algún futuro.


      Vaticano: no vengan por acá


      Alberto inaugura el año epistolar con la carta de condolencias por la muerte del emérito Benedicto XVI, que vendría a ser como el Cristina de Bergoglio, la sombra que vigilaba sobre el sucesor y que, cada tanto, se animaba a sancionarlo por heterodoxias. Esos gestos produjeron, por ejemplo, un encontronazo en 2018 que le costó la cabeza al principal comunicador del papa Bergoglio, Darío Viganó, responsable de la revolución mediática que impuso Bergoglio en 2013.

      En una carta sobre la colección de libros "La Teología del papa Francisco" deslizó: "Aplaudo esta iniciativa que busca oponerse y reaccionar ante el prejuicio estúpido según el cual el papa Francisco es solo un hombre pragmático desprovisto de formación teológica o filosófica específica, mientras que yo era solo un teórico de la teología que poco entendía de la vida concreta de un cristiano hoy en día", escribió Benedicto. Se habló de censura vaticana sobre esa carta, y rodaron cabezas.


      Sin comitiva al funeral de Benedicto

      El gobierno ha escuchado el pedido del actual Papa para que se limiten los viajes de políticos y funcionarios al Vaticano, y más en este 2023 que comienza, que es un año electoral. Hasta este domingo no se ha designado comitiva para participar de los funerales que serán el jueves 5. La Argentina será representada por la embajadora María Fernanda Silva. Una gran diferencia por la mega comitiva que acompañó las exequias de Juan Pablo II° en 2005, que incluyó un padrón multipartidario en que convivieron por algunas horas, juntos y orando, Menem y Duhalde -que no se hablaban desde 1999- y George Bush y Bill Clinton, el agua y el aceite de la política americana.

      El argumento de Olivos es que no hay protocolo previsto para el funeral de un Papa emérito, salvo invitaciones a los gobernantes de Alemania y de Italia. Con eso basta para que no viaje hasta ahora, ni Guillermo Oliveri, que estuvo también en el sepelio de Juan Pablo II. Para el Gobierno es una mortificación, porque ha buscado no alejarse de Bergoglio más de lo necesario. Lo desairó con proyectos como el de la legalización del aborto, y hiere a funcionarios cercanos al Presidente, como el vicejefe de gabinete Juan Manuel Olmos, que mantiene una amistad y una lealtad casi filial con Bergoglio desde su infancia. También hiere al canciller Santiago Cafiero, que pertenece a una etnia que proveyó dos embajadores ante el Vaticano.

      Cuando éstos gestionaron un viaje de Alberto Fernández para verse con el Papa, escucharon una respuesta desalentadora. "¿De qué podríamos hablar?" En aquel momento el justificativo fue la salud del pontífice, que en sus últimas apariciones muestra una mejoría en su rodilla. Ha verificado, según quienes han estado con él (como algunos miembros del episcopado argentino), una calcificación ventajosa. Camina poco, pero igual sostiene que este es un año electoral.


      Hay Papa para rato

      La muerte de Benedicto invalida la frase que repitió Bergoglio varias veces cuando prometió que moriría siendo Papa: no puedo irme y dejar a la Iglesia con tres Papas -el sucesor y dos eméritos-. Nadie piensa tampoco que Francisco deje el pontificado en el corto plazo. La Iglesia está embarcada en un sínodo histórico, que los expertos comparan en importancia y profundidad al Concilio Vaticano II (1962-1965) que revolucionó a la Iglesia. Ese sínodo, del que participarán obispos y laicos, se viene debatiendo en todo el mundo desde hace más de un año y culminará a un debate que ocurrirá en el Vaticano entre este año y 2024. Nadie cree que Bergoglio se vaya antes de que culmine ese sínodo, que tiene una agenda que, si avanza, producirá otra revolución en la Iglesia.

      Hay otra fecha que Bergoglio querrá presidir: el Jubileo de 2025. Los jubileos o Años Santos se celebran cada 25 años y son años "de gracia" del Señor, que traen indulgencias o perdones masivos. Suelen ser ordinarios, como el de 2025, o extraordinarios, como el que declaró Francisco en 2015. Ese año jubilar "de la Misericordia" contuvo un perdón para las mujeres que hubieran emprendido el aborto. Fue una señal de que algo había cambiado en el Vaticano.



      Sobre la firma

      Ignacio Zuleta
      Ignacio Zuleta

      Periodista y consultor político